Editorial Alaire

Una blancura ácida nos bautiza,
amor mío.
Cose la piedra al párpado; los pies,
a la insidiosa latencia del asfalto.

Siempre intuiste
mi fe en los abismos;
que la mañana suele abrirme sus brazos
desolados
cuando los grillos inoculan su esperma de metal
en el ojo del día.
Te he dicho
que mi sangre se vuelve amarga y lenta;
que me invade las venas un ángel
gris, y van desintegrándose
una a una
las musas de mi lengua.

Así se ata la madrugada a mis manos;
así se mofa de mí la nostalgia
y luego, cuando muere
la séptima penumbra,
destrozo las cortinas del rigor, arranco las agujas
de un reloj cadavérico
y levanto bien alta la copa de mi Sombra.
Entonces araño con ganas la conciencia
de un gesto
y rescato
los pedazos de luz desollada:
ciento ochenta continentes a la deriva en mí
que vendrán nuevamente a morder
mi voluntad de perro
al dar las seis y nadie.













<a

Precioso canto al amor, Rosa.

Me encanta leer frases tan bien construidas desde el punto de vista rítmico-literario como:

que la mañana suele abrirme sus brazos desolados
cuando los grillos inoculan su esperma de metal...

o esta:

Te he dicho que mi sangre se vuelve amarga y lenta;
que me invade las venas un ángel gris, y van desintegrándose
una a una las musas de mi lengua.

Un placer de lectura,


Víctor

Rosa Marzal escribió:Una blancura ácida nos bautiza,
amor mío.
Cose la piedra al párpado; los pies,
a la insidiosa latencia del asfalto.

Siempre intuiste
mi fe en los abismos;
que la mañana suele abrirme sus brazos
desolados
cuando los grillos inoculan su esperma de metal
en el ojo del día.
Te he dicho
que mi sangre se vuelve amarga y lenta;
que me invade las venas un ángel
gris, y van desintegrándose
una a una
las musas de mi lengua.

Así se ata la madrugada a mis manos;
así se mofa de mí la nostalgia
y luego, cuando muere
la séptima penumbra,
destrozo las cortinas del rigor, arranco las agujas
de un reloj cadavérico
y levanto bien alta la copa de mi Sombra.
Entonces araño con ganas la conciencia
de un gesto
y rescato
los pedazos de luz desollada:
ciento ochenta continentes a la deriva en mí
que vendrán nuevamente a morder
mi voluntad de perro
al dar las seis y nadie.













<a

Qué inmensidad de poema, Rosa. El título es un golpe seco y bello cielo adentro. Y todo parece contraerse para vaciar la soledad, el abismo de la expectativa, el desconsuelo de las furias.

De pie para los aplausos.

Abrazo fuerte.

Rosa Marzal escribió:
ciento ochenta continentes a la deriva en mí
que vendrán nuevamente a morder
mi voluntad de perro
al dar las seis y nadie.


<a

El poema me ha parecido magnífico, Rosa, y los versos finales absolutamente alucinantes.

Mis aplausos y sincera felicitación, querida amiga. Un fuerte abrazo.

Imágenes conmocionantes, de un todo que me ha gustado mucho leer.
Un placer.

Un fuerte abrazo.

Es un verdadero disfrute pasar por la belleza de tus versos, imágenes hermosas y ritmo en el poema. Me gustó mucho
Besos
Pilar

Un poema muy bueno. Recibe mi felicitación y un abrazo.

Rosa, que pasada !!!
Es como una clase de las buenas !!!

al dar las seis y nadie.
ata la madrugada a mis manos
cortinas del rigor, arranco las agujas

Me guardo todas estas Joyas

Mil besos y mil gracias

Curra

Es un bello poema Rosa.
La realidad que sostiene a un amor trabajado. ¿Por qué no? Basado en la comprensión del otro, su mundo.
También el amor tiene un sustento material, perceptible en la boca y que hay que buscar. No todo es difusión pasiva.

Recibe un cordial saludo.

Bello poema amiga Rosa, plagado de imágenes y sensaciones. Un placer amiga y un beso.

Rosa Marzal escribió:Una blancura ácida nos bautiza,
amor mío.
Cose la piedra al párpado; los pies,
a la insidiosa latencia del asfalto.

Siempre intuiste
mi fe en los abismos;
que la mañana suele abrirme sus brazos
desolados
cuando los grillos inoculan su esperma de metal
en el ojo del día.
Te he dicho
que mi sangre se vuelve amarga y lenta;
que me invade las venas un ángel
gris, y van desintegrándose
una a una
las musas de mi lengua.

Así se ata la madrugada a mis manos;
así se mofa de mí la nostalgia
y luego, cuando muere
la séptima penumbra,
destrozo las cortinas del rigor, arranco las agujas
de un reloj cadavérico
y levanto bien alta la copa de mi Sombra.
Entonces araño con ganas la conciencia
de un gesto
y rescato
los pedazos de luz desollada:
ciento ochenta continentes a la deriva en mí
que vendrán nuevamente a morder
mi voluntad de perro
al dar las seis y nadie.













<a

Una maravilla de poema has escrito, amiga Rosa. Tiene todos los ingredientes de lo excelente, de la buena poesía: metáforas exquisitas que sorprenden, un rigor pulcro en el desarrollo del tema, una actitud del desamor que convence plenamente, un ritmo acorde, y un remate fantástico, sublime (a las seis y nadie). Ah, y el ingrediente principal: emociona hasta la sonrisa de complicidad y empatía. Te felicito.

Un abrazo de admiración por este gran trabajo.
Óscar

Rosa, me ha encantado el poema. Recibe mis abrazos sinceros, querida amiga.

Algunas imágenes de este poema son francamente intensas y profundas. Me encanta su construcción y su ritmo. Un saludo

Un poema potente y hermoso, con ganas de decir y decir bien, sin concesiones.

Todo un placer de lectura, querida amiga.

Un Bico.

Rosa Marzal, Encantadora lectura para comenzar mi mañana. Mi afectuoso saludo, Rosa!!