Editorial Alaire

¿Qué podría ser inSerto en las cuerdas de Saturno?

Cuando otra gravedad modifique mis células
y mis impulsos de asesino
devengan temblor      desangrado 
como tronco santo de una guitarra 

¿una rana incestuosa de Bhaso?

¿Qué tal un Marte sin tiempo?

Repartido quantum de luz y sangre 
que genera en su mente las lunas 
abriendo heridas
desde tus piernas hasta la nuca cristalizada

¿el vino doliente de Li Po?

¿Navegaría Neptuno mi deseo carnal?

Sin agua            sin esperanza
en la desesperada derrota de sí mismo
del hueco remontado a un rayo de luz
el giro una y otra vez a la deuda de Dios    
a llamar Nada    a algo impreciso y doliente

¿sería mi cuerpo entonces la flecha deseada de un Koan?

A.B.

Me has dejado en un estado de perplejidad del que saldré en algún momento. Todo el poema es un Koan en sí mismo, o eso creo. Preguntas que hacen que se mueva el intelecto, pegando saltos como la rana, hasta que algo hace "plof" y se ilumina la idea o el camino que puede marcar, a cada uno, el sentido de este poema.
El cuerpo dulce de una guitarra (quejios que arranca una mano maestra), la sencillez de un haiku (el viejo estanque...una rana ha saltado ¡plop! Matsuo Basho ), esa deuda de dios que puede consistir en no dejarnos llevar por el deseo, en castigarnos siempre alrededor de la pasión sin tocarla. O en un puñado de miedos concretos.

Pasa un quatum vestido
ciegos los cuerpos se mueven
Ciego mi cuerpo quiere sacar algo
-no sé para qué-
Tan azul
¿Navegaría Neptuno mi deseo carnal?
Y a mí se me ha quedado ese verso
como si en él se encontrara la luz.

Tigana Nelson escribió: Pasa un quatum vestido
ciegos los cuerpos se mueven
Ciego mi cuerpo quiere sacar algo
-no sé para qué-
Tan azul
¿Navegaría Neptuno mi deseo carnal?
Y a mí se me ha quedado ese verso
como si en él se encontrara la luz.

Fantástico tu descubrimiento, tu recomposición. Finalmente era tu poema.
La deuda de Dios con nosotros es devolvernos el cuerpo. El arco. La flecha.
No hay materia sin placer. No hay miedo.

Desorientada, sin saberse onda o partícula está la mente, está el cuerpo: es lo mismo.
Los dos crean por igual el mundo que nos rodea. Cada vez es más difícil distinguir. ¿Dónde estamos?
Alguien lo diferencia y no es cierto. Dos facies de la misma irrealidad.

Tu pregunta es la clave: ¿Navegaría Neptuno mi deseo carnal?

Siempre me inspiras Ana. ¿Qué eres si no?:
El salto de una rana en el charco. Gracias.

Bello e interesante trabajo de Armilo.

Me ha gustado la forma de comunicarse a través del verso. Un placer
Abrazos a los dos
Pilar

Gracias Rafel por tu lectura.

Pilar Morte escribió:Me ha gustado la forma de comunicarse a través del verso. Un placer
Abrazos a los dos
Pilar

Sí es cierto Pilar. Es una pasión compartir con Tigana y a través del verso nos divertimos mucho.

Abrazo

Armilo Bretón escribió:

¿Qué podría ser inSerto en las cuerdas de Saturno?

Cuando otra gravedad modifique mis células
y mis impulsos de asesino
devengan temblor      desangrado 
como tronco santo de una guitarra 

¿una rana incestuosa de Bhaso?

¿Qué tal un Marte sin tiempo?

Repartido quantum de luz y sangre 
que genera en su mente las lunas 
abriendo heridas
desde tus piernas hasta la nuca cristalizada

¿el vino doliente de Li Po?

¿Navegaría Neptuno mi deseo carnal?

Sin agua            sin esperanza
en la desesperada derrota de sí mismo
del hueco remontado a un rayo de luz
el giro una y otra vez a la deuda de Dios    
a llamar Nada    a algo impreciso y doliente

¿sería mi cuerpo entonces la flecha deseada de un Koan?

A.B.

Me gusta este lenguaje de fresco simbolismo, Armilo. Sin duda hay que ir a cada uno de esos charcos cósmicos y tomar de su fuente
fidedigna. ERA