Antonio Colinas

[Eduardo Gregori]

Si a mi lado vinieras esta noche
como el agua del lago hacia las rocas,
otros sueños mejores gozaría
en la presencia tierna de tu boca.
Amor, entro en los bosques y
pregunto
por tu voz, mientras suena temerosa
de tu ausencia, la mía y los murmullos
apagados del viento entre las frondas.
Un corazón de música, unas venas
fluyendo en armonía silenciosa,
cinco estrellas perdidas en mis
manos,
una hoguera de nieves o de rosas,
de fuego enamorado, te persiguen
más allá de los montes, de sus
sombras.
La lluvia fría de los astros puros
acaricia mi frente.
Amor, si ahora
vinieses a mi lado, cuánto gozo
libaría la noche temblorosa
en mi pecho encendido, cuánta
música
destilarían estas cumbres hoscas.
De un lado para el otro,
interrumpiendo
el sonido del aire, van las olas,
la canción de la noche, larga, eterna.
Sobre la yerba siento cada hora,
cada instante fugaz que deja el
tiempo,
el rocío de los astros, los aromas.
Pongo mi oído sobre el pecho en
calma
de la tierra que gira y suena sorda
la sangre de tus venas.
Y, turbándome,
pasas la noche, amor, por mi
memoria.

(Antonio COLINAS. "II." Junto al lago, 1967)

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Ando leyendo estos días la poesía completa de Antonio Colinas, un soberbio poeta al que sólo conocía de referencias. Este poema es de su primer libro, en una etapa que la crítica ha encuadrado en la escuela culturalista de los últimos 60, primeros 70 en España (con Pere Gimferrer, Luis Antonio de Villena, Luis Alberto de Cuenca, etc.). Como todas las generaciones y los grupos poéticos, la poesía culturalista no deja de ser un constructo cultural, donde cada poeta ha ido haciendo su camino y evolucionando hasta propuestas muy alejadas del barroquismo, la metapoesía, y el exotismo propios del grupo (el caso más evidente es el de Luis Alberto de Cuenca, que derivó hacia una poesía de la experiencia).

Estoy disfrutando muchísimo su obra poética, y este poema es muy representativo. Me encanta el sangrado de varias palabras a lo largo del poema, creando así una especie de poema alternativo, que resume y enfatiza los elementos primordiales del texto. Se puede leer como otro poema, rayano en el surrealismo: "pregunto manos, sombras. Música interrumpiendo tiempo, calma memoria."

El ritmo es soberbio: son versos endecasílabos (las palabras sangradas son las últimas palabras versales), alternados con versos más cortos (mayoritariamente heptasílabos, aunque también hay metros más irregulares, de cuatro y cinco sílabas).

Que os parece?

[Óscar Distéfano]

Fragmento de una entrevista en Burgos


Pregunta.- ¿Se puede entender la poesía sin música?

Antonio Colinas.- No. Para mí la primera condición de la poesía es su ritmo, la música es lo que evita que el poema sea prosa cortada en trozos. Y es una presencia también muy viva en mi obra poética, está el ritmo pero también la música como tema, que se aprecia muy bien en "La tumba negra".


Gracias por traer a este poeta, amigo. Yo también ahora estoy tratando de conocerlo a fondo.

Saludos