Editorial Alaire

Hoy tengo un día tonto, tontísimo proclamo
y me hacen sonreír hasta los arrabales
si un niño está gracioso con barro hasta las cejas
porque ha llovido nácar
y en su casa no hay grifos
donde su madre pueda lavarle la miseria.

Tiene parte de culpa el niño arrabalero
porque va y me sonríe y son blancos sus dientes
diminutos y altivos como flores de azahar.

Son esos días tontos
en los que la sonrisa es una cataplasma
que se pone en la boca para aplacar la ira
y el asco de los dioses que se revuelven dentro.
Ando baja de tono lo confieso.
No dispongo de fuerzas para ninguna guerra.

Gran arma la risa, temida por muchos, deseada por otros. No está al alcance de cualquiera. Tú la manejas como nadie y placer el mío por compartirla.
+b+e+s+o+c+ó+m+i+c+o+

¿MiBleti por ahí perdioda?
Te pasa por los dias tontos, ese debçia ser , es cierto de lo mas tonto.
Te subo el poema, que es de los tuyos.

Seguro que los que tienen con frecuencia días tontos (es mi caso), se identifican totalmente con tu poema...
Me gusta mucho tu poesía y todo lo que dices en ella, ya lo sabes.

Un placer,

Carmen