Editorial Alaire

No hubo un día en que no me amanecieras,
una flor sin tus párpados asomándose al mundo
intacto en sus entrañas,
una mano cerrada que abrevara caricias
en la médula del último lamento.

No hubo un sol sin tus pómulos
sonrojándose en la tez del mediodía,
una esponja desnuda,
un viento granulado que olvidara su esencia
en los rincones más curvos
de mi memoria incierta.

No, amor mío,
no hubo sed alguna sin tus glaciares ciegos
arrastrando a mis pies la juventud del mundo
donde fuéramos sueño u hojarasca
invertida en ceniza,
no un beso que no supiera a estancia,
a silencio perpetuo
deslizándose en el talud de nuestros labios.

Solo tú
has osado cumplir esa condena en círculos
con que pintar principios tras la brecha,
has venido a buscarme donde el tiempo
delega bajo el sauce
su caminar torcido,
has sabido narrarme con la voz de los ángulos
la verticalidad más fiel de la esperanza
hasta dejarme siempre al borde
del segundo impulso.

Has quebrado
hasta la última tumba donde guardar la noche
y, sin embargo,
no hubo un día en que las estrellas
no mostraran su lado imperceptible
y llegaran a mí lentísimas, absortas
y casi,
solo casi,
muertas.

María José; este es un bellísimo poema, en su forma y en su técnica. No debes preocuparte por ello tus estrellas aún pueden vivir.

Querida amiga, siempre encontrarte es un lujo, pero hoy más q nunca.
La belleza de este poema es magistral,se enrosca y se instala .


Mil besos y mil gracias
Curra

[quote="María José Honguero Lucas"]/quote]


Vaya poema encantador y amoroso nos ofreces María José, me gustó es un canto poético al amado.

Un caruñosos abrazo, María José

Gonzalo

María José Honguero Lucas escribió:No hubo un día en que no me amanecieras,
una flor sin tus párpados asomándose al mundo
intacto en sus entrañas,
una mano cerrada que abrevara caricias
en la médula del último lamento.

No hubo un sol sin tus pómulos
sonrojándose en la tez del mediodía,
una esponja desnuda,
un viento granulado que olvidara su esencia
en los rincones más curvos
de mi memoria incierta.

No, amor mío,
no hubo sed alguna sin tus glaciares ciegos
arrastrando a mis pies la juventud del mundo
donde fuéramos sueño u hojarasca
invertida en ceniza,
no un beso que no supiera a estancia,
a silencio perpetuo
deslizándose en el talud de nuestros labios.

Solo tú
has osado cumplir esa condena en círculos
con que pintar principios tras la brecha,
has venido a buscarme donde el tiempo
delega bajo el sauce
su caminar torcido,
has sabido narrarme con la voz de los ángulos
la verticalidad más fiel de la esperanza
hasta dejarme siempre al borde
del segundo impulso.

Has quebrado
hasta la última tumba donde guardar la noche
y, sin embargo,
no hubo un día en que las estrellas
no mostraran su lado imperceptible
y llegaran a mí lentísimas, absortas
y casi,
solo casi,
muertas.

Magnífico trabajo, María José, destacar algún verso parece una misión suicida, porque las ricas metáforas, las bellas imágenes van conformado un todo, una historia, el poema, el sentir. Las dos últimas estrofas me parecen especialmente bellas, la penúltima me ha conmocionado porque entiendo perfectamente el sentimiento y lo identifico. El cierre, toda la última estrofa tiene una particularidad bellísima, hace que el lector que lo lee en voz alta, cambie su voz hasta susurrarla....Mi admiración hacia tan talentosa pluma.

Abrazo grande.

Carmen

María José,

me gusta mucho el poema, amiga. Me gusta ese discurrir tuyo, romántico diría, en el que el amor se impone con ternura y pasión a todo lo demás. Me gusta mucho ese final en el que los versos cortos producen un quiebro que cierra el poema de manera muy efectiva. Si me obligaran a dar mi opinión personal y decir una oportunidad de mejora, diría que tal vez en ocasiones abusas un poco de las preposiciones, sobre todo de "en". Combinaciones tipo "en la", "en el" "en que", parecen insertadas para respetar escrupulosamente la cohesión gramatical y diluyen un poquito el ritmo (eso va en estilos, claro, solo te digo mi opinión por si te sirve de algo).

Por ejemplo:

No hubo un sol sin tus pómulos
sonrojándose en la tez del mediodía,

quizá pudiera ser condensada:

No hubo un sol sin tus pómulos
sonrojando la tez del mediodía,

De la eliminación surge la condensación, se evitan sinalefas, mejora el ritmo, el sentido queda respetado y de la tensión gramatical puede surgir una figura que puede ser atractiva (o no, va en opiniones). A veces me ha pasado que eliminado preposiciones aparecen inventos agradables, te lo digo por si te sirve de algo.

Me ha gustado mucho.
Un abrazo.

Me gusta mucho esta voz tuya Maria José, en la que impera un sentido romántico de la vida, una aceptación diría de los defectos presentes en el amor, y que el amor arrastra, y arrastrándolos a su vez, barrer con nuestros límites de no ver como en realidad lo que hace este amor es admitir los propios y trascender.
Una obra cohesionada, con un final con un tempo magnífico.
Un abrazo amiga, me encantó

Un poema precioso, María José, como todos los tuyos.
Un placer de lectura.
Un abrazo.

Hermoso, compacto, determinante. Los versos de cierre son un logro enorme.

Muchos aplausos y felicidad, María José.

El lenguaje de la inspiración encontró amor entre los versos y a los versos los dio vida.
Me encantó encontrarme con tu poema
un abrazo

Precioso, Maria José, escribes con una sensibilidad y una elegancia encomiables. Mi felicitación y un abrazo.

Tienes una sensibilidad y elegancia especiales al escribir. En este poema me encanta lo que expresas y como lo haces. Felicidades por esta maravilla , todo un lujo para Alaire.
besos
Pilar

Pulcritud formal, ritmo imparisílabo exquisitamente combinado, y un contenido sustancioso, con metáforas paradojales que sorprenden. Me ha gustado mucho.

Un abrazo.
Óscar

María José:

Un poema bellísimo en su tristeza y desolación.

Tu manera de decir es magistral.

Unos versos que traspasan el alma.

Un beso
Ana

Gracias Gustavo. Ya ves, las estrellas pueden estar muertas o no, lo importante es que las vemos, o acaso las sentimos, pero ahí siguen.
Un abrazo