Editorial Alaire

Sandra Gª Garrido escribió:Lo nuestro duró una borrachera
con resaca de meses.
Tuve que envasar al vacío los restos,
porque bulímica,
me pasaba las noches
atiborrándome de ti,
engordando el recuerdo
cada mañana lo vomitaba
para engullirlo al anochecer.
No me daba cuenta
de lo desnutrida que estaba mi alma,
casi un pellejo
y a punto de practicarle
la eutanasia al corazón
para no sentirte más.
Llegó el olvido,
no fue el tiempo, no,
ni otro amor quien lavó la herida
fueron muchas horas
desangrándome en papeles,
muchos versos rellenando huecos.
Fue la poesía quien me enseñó a quererme
y me salvó de ti.

Sandra, me he quedado boquiabierto con el tratamiento que le has dado a este tema amoroso; me ha parecido genial y muy bien contado. Enhorabuena.

Salud.

Un poema que refleja muy bién una vivencia.Felicidades
Un abrazo
Pilar

WOWWW...!!
Tremenda resaca de amor Sandra
gracias a Dios existe la poesía amiga.
Un fuerte abrazo

Y yo brindo por eso...la poesía da vida. Muy buena imagen
Salud.

Sandra Gª Garrido,

La poesía te ha dado la respuesta..

es buena medicina

Magnífico, diría yo, tu poema

Un abrazo fuerte , querida amiga

A veces un amor nos mata, pero la poesía nos rescata....

me ha gustado leerte... un abrazo.

El final me ha gustado mucho, la poesia como salvadora.

Me gustó ese optimismo porque a mi me cuesta salvarme con ella, diria que muero un poco cada vez que escribo pero sin esa pequeña muerte tampoco estaría a salvo. Toda una contradicción.

Me gustó también mucho el principio, el ritmo y los golpes,uno tras otro, un saludo.

Al final el olvido llega de una manera o de otra. El poema está muy bien desarrollado, ha sido un placer leerlo. Un saludo.

Julio González Alonso escribió:

Sandra Gª Garrido escribió:Lo nuestro duró una borrachera
con resaca de meses.
Tuve que envasar al vacío los restos,
porque bulímica,
me pasaba las noches
atiborrándome de ti,
engordando el recuerdo
cada mañana lo vomitaba
para engullirlo al anochecer.
No me daba cuenta
de lo desnutrida que estaba mi alma,
casi un pellejo
y a punto de practicarle
la eutanasia al corazón
para no sentirte más.
Llegó el olvido,
no fue el tiempo, no,
ni otro amor quien lavó la herida
fueron muchas horas
desangrándome en papeles,
muchos versos rellenando huecos.
Fue la poesía quien me enseñó a quererme
y me salvó de ti.

Sandra, me he quedado boquiabierto con el tratamiento que le has dado a este tema amoroso; me ha parecido genial y muy bien contado. Enhorabuena.

Salud.

Querido Julio, encantada de que hayas sido tú quien abriera el tema, ya sabes los trastornos alimenticios y las borracheras profundas necesitan de un buen tratamiento, y que mejor que la poesía.

UN abrazo

Hermoso poema, amiga Sandra. Un borrachera tormentosa en las noches de tragos hipnotizantes. Como borracho ya, entre lo rojo el pensamiento, con la luz que ilumina el nuevo día, vencida de cansancio la desidia, la noche que le aturde es el lamento.
En lo caro de vivir se fundamenta la causa que en la umbra se prendía
con la luna alumbrando una utopía: sustrato de pasión, llama confusa, el halo de inquietud
de un incendio sin rostro, virando hacia el cariño que espera la alborada descansando. Por despertar sin sufrir vampirizado el significado de quererse, habrán de ser las letras que cumplan noches plácidas.
En fin, el poema me ha gustado. Felicidades.
Te mando un cordial abrazo.

Me gusta mucho esta acción sanadora de la palabra Sandra. Un gusto leerte.


Abrazos, no uno ni dos

el final curtido, con un camino
por recorrer sin mirar atras,

"Fue la poesía quien me enseñó a quererme
y me salvó de ti"

un abrazo querida Sandra

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