Editorial Alaire

Una campana
va a despertar al fauno de su siesta
hiriendo su ceguera
-su lenta ceguera salvadora-
Ahora la tarde es de un azul proscrito,
palidece la luz,
se abren viejas úlceras sobre la piel
del río...

Pronto
una sangre de bronce emanará del alma
del silencio,
excitando la sed
de la memoria;
a un ceño de su garganta
aflorarán las venas de la infancia,
se agolpará en su corazón un blanco hondo,
un verde-fuego vendrá a sembrar su espada incandescente
en las febriles uñas del estío.

Cada nueve de agosto
nos estalla el confeti de una ilusión ingenua
entre las manos,
el aire vibra al son de las charangas,
el bullicio
doblega el pulso de la ciudad
durmiente

Cada nueve de agosto
alguien riega de pólvora las macetas de Dios.

Y viva la fiesta! tus versos tienen belleza y buen hacer con cualquier tema que trates. El poema muy logrado. Felicidades y a disfrutar.
Besos
Pilar

El poema, Rosa, transmite lo que tú quieres, es aterrador, tenso e hiriente, no hay nada que celebrar ese 9 de Agosto, tú nos lo recuerdas. Tu poesía se adhiere con una fe ciega al nunca más.

Un abrazo.

Intensidad que captura y conmueve querida amiga...
Siempre bello leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Excelente poema. Su final de los de recordar. Un abrazo.

Wow Rosa, qué cierre, qué profundo grito de guerra! Estoy contigo soldado, por ese mundo ingenuo que nos abre las venas del corazón, porque en el fondo, seguimos siendo niños.

Gracias por compartirnos tu excepcional arte.

Besitos. Mitsy

He sentido una comunión especial y profundísima con este poema, Rosa. Exploxionar y rastrear el mismísmo aire en la luna de agosto. Subir con su lirismo a una estratósfera blanda, sagrada, intimidante.

De nuevo, sólo una ovación sostenida, puede hacer algo de justicia a tu gran entrega.

Abrazos y felicidad.

Magnífico poema, para traer al foro malos recuerdos y tensas circunstancias. ¿Para qué se inventó la pólvora?
No solo hace ruido, también mata y devuelve a la memoria malos tiempos de sangre y grito en la garganta.

Un abrazo

Rosa, entrar en tu espacio siempre es garantía de calidad.

Me gusta mucho tu poema.

Felicidades
Un beso enorme
Ana

Rosa Marzal escribió:Una campana
va a despertar al fauno de su siesta
hiriendo su ceguera
-su lenta ceguera salvadora-
Ahora la tarde es de un azul proscrito,
palidece la luz,
se abren viejas úlceras sobre la piel
del río...

Pronto
una sangre de bronce emanará del alma
del silencio,
excitando la sed
de la memoria;
a un ceño de su garganta
aflorarán las venas de la infancia,
se agolpará en su corazón un blanco hondo,
un verde-fuego vendrá a sembrar su espada incandescente
en las febriles uñas del estío.

Cada nueve de agosto
nos estalla el confeti de una ilusión ingenua
entre las manos,
el aire vibra al son de las charangas,
el bullicio
doblega el pulso de la ciudad
durmiente

Cada nueve de agosto
alguien riega de pólvora las macetas de Dios.

Me ha encantado tu poema, Rosa. Tiene todos los condimentos para que se convierta en un poema emblemático. Gracias por tu amabilidad en informarme sobre la fiesta de san Lorenzo del 9 de agosto. Evidentemente se siente el contraste de la fiesta con la tristeza nostálgica que emanan de tus versos. El último verso es revelador: siempre, en este tipo de eventos sociales, habrá esos riegos de pólvora en el cielo.
Me gustó mucho, también, el ritmo, el precioso ritmo, basado en una estructura endecasilábica.

Un abrazo fuerte.
Óscar

Rosa Marzal escribió:Una campana
va a despertar al fauno de su siesta
hiriendo su ceguera
-su lenta ceguera salvadora-
Ahora la tarde es de un azul proscrito,
palidece la luz,
se abren viejas úlceras sobre la piel
del río...

Pronto
una sangre de bronce emanará del alma
del silencio,
excitando la sed
de la memoria;
a un ceño de su garganta
aflorarán las venas de la infancia,
se agolpará en su corazón un blanco hondo,
un verde-fuego vendrá a sembrar su espada incandescente
en las febriles uñas del estío.

Cada nueve de agosto
nos estalla el confeti de una ilusión ingenua
entre las manos,
el aire vibra al son de las charangas,
el bullicio
doblega el pulso de la ciudad
durmiente

Cada nueve de agosto
alguien riega de pólvora las macetas de Dios.

Ovación, Rosa! Excelente, una implosión poética que descarga la magia de la imaginación, la divinidad del corazón. Te felicito! ERA

un poema muy sugerente, amiga Rosa, cada uno declos versos nos remiten al calor del cielo de verano de agosto, a sus fiestas, a su sensualidad, ya su fuego.... Precioso.

Bicos.

Muy bello poema de Rosa.

Cegarse con el otro corazón, el que vaga por el cielo, y sonreirle porque ya pueden abrirse los ojos. Se siente en el cabello, en el nacimiento de los dedos, en las muñecas, como si la palma fuese sólo un tránsito, y la luz caediza nos dijera que podemos ahorrarnos las palmas. El momento en que saltar es acabar con la dolorosa lejanía. Enorme, Rosa. Abrazo grande.

Sube para deleite de todos.