Editorial Alaire

Somos viajeros en ese tren que es nuestra existencia, supervivientes que se alimentan de sueños o fe para dar sentido a sus días.

Estupendo poema, Rafel.

Un abrazo.

Muchas gracias, amigo Armilo, te agradezco el comentario y me alegra que te haya gusta el poema.
Un cordial abrazo.

Un tran tran del tren al que en su primera mitad le vi rima y luego me di cuenta que fue casualidad
para que acudieran a él los interesados en salir huyendo de la desesperación y los problemas.
Me da que hay una intención de que la media humanidad que busca una butaca en el tren de la libertad
encuentre sitio a pesar de las propias estrecheces que abren el sentir de la palabra, que tan bien
dilucidaste en verso.

Muchas gracias, amigo Xaime, te agradezco el comentario y me alegra verte de nuevo por aquí.
Un cordial abrazo, compañero.

Estos trenes, Rafel, a pesar de estar en la niebla tienen un largo recorrido, así lo dices al final del poema. Ya lo he leído varias veces, en todas he podido disfrutar de su calidad.

Un abrazo.

Belleza y profundidad que impacta querido amigo...
Un gusto leerte siempre...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Rafel,

me ha gustado mucho el poema, amigo. Como dice Gerardo, esos trenes y estaciones dan lugar a múltiples interpretaciones, dejan abierto el sentido de su viaje al lector. Me gusta esa manera de dejar abierto el poema para que el lector lo remate pensando en su propia vida.

Un abrazo, amigo.

Muchas gracias, amiga Pilar, te agradezco el comentario y me alegra que te haya gustado el poema.
En realidad, el tren y su ambiente quieren ser nosotros y la vida misma, los días pasan, el tiempo se va y nosotros permanecemos en el mismo sitio, aunque cada vez está más nublado, porque los años o los trenes no pasan en balde.
Un fuerte abrazo, compañera.

Rafel Calle escribió:Eran pasajeros de una fe sin rumbo
y también residual porque nada es eterno;
eran la última estación, los trenes
que pasan sin parar o no llegan a tiempo.

Eran raíles ahítos del óxido
cautivo en el culmen del acero
celosamente frío; eran la costumbre
de un tran tran difuso, casi ciego,
en los paisajes nublados,
porque nada es eterno.

Eran por ser definición
y la indefinición de los conceptos
rotos a base de insistir compulsivamente
en el gris más denso de las nubes,
eran sin sol o un reto del poniente
en busca de una amnistía
que los reos de la niebla le reclaman a la suerte.

Eran un vagón de cola y el encanto
de las sombras, espejismos o los trenes
que vienen y van
y nunca se detienen.

Y, sí, el contenido es una perfecta alegoría de nuestras vidas. En el final, he tenido la satisfacción de constatar que estos trenes "nunca se detienen", o quizás esos días muertos, días donde uno amanece desplomado, sean los andenes, los trenes que brevemente se detienen. Yo me veo reflejado en uno de esos "reos de la niebla". Hay sustancia filosófica en este poema, como debe haber en todo buen poema. En cuanto a la forma, veo que nos encontramos frente a un puro verso multimétrico, cuya armonía musical se sostiene sobre un peculiar ritmo de timbre, con rimas asonantes que cambian de "e-o a e-e", y en repeticiones sintácticas, anáforas (fundamentalmente el vocablo "eran" que a mí me suena como ese "nada más" del poema "El cuervo" de Poe. Me da esa impresión de atemporalidad, de no conocer el tiempo del suceso). Y también notamos emparejamientos de disposiciones métricas: "que pasan sin parar/7 o no llegan a tiempo/7" o "que los reos de la niebla/8 le reclaman a la suerte/8. Por más que los versos sean de naturalezas acentuales diferentes (par e impar), el hecho de que estas estructuras contengan parejas métricamente equivalentes, ubicadas en posiciones idénticas (como hemistiquios del mismo verso) las convierten en fuertes elementos rítmicos. He llegado a la conclusión de que, hoy por hoy, el cambio de ritmo dentro de un poema, ya no se censura. Se aprecia una notable y agradable armonía rítmica cuando el talento del poeta lo sabe utilizar. Las sinfonías clásicas son un buen ejemplo de esto. Mis aplausos, Estimado compañero.

Un abrazo grande.
Óscar

Me ha gustado el poema amigo Rafel, esos trenes de la vida que tanto nos hablan. Mi padre era ferroviario y yo soy un entusiasta de los trenes. Un abrazo, amigo.

Me ha encantado este poema, Rafel. Hay versos hermosísimos durante todo el trayecto a ritmo del tran tran. Precioso cierre.

Un fuerte abrazo,

Judit

Fabuloso este poema sobre la vida misma, Rafel:

Los trenes, el devenir, el paso del tiempo. A veces, cuando nos ponemos a pensar sobre el sentido de la vida nos quedamos perplejos. Pero ¿Qué sentido tiene todo esto si al final nos morimos?

Ah...esos trenes entre la niebla son como nuestro destino, apabullante, absoluto, residual...

Un poema que hace pensar y tiene una gran belleza. Ritmo, eufonía y profundidad.

Me ha gustado mucho
Abrazos
Enhorabuena
Ana

Simplemente magnifico querido profe !!!!!!!!!!!!!!!!!

mil besos y mil gracias

Curra

Muchas gracias, amigo Julio, te agradezco el comentario y me alegra que te haya gusta el poema.
Abrazos, compañero.

Rafel, quizá esos trenes de la niebla que van y vienen, no se detengan, pero nosotros sí, nos detenemos ante éste, tuyo, pues creemos que tiene mucho paisaje escondido para mostrarnos y hacer vaiioso nuestro viaje.

Un lujo siempre, estar compartiendo ventanillas, contigo.

Mi gran abrazo, colmado de empatía poética y gratitud. Maestro.

Mitsy