Editorial Alaire

Guillermo Cuesta escribió:Los insondables cielos dieron fe
del más horrendo cosmomoto ingente
que desarmó el bigbang.
Todo volvió a ser nada
tras la más inconexa involución
que trasladó el poder divino de los dioses
a una inexistente creación adulterada.
Y aquí estamos los últimos hidalgos del futuro
hincando las rodillas por ver si la esperanza
abriera las compuertas y llenara de fe
la astuta realidad de un buen invento indescifrable.
<o> </o>

Lunamar Solano escribió:Fuerza y sensibilidad reflexiva en el afán de tus versos amigo...
Bello leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Pilar Morte escribió:Comparto el pensamiento que traslucen tus versos. Bella reflexión
Abrazos
Pilar

Mitsy Grey escribió:Un caro deseo, amigo mío, pero genialmente original y ¡verídico! Sin dudas.

Bravo, poeta. Mitsy

E. R. Aristy escribió:

Guillermo Cuesta escribió:Los insondables cielos dieron fe
del más horrendo cosmomoto ingente
que desarmó el bigbang.
Todo volvió a ser nada
tras la más inconexa involución
que trasladó el poder divino de los dioses
a una inexistente creación adulterada.
Y aquí estamos los últimos hidalgos del futuro
hincando las rodillas por ver si la esperanza
abriera las compuertas y llenara de fe
la astuta realidad de un buen invento indescifrable.
<o> </o>

Me parece interesante esta inversión y conversión de la fe sin fe, Guillermo. ERA

Mario Martínez escribió:Hola Guillermo.

Sí, aquí estamos compañero, porque lo último que hay que perder es la esperanza, lo demás, sea inventado o no, ya se encargan de quitárnoslo. Buen poema. Un abrazo.

Mario.