LA BATA DE LUNARES_Enrique Morón
Publicado: Jue, 04 Jun 2015 10:43
LA BATA DE LUNARES
La madre, con mil trabajos,
compró un retazo de seda
y lo llevó de regalo
a su hija, la mocita
más pinturera del barrio.
La seda, blanca de espuma,
con lunares verde claro,
en las manos de la niña
era ilusión y era encanto
“Madre, córtame una bata
para mi cuerpo gitano,
y adórnala con volantes,
con encajes y con lazos.
Busca en el fondo del arca
zarcillos de coral largos
mi mantoncillo de talle
y mis anillos dorados.
Mércame zapatos finos,
con el taconcito alto
y medias de las que venden
las tiendas de contrabando;
que cuando llegue el domingo,
madre, yo quiero estrenarlo”.
Tijeritas de desvelo,
están la bata cortando,
y agujas de media noche
van la costura hilvanando.
La mocita cose y sueña,
sin importarle el descanso.
La madre le puso alas
de empeño a sus viejas manos.
Ya la bata estaba lista,
y era… la tarde del sábado.
El domingo la mocita
se levantó muy temprano,
se puso su bata nueva,
de lunares verde claro,
y se echó a la calle…Era,
por donde andaba, a su paso,
un revuelo de piropos
a su gracia y a su garbo.
Los mocitos la siguieron,
las amigas la envidiaron,
y cuando llegó a su casa
besó a su madre las manos
y se acostó. ¡Qué buen día
la chiquilla había pasado!
El lunes vino su abuelo
desde Ronda, en su caballo;
y ella para recibirle
y, pensando en halagarlo,
se plantó su bata nueva
de lunares verde claro.
El martes fue de bautizo;
el miércoles fue al teatro;
el jueves… si es Corpus Christi;
el viernes… ¿otra vez?, y el sábado
una manita de plancha.
Y como había que probarlo
por si sobraba o faltaba
almidón… Total: el caso
es que las comadres dicen
que no se había quitado
de su cuerpo aquella bata
de lunares verde claro.
Y un mocito mala sombra,
se le acercó y por lo bajo
le echó en cara esta copla
que le sentó como un rayo:
Mira si eres presumía
que el vestío de los domingos
te lo pones to los días.
* Os traigo esta poesía de mi abuelo, Enrique Morón (1907-1953), de su libro postumo "Legado".
La madre, con mil trabajos,
compró un retazo de seda
y lo llevó de regalo
a su hija, la mocita
más pinturera del barrio.
La seda, blanca de espuma,
con lunares verde claro,
en las manos de la niña
era ilusión y era encanto
“Madre, córtame una bata
para mi cuerpo gitano,
y adórnala con volantes,
con encajes y con lazos.
Busca en el fondo del arca
zarcillos de coral largos
mi mantoncillo de talle
y mis anillos dorados.
Mércame zapatos finos,
con el taconcito alto
y medias de las que venden
las tiendas de contrabando;
que cuando llegue el domingo,
madre, yo quiero estrenarlo”.
Tijeritas de desvelo,
están la bata cortando,
y agujas de media noche
van la costura hilvanando.
La mocita cose y sueña,
sin importarle el descanso.
La madre le puso alas
de empeño a sus viejas manos.
Ya la bata estaba lista,
y era… la tarde del sábado.
El domingo la mocita
se levantó muy temprano,
se puso su bata nueva,
de lunares verde claro,
y se echó a la calle…Era,
por donde andaba, a su paso,
un revuelo de piropos
a su gracia y a su garbo.
Los mocitos la siguieron,
las amigas la envidiaron,
y cuando llegó a su casa
besó a su madre las manos
y se acostó. ¡Qué buen día
la chiquilla había pasado!
El lunes vino su abuelo
desde Ronda, en su caballo;
y ella para recibirle
y, pensando en halagarlo,
se plantó su bata nueva
de lunares verde claro.
El martes fue de bautizo;
el miércoles fue al teatro;
el jueves… si es Corpus Christi;
el viernes… ¿otra vez?, y el sábado
una manita de plancha.
Y como había que probarlo
por si sobraba o faltaba
almidón… Total: el caso
es que las comadres dicen
que no se había quitado
de su cuerpo aquella bata
de lunares verde claro.
Y un mocito mala sombra,
se le acercó y por lo bajo
le echó en cara esta copla
que le sentó como un rayo:
Mira si eres presumía
que el vestío de los domingos
te lo pones to los días.
* Os traigo esta poesía de mi abuelo, Enrique Morón (1907-1953), de su libro postumo "Legado".