Editorial Alaire

El cuerpo se desprende de lo denso
y deja en el planeta las mil sombras,
para partir contento hacia la luz
y captar la belleza de la rosa.
El alma se prepara para el viaje
y deja las cenizas en la soga
que ata las memorias al pasado
mientras los nombres quedan en la losa.
El espíritu lucha en las tinieblas
para abrazar al ángel de las obras
y liberarse pronto de lo pérfido
en medio de batallas con las boas.
El ADN muta y se hace cuántico,
deviene suavidad dentro del soma,
persigue el misticismo de los tronos
y pretende asombrar entre las horas.
Las células deambulan por espacios
y huyen de las garras de las cosas,
alteran la sustancia de la esencia,
se desprenden del hambre de las lobas.
Los átomos alteran su frecuencia,
se convierten en soles, nebulosas,
estrellas adoradas por los hombres
y sonidos sagrados en las bodas.
La mónada traduce su misión
al lenguaje ritual que siempre asoma
por la sonrisa blanca de un arcángel
que cumple los mandatos en sus loas.
El ser se hace de fuego poco a poco,
y calma la materia y la transforma,
la inunda con las llamas del amor
y desintegra el plomo con su boca.
El elemento tierra se hace éter
y cambia su sentir cuando lo roza
con límites de tiempo en otra historia
que huye de la vida cuando invoca.
El aire sideral se hace de hielo,
inocula su frío en una ola
que marca su presagio sumergida
al trasluz del intento de una roca.
La trayectoria nítida del agua
descubre la hermosura en la hora nona
abrazada a los cuásares eonarios
que entronizan las letras en sus ondas.
El cuerpo se transmuta en una estrella
que se alza como música y derrota
a Luzbel y a sus huestes infernales
con el pulso y la sal de supernova.


Ana Muela Sopeña

Un cósmico viaje que desnuda al infinito son tus versos amiga...
Bello leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Fascinantes esos viajes, que son místicos y cómplices, que toman vino en cualquier terraza, y se hacen hermosura y poesía.

Mil besos y mil gracias

Curra

Ana Muela Sopeña escribió:El cuerpo se desprende de lo denso
y deja en el planeta las mil sombras,
para partir contento hacia la luz
y captar la belleza de la rosa.
El alma se prepara para el viaje
y deja las cenizas en la soga
que ata las memorias al pasado
mientras los nombres quedan en la losa.
El espíritu lucha en las tinieblas
para abrazar al ángel de las obras
y liberarse pronto de lo pérfido
en medio de batallas con las boas.
El ADN muta y se hace cuántico,
deviene suavidad dentro del soma,
persigue el misticismo de los tronos
y pretende asombrar entre las horas.
Las células deambulan por espacios
y huyen de las garras de las cosas,
alteran la sustancia de la esencia,
se desprenden del hambre de las lobas.
Los átomos alteran su frecuencia,
se convierten en soles, nebulosas,
estrellas adoradas por los hombres
y sonidos sagrados en las bodas.
La mónada traduce su misión
al lenguaje ritual que siempre asoma
por la sonrisa blanca de un arcángel
que cumple los mandatos en sus loas.
El ser se hace de fuego poco a poco,
y calma la materia y la transforma,
la inunda con las llamas del amor
y desintegra el plomo con su boca.
El elemento tierra se hace éter
y cambia su sentir cuando lo roza
con límites de tiempo en otra historia
que huye de la vida cuando invoca.
El aire sideral se hace de hielo,
inocula su frío en una ola
que marca su presagio sumergida
al trasluz del intento de una roca.
La trayectoria nítida del agua
descubre la hermosura en la hora nona
abrazada a los cuásares eonarios
que entronizan las letras en sus ondas.
El cuerpo se transmuta en una estrella
que se alza como música y derrota
a Luzbel y a sus huestes infernales
con el pulso y la sal de supernova.


Ana Muela Sopeña

Estos temas siguen recreándose en nuestro subconsciente y en la noosfera del intelecto. Creo que porque no hay fuente verificable, al parecer, seguimos ramificando la mitología, nacen otras ramas en este árbol místico que nos oxigena la parte invisible. Actualmente estudio a Nummo, y los Dogons...y es ese twist que ahora tenemos, Ana, ese twist del ADN siendo toda nuestro diseño divino, lo desconocido e improbable, aquello que seguirá produciendo excelente expresión en las Artes. Un placer leerte, admirada y respetada Ana. ERA

Pudiera ser que viniéramos del espacio y que a él volvamos. Qué bien manejas losviajes siderales
y más desde este romance real o heroico lleno de buen ritmo y de claras luces galácticas.

Felicitaciones y un abrazo

Nancy, gracias por rodear mis versos con tus palabras.

Besos
Ana

Gracias, Curra, eres poeta incluso cuando haces un comentario.

Agradezco mucho te hayas acercado a este poema.

Besos
Ana

Era, así es...cada uno de nosotros nos imaginamos el mundo post mortem de un modo. Esta es una forma...como yo lo concibo.

Yo creo que la energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma.

Un beso grande
Ana

Este poema que muestra el viaje de la energía a otro espacio está tratado con sensibilidad y elegancia. Un gusto leerte.
Besos
Pilar

Muy bello poema recreando lo que puede ser la metamorfosis del ser hasta formar parte del pulso del Cosmos.
Mi felicitación, Ana.

Un abrazo.

Hermoso e interesante poema de Ana.