Otro adiós se acerca.
Fueron las últimas palabras
de la vieja hechicera.
Y aunque en tus ojos salinos
/hace siglos/
habita un mar de dunas,
hoy quise distinguir jaymas
tejidas con posos de té
y versos antiguos
que desmenuza el al-quiam.
Tal vez se ahogue en la embriaguez
de la demencia y caricias ficticias
lo inevitable.
No volverás a mi boca,
a mis pies con raíces de secuoya,
al galope de otra primavera azul,
al fondo de mis bolsillos vacíos.
Que me maten
si estas manos tiemblan
en el hacer añicos
la puerta del destino.
Que me muera
si no lo consigo.
Porque ya las horas agonizan.
Y buscas ser olvido...
Por fin aquí... De nuevo...
Abrazo emocionado.
Enol Sanyago
