A la Hoja ( Monocordia )
Publicado: Jue, 29 May 2008 19:32
A la Hoja
monocordia
La hoja se arquea como la cintura de una novia, se abre como el péndulo
Pones tanta fuerza cuando escribes que creas una guerra de blancura entre las sombras, una aporía que gira como el cielo del borracho
Repica la hoja como un gong bajo las bombas, chilla como el barco en año viejo, crece
Luego entras en el humo de la ducha de la hoja con el cuerpo propuesto, a zancadillas temerarias, invasiva cual el perfume de la axila de la bruja
Entras en el pelo de la nieve patinando, haces huellas en la lluvia como un taco
Le revuelves las muñecas a la hoja como enloqueciendo vellos o chupando sauces, la recoges en las ánforas del soplo, le calientas las orejas con un verso en combustión, te la deglutes
Besas las piernas celulares de la blancura penitente de la hoja, su papiro frío, su niñez de frente, sus acuarios entrecanos
Caminas en la hoja como el niño castigado que huele salvia en el vestido de la noche, te inflas orgullosa, matas con el trapo de los ojos
Abres las narices como el motor de un trasatlántico, lameteas los empeines hasta evaporarlos
Lavas la hoja en la bañera en medio de la peluca del vacío, entre las chispas azules del infarto
Pasas los cartílagos mojados por la hoja como cerrando un beso con cobalto, siendo el agua, liberando
Dentro del palacio negro las galerías se presentan como abrazos, las amigas con tu paso de campana agitada por el rayo, las estallas
Las hojas se te vienen a la mente como la erupción de la colmena, como rábanos mojados, como bocas de serpiente
Las tomas una a una como a hombres olvidados en el recodo de los años, los alzas hacia la dicha, les podas la sombra del peso con los labios
Vas tachando el no de la blancura de la hoja con silbidos, con masa de saliva de abejorro les curas las encías, las frotas como candelabros para extraerles pulpa de peligro, las conversas con las manos
Los castillos de la hoja se caen a la alfombra como lágrimas de oso, se vuelven transparencia, nota ensayada, búsqueda del pájaro
Haces nidos con la masa del silencio todo blanco, empollas con los huesos en posición de loto, y amas tanto
Las hojas te pertenecen como trajes, como el olor del auto propio, como botones de oro del soldado
Muerdes la nuca del cisne del papel con el empuje del tren, les haces el daño de la caricia
Masticas la piel de la hoja con el alma, te tornas claro como el charco, eres
Las hojas vuelan por los techos del convento como globos:
Explotan en lo alto
Rafael Teicher
monocordia
La hoja se arquea como la cintura de una novia, se abre como el péndulo
Pones tanta fuerza cuando escribes que creas una guerra de blancura entre las sombras, una aporía que gira como el cielo del borracho
Repica la hoja como un gong bajo las bombas, chilla como el barco en año viejo, crece
Luego entras en el humo de la ducha de la hoja con el cuerpo propuesto, a zancadillas temerarias, invasiva cual el perfume de la axila de la bruja
Entras en el pelo de la nieve patinando, haces huellas en la lluvia como un taco
Le revuelves las muñecas a la hoja como enloqueciendo vellos o chupando sauces, la recoges en las ánforas del soplo, le calientas las orejas con un verso en combustión, te la deglutes
Besas las piernas celulares de la blancura penitente de la hoja, su papiro frío, su niñez de frente, sus acuarios entrecanos
Caminas en la hoja como el niño castigado que huele salvia en el vestido de la noche, te inflas orgullosa, matas con el trapo de los ojos
Abres las narices como el motor de un trasatlántico, lameteas los empeines hasta evaporarlos
Lavas la hoja en la bañera en medio de la peluca del vacío, entre las chispas azules del infarto
Pasas los cartílagos mojados por la hoja como cerrando un beso con cobalto, siendo el agua, liberando
Dentro del palacio negro las galerías se presentan como abrazos, las amigas con tu paso de campana agitada por el rayo, las estallas
Las hojas se te vienen a la mente como la erupción de la colmena, como rábanos mojados, como bocas de serpiente
Las tomas una a una como a hombres olvidados en el recodo de los años, los alzas hacia la dicha, les podas la sombra del peso con los labios
Vas tachando el no de la blancura de la hoja con silbidos, con masa de saliva de abejorro les curas las encías, las frotas como candelabros para extraerles pulpa de peligro, las conversas con las manos
Los castillos de la hoja se caen a la alfombra como lágrimas de oso, se vuelven transparencia, nota ensayada, búsqueda del pájaro
Haces nidos con la masa del silencio todo blanco, empollas con los huesos en posición de loto, y amas tanto
Las hojas te pertenecen como trajes, como el olor del auto propio, como botones de oro del soldado
Muerdes la nuca del cisne del papel con el empuje del tren, les haces el daño de la caricia
Masticas la piel de la hoja con el alma, te tornas claro como el charco, eres
Las hojas vuelan por los techos del convento como globos:
Explotan en lo alto
Rafael Teicher