En la ventana
Publicado: Lun, 17 Dic 2007 0:58
Estaba allí frente a la ventana, con la mirada perdida en lo profundo de sus recuerdos. Como todas las tardes se sumergía en una infinita contemplación al vacío. Ausente de todo a su alrededor, poco a poco se fue transformando en una triste imagen. De vez en cuando susurraba palabras como plegarias inentendibles.
Todos en el pueblo la conocían, sabían de su historia: hija única y consentida, su padre había cumplido todo capricho, viajó, conoció el mundo, era alegre, parecía feliz, tuvo algunos novios a los que ella finalmente rechazó.
Fue aquella tarde de julio cuando algo cambió, fue como un vuelco a toda su humanidad, la gente del pueblo comentaba que había perdido la razón. Perdió la razón. Murmuraban al verla pasar. Su padre, sumido en la pena al ver a su hija convertida en el hazmerreír de todos, consultó médicos, un par de médium y hasta un chamán. Nadie encontró la cura y menos el motivo de su estado, divagaba hablando del amor, de la necesidad de amor y paz...
Aquella niña a la que nunca nada faltó de pronto descubrió que existía el hambre; que los seres humanos se destruían unos a otros y por si fuera poco observaba como ese mar que contemplaba desde siempre se convertía en vertedero de desperdicios.
Decidió auto exiliarse en ella misma para ocultar la realidad, acostumbrada a conseguir todo lo que deseaba era insoportable e insostenible la vida sin poder cambiar la humanidad.
Todos en el pueblo la conocían, sabían de su historia: hija única y consentida, su padre había cumplido todo capricho, viajó, conoció el mundo, era alegre, parecía feliz, tuvo algunos novios a los que ella finalmente rechazó.
Fue aquella tarde de julio cuando algo cambió, fue como un vuelco a toda su humanidad, la gente del pueblo comentaba que había perdido la razón. Perdió la razón. Murmuraban al verla pasar. Su padre, sumido en la pena al ver a su hija convertida en el hazmerreír de todos, consultó médicos, un par de médium y hasta un chamán. Nadie encontró la cura y menos el motivo de su estado, divagaba hablando del amor, de la necesidad de amor y paz...
Aquella niña a la que nunca nada faltó de pronto descubrió que existía el hambre; que los seres humanos se destruían unos a otros y por si fuera poco observaba como ese mar que contemplaba desde siempre se convertía en vertedero de desperdicios.
Decidió auto exiliarse en ella misma para ocultar la realidad, acostumbrada a conseguir todo lo que deseaba era insoportable e insostenible la vida sin poder cambiar la humanidad.