Soneto de tus vísceras (Baldomero Fernández Moreno)

Óscar Distéfano

La rebeldía es, si se quiere, una cualidad natural de todo poeta. Siempre se busca romper esquemas, desarticular tendencias, crear nuevas corrientes. Es lo que se denomina el vanguardismo. Una de estas rebeldías que se han dado en el siglo pasado (y que se siguen dando), es la rebeldía contra la belleza. Según creo, existen dos tipos de rebeldías contra la belleza poética: la rebeldía contra la belleza del contenido, y la rebeldía contra la belleza de la forma (que sería ya la rebeldía contra el lenguaje y la musicalidad). En este poema que traigo, se da el primer caso: es un poema que ejemplifica admirablemente el hartazgo hacia los contenidos tradicionalmente bellos. A mí, personalmente, este poema me produce sentimientos encontrados: me parece válido, original, y poéticamente provechoso, ya que escarba un territorio que abrió un amplio horizonte para la creación. No digo que haya sido el precursor del sucismo; pero, sí creo, que contribuyó decididamente con esa corriente. Por otro lado, me provoca un poco de rechazo, porque no le encuentro la emoción sublime que, creo yo, debiera poseer todo poema. Más bien, lo encuadro dentro del grupo de la sátira, del sarcasmo, de la ironía, que es un tipo de poesía un tanto panfletaria, que sirve más bien para propósitos sociales, antes que para los estrictamente poéticos.
De cualquier manera, siempre me ha agradado releerlo.
Su autor es Baldomero Fernández Moreno (San Telmo, Buenos Aires, Argentina, 1886 ? 1950): poeta argentino y médico rural, académico de número de la Academia Argentina de Letras.

Soneto de tus vísceras

Harto ya de alabar tu piel dorada,
tus externas y muchas perfecciones,
canto al jardín azul de tus pulmones
y a tu tráquea elegante y anillada.

Canto a tu masa intestinal rosada,
al bazo, al páncreas, a los epiplones,
al doble filtro gris de tus riñones
y a tu matriz profunda y renovada.

Canto al tuétano dulce de tus huesos,
a la linfa que embebe tus tejidos,
al acre olor orgánico que exhalas.

Quiero gastar tus vísceras a besos,
vivir dentro de ti con mis sentidos. . .
Yo soy un sapo negro con dos alas.