se dibujan los pecados
atrapados en mutismo
de familias y soldados.
Dispararon por la espalda
a los hombres discordantes...
¡Que se rompa la guirnalda
y se entierre a los amantes!
En la boca del ausente...
las palabras se han marchado
por un mundo penitente
con el pecho desdichado.
Lo que resta del aliento
se dedica a la cantera
abatida por el viento
y la pena tan certera.
Autor: Jorge de Córdoba
