Editorial Alaire

Por la comisura de sus labios,
renacen las sonrisas congeladas
que quedaron intactas, a la espera
de resurgir, renacer nuevamente,
dejando atrás, la cara lánguida,
desencajada, mostrada hasta entonces
como un fúnebre lienzo, desdeñado,
arrugado y cansado por los ciclones
de la vida… Azotado por el dolor,
ahora el atardecer le devuelve su color
y su boca… rebosa de ansías.

Por la hendidura de sus manos,
se vivifican los abrazos del alma
que endebles, fenecían moribundos
al amor, retando a pulsos a la vida.
Con las yemas de los dedos ya frías,
se aferraba con ímpetu al otro ser
des-alado, buscando una fisura,
una leve obertura donde encontrar
la calma, la similitud perdida
que tantas veces había saboreado…


Ahora, el amanecer regresaba
y su interior, mariposa adormecida
de alas celestiales, se mimetizaba
con el otro ente, que por la comisura
de su alma le regalaba de nuevo
la luz interna, las sonrisas dadas,
antes gélidas, que ahora, candentes,
talladas, se esculpían de nuevo… en el alma.

Ónice Canet

Vibrantes y esperanzadores resuenan tus versos querida amiga...
Bello leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Hermoso poema de Ónice.

Esperanza y nuevo resurgir en tus hermosos versos. Un placer leerte
Besos
Pilar

Ónice Canet escribió:

Por la comisura de sus labios,
renacen las sonrisas congeladas
que quedaron intactas, a la espera
de resurgir, renacer nuevamente,
dejando atrás, la cara lánguida,
desencajada, mostrada hasta entonces,
como un fúnebre lienzo, desdeñado,
arrugado y cansado por los ciclones
de la vida… Azotado por el dolor,
ahora el atardecer le devuelve su color
y su boca… rebosa de ansías.

Por la hendidura de su manos,
se vivifican los abrazos del alma
que endebles, fenecían moribundos
al amor, retando a pulsos a la vida.
Con las yemas de los dedos ya frías,
se aferraba con ímpetu al otro ser
des-alado, buscando una fisura,
una leve obertura donde encontrar,
la calma, la similitud perdida
que tantas veces había saboreado…


Ahora, el amanecer regresaba
y su interior, mariposa adormecida
de alas celestiales, se mimetizaba
con el otro ente, que por la comisura
de su alma le regalaba de nuevo
la luz interna, las sonrisas dadas,
antes gélidas, que ahora, candentes,
talladas, se esculpían de nuevo… en el alma.

Ónice Canet

Muy bello poema, Ónice. Me alegra descubrir tu poesía.ERA

Muy hermoso Onice !!!

mil besos y mil gracias

Curra

Místico y ensoñador, exponente del poder taumatúrgico del amor. Ha sido un placer conocer este hermoso canto a la vida, Ónice.

Un abrazo.

Poco a poco voy acostumbrándome e tu poesía. Veo elementos muy originales en el discurso. Esas cláusulas largas le otorgan un aire místico, como de oración. Me gustó el tratamiento que le das al amor, a la recuperación del amor que se había enfriado. Tu lenguaje es elegante, pulcro, y este detalle hace que tu poema sea valioso para este foro. Te felicito.

Un abrazo, amiga.
Óscar

Te leo por primera vez, y observo unos versos excelentes, suaves en su discurso amoroso, donde la esperanza fluye en todo el poema. Me ha gustado y te seguiré leyendo, en la medida de mis posibilidades.
Recibe mi felicitación y un fuerte abrazo desde mi isla.

José Manuel F. Febles

Intrínsecamente amoroso el poema y muy bien dispuesto y desarrollado.
Leído placenteramente vislumbrando como cuerpo alma y pluma se inspiran adecuadamente.

un abrazo

Nancy... Siempre por aqui... Un fuerte abrazo.

Rafael... Gracias. Un saludo.

Pilar.... Asi es... Un nuevo abrir de alas a la vida. Me alegra te haya gustado. Un abrazo.

Aristy... Muchisimas gracias por tu lectura... Iremos descubriendo este mundo lleno de letras. Un abrazo.

Curra.... Gracias por pasar. Me alegra saber que te ha llegado. Un abrazo