Editorial Alaire

Solo buscaba abrigar el silencio,
que incubase mi aliento,
hacer del aire una catedral 
sin campanas.
La extensión del destino se cernía ante mí
blanca como la infancia.

Ah, pero las sombras muerden
a los perros del cielo.
Un ángel de grisú se adhiere
a la memoria
enhebrando pozos de negrura;
camina
con manos azules
hasta darnos alcance
y tatuarnos un pájaro petrificado
en la sien
del olvido.

Solo buscaba compartir mis peces
moribundos bajo el sol
del insomnio,
abrirlos en canal, mostrar sus vísceras,
alimentar con ellas a las gaviotas del viento.
Pero los peces intentan prolongar su agonía:
aletean en versos oscuros,
respiran en charcos de inquietud,
intuyendo, quizá,
su destino oceánico
bajo la desazón de unos ojos
hambrientos.

Una avidez sensible se desprende en la intensidad vibrante de tus versos querida amiga...es muy conmovedor...
Bello leerte siempre...te abrazo con todo mi cariño...

Un poema fuerte con logradas e interesante imágenes. Ya sabes que me gusta como escribes.
Abrazos
Pilar

Es como si el mundo fuera un océano... Demasiado grande, con suficiente espacio para que las olas blancas hagan añorar la infancia... Solo queda el recuerdo, la soledad se hace compañera, y una se rinde y se limita a sobrevir, a sobrellevar la agonía como los peces....hay hambre de vida, de despertar del letargo.... Es mi impresion al leer y releer tus versos... Tristezas, olvidos, soledad, dolor... Un poema transmisor....cargado de imagenes muy sentidas.
Ha sido grato descubrirte. Un saludo

Introspectivo sentir que ahonda en el poema con la fuerza y decisión que requiere reconocerse
entre lo que quiere el corazón y lo que traduce la metáfora.

un abrazo

Qué original siempre, Rosa, qué bien escribes.
Un abrazo

Es todo un privilegio, Rosa, poder compartir la originalidad, la sensibilidad y la hondura de tu verso.

Un abrazo.

Rosa Marzal escribió:Solo buscaba abrigar el silencio,
que incubase mi aliento,
hacer del aire una catedral 
sin campanas.
La extensión del destino se cernía ante mí
blanca como la infancia.

Ah, pero las sombras muerden
a los perros del cielo.
Un ángel de grisú se adhiere
a la memoria
enhebrando pozos de negrura;
camina
con manos azules
hasta darnos alcance
y tatuarnos un pájaro petrificado
en la sien
del olvido.

Solo buscaba compartir mis peces
moribundos bajo el sol
del insomnio,
abrirlos en canal, mostrar sus vísceras,
alimentar con ellas a las gaviotas del viento.
Pero los peces intentan prolongar su agonía:
aletean en versos oscuros,
respiran en charcos de inquietud,
intuyendo, quizá,
su destino oceánico
bajo la desazón de unos ojos
hambrientos.

Rosa, tu talento es de faldas largas. Mis respetos,Poeta. ERA

Todo un derroche de belleza y talento. Excelente poema, Rosa. Mis felicitaciones y abrazo, querida amiga.

Hermoso poema de Rosa.

Me ha encantado el poema, querida amiga. Recibe mis abrazos sinceros, Rosa.

Una mirada oceánica a la muerte se despliega en esa voz, que muestra las vísceras. Nos lleva al territorio de la inmovilidad.

Mi enhorabuena, Rosa por este gran poema que nos dejas.

Un abrazo, amiga.

Cómo me gustan tus versos, amiga. Siento una armonía en mi espíritu al leerte. Tu poesía me penetra, me llena, me satisface. Me gusta lo que dices y cómo lo dices. Soy tu lector incondicional.

Un abrazo.
Óscar

Emoción al leerte Rosa, tal cual.
Emoción y admiración.
Beso grande