La música de la vida
Publicado: Mar, 28 Jul 2015 16:15
No comprendo el lenguaje con sus extrañas palabras
pero escucho a vuestros mejores compositores,
entre ellos Beethoven.
La luna queda a mis espaldas, con sus arrecifes:
vuestros dulces sueños.
Gotea la gelatina de mis ojos cuando miro por la escotilla
un planeta aún lejano para mí,
un cielo clareado entre gases.
Viajo en la luz que se desprende de vuestras retinas
y aún no comprendo qué queréis de mí;
sólo siento el arrullo de una paloma
dándome acogida en vuestros corazones,
cantando vuestro dolor, atado de pies y manos.
No comprendo vuestras palabras sin música.
Solo la melodía derrite la masa de gelatina
que viaja desde el espacio exterior
hacia un planeta que canta su dolor.
Llorad vuestras palabras para que se ahoguen
en un cielo estrellado
y urdido en las constelaciones de la música.
Recibirme en un palpitar continuo de notas
al piano, al violín;
o en el silencio de unas manos
que acarician otras manos,
y con dulzura, casi temblando,
retiran un mechón de cabellos.
Viajo a través del espacio y no comprendo el tiempo.
Veo con entusiasmo y fervor a través de mi escotilla:
vuestros ojos enamorados.
No comprendo qué queréis decir cuando decís: amor.
Sólo siento las notas de las estrellas en la melodía
de vuestros cuerpos de carne y hueso.
Pero no entiendo cómo se puede vivir encerrado en un cuerpo
pues no tengo un tiempo delimitado de vida
más allá de la música:
el agua que nace de las estrellas.
Atrás quedaron espirales de agua y música,
vagando sin rumbo por el espacio;
ahora viajo hacia vosotros: el tiempo.
Escuchadme en la música de una mirada cualquiera
con la que os encontréis cualquier día,
cuando salgáis a comprar el pan, o a trabajar.
pero escucho a vuestros mejores compositores,
entre ellos Beethoven.
La luna queda a mis espaldas, con sus arrecifes:
vuestros dulces sueños.
Gotea la gelatina de mis ojos cuando miro por la escotilla
un planeta aún lejano para mí,
un cielo clareado entre gases.
Viajo en la luz que se desprende de vuestras retinas
y aún no comprendo qué queréis de mí;
sólo siento el arrullo de una paloma
dándome acogida en vuestros corazones,
cantando vuestro dolor, atado de pies y manos.
No comprendo vuestras palabras sin música.
Solo la melodía derrite la masa de gelatina
que viaja desde el espacio exterior
hacia un planeta que canta su dolor.
Llorad vuestras palabras para que se ahoguen
en un cielo estrellado
y urdido en las constelaciones de la música.
Recibirme en un palpitar continuo de notas
al piano, al violín;
o en el silencio de unas manos
que acarician otras manos,
y con dulzura, casi temblando,
retiran un mechón de cabellos.
Viajo a través del espacio y no comprendo el tiempo.
Veo con entusiasmo y fervor a través de mi escotilla:
vuestros ojos enamorados.
No comprendo qué queréis decir cuando decís: amor.
Sólo siento las notas de las estrellas en la melodía
de vuestros cuerpos de carne y hueso.
Pero no entiendo cómo se puede vivir encerrado en un cuerpo
pues no tengo un tiempo delimitado de vida
más allá de la música:
el agua que nace de las estrellas.
Atrás quedaron espirales de agua y música,
vagando sin rumbo por el espacio;
ahora viajo hacia vosotros: el tiempo.
Escuchadme en la música de una mirada cualquiera
con la que os encontréis cualquier día,
cuando salgáis a comprar el pan, o a trabajar.