Versículo y verso multimétrico
Publicado: Mié, 03 Jun 2015 0:55
Versículo y Verso multimétrico
En este posteo, con el permiso de Hallie, ruego al compañero Calle ahondar un poco más en sus ideas sobre las diferencias fundamentales entre el versículo y el verso multimétrico. También invito a quien desee participar a exponer su punto de vista. La idea de este posteo nace a partir de unos comentarios que se hicieran en las páginas del bello poema de nuestra compañera Hallie. A continuación, trascribo el poema, las partes concernientes de los comentarios, y mis inquietudes que no han sido apaciguadas por el tiempo:
De nosotros (Hallie Hernández Alfaro)
.
Soñé contigo,
con la agonía de la tierra
y el quinto nivel.
Podríamos volver al punto de los que han llegado por apuro, sed o aventura,
condicionar sus motivos al hambre de existencia, a la carga de sus instintos;
o reconocer que en mitad de camino encontramos la verdad nuestra,
el signo que nutre el vuelco más íntimo,
los brazos escampados de diluvio,
la vorágine de un templo que resguarda y confirma todas las hipótesis.
Implícame -amado- en los señuelos;
consagra los días y el vino,
el anticiclón,
la niebla desobediente,
la increada paz de los aciertos,
el vagón lúdico,
las aras del hogar abrevado.
No repliques, no accedas
al brote corrosivo de los extraños;
avócame al cartílago de dos,
rasga el preludio,
desviste la penumbra
y libera las ondas para el acto sideral.
Dentro de la música,
en sus notas marginales,
a orillas del éter,
la tierra susurra el perdón
y nos confina a la unidad.
Ya hemos sido inclusión dármica;
seremos gesto de amor
en la titánica barbarie del universo.
Aquí trascribo, parte del comentario mío al poema, en el cual incluyo el fragmento donde he considerado como prosa los versos del poema.
“Me sorprendió, además, agradablemente, la forma, los versos cortos bien ajustados, y en combinación feliz con el texto en prosa”. (Óscar, dixit)
Fragmento del poema en cuestión:
Podríamos volver al punto de los que han llegado por apuro, sed o aventura,
condicionar sus motivos al hambre de existencia, a la carga de sus instintos;
o reconocer que en mitad de camino encontramos la verdad nuestra
el signo que nutre el vuelco más íntimo
los brazos escampados de diluvio
la vorágine de un templo que resguarda y confirma todas las hipótesis.
Aquí trascribo parte de la respuesta de Rafel Calle, la parte que viene al caso:
"Hablando de tu poema, no hay prosa, es un multimétrico que mezcla verso corto, medio y largo, con un ritmo y con una estética versal sobresalientes. Muy bien." (Rafel, dixit)
"Sugerencias:
La pausa versal no sustituye, en ningún caso, los signos de puntuación, son cosas diferentes. Si sustituyes los signos por la pausa, constriñes las posibilidades técnicas (encabalgamiento, etc.) y embrollas, dificultas al lector el significado real (sintaxis). El problema de comprensión se agrava cuando unas estrofas tienen signos de puntuación y otras no las tienen." (Rafel, dixit)
Obs: he decidido incluir este párrafo de sugerencias, pues podría ser de utilidad en el desarrollo de este intercambio propuesto.
Trascribo mi intervención:
Gracias a la aclaración del compañero Calle, pude reconocer mi error de apreciación cuando dije que había un trozo de prosa dentro de este poema. Podríamos verlo, también, como versículos, ya que no me queda claro, todavía, los límites formales del multimétrico, desconocimiento que trataré de enmendar. Tengo entendido que el término 'multimétrico' ha sido acuñado en este foro, por cuya causa es muy importante que comprendamos bien su estructura, con el fin de adoptar su riqueza versal para nuestros propósitos creativos.
Trascribo la respuesta de Rafel Calle a Óscar Distéfano:
Estimado colega Óscar, trataré de abundar sobre el multimétrico. Sí, lo hemos acuñado en Alaire y se quiere referir al verso que comunmente se llama libre. Es una combinación versal que no se premedita. El poema de Hallie es un brillante ejemplo. Hallie no cuenta las sílabas, sin embargo, si desmenuzamos el poema, tendremos una combinación de versos muy parecida a lo que tú sueles llamar, y con razón, combinación imparisílaba. La razón es sencilla, el idioma es el responsable de que en el poema de Hallie los versos circunden el octosílabo y el endecasílabo, así, no es extraño que aparezcan pentasílabos, heptasílabos, eneasílabos, decasílabos, dodecasílabos…, a pesar de no haber premeditado la combinación métrica.
Podríamos volver al punto de los que han llegado por apuro, sed o aventura,
condicionar sus motivos al hambre de existencia, a la carga de sus instintos;
o reconocer que en mitad de camino encontramos la verdad nuestra
el signo que nutre el vuelco más íntimo
los brazos escampados de diluvio
la vorágine de un templo que resguarda y confirma todas las hipótesis.
En esta estrofa y las dos siguientes, podemos saber que se trata de versos, porque Hallie sustituye los signos de puntuación por la pausa versal. Si fueran versículos, sin la pausa final, se perdería el sentido de las frases, es decir, para hallar el sentido, la pausa versal es obligada, todo eso, aunque yo no sea partidario de tal circunstancia.
Una gran diferencia entre verso y versículo está en que el versículo, sin signo de puntuación, no termina el significado, es decir, para hallarle el sentido, depende del anterior o del siguiente y, en todo caso, depende del signo de puntuación, mientras que el verso puede utilizar el encabalgamiento para alargar o completar el sentido y, sin embargo, encabalgante y encabalgado sobreviven sintáctica y semánticamente por sí mismos. He ahí una de las aportaciones de Alaire a la renovación del verso: el encabalgamiento no es tratado como un rompimiento, sino como una figura retórica de altísimo rango y con un tratamiento exclusivo de Alaire. Pero, ojo, en el verso, si hay signo de puntuación, no hay encabalgamiento, una cosa anula a la otra.
Por otra parte, la longitud del verso viene determinada por una cuestión estética que busca la plenitud semántica a base de acotar la sintaxis en campos rítmico-literarios. Fijémonos en que cada verso tiene vida propia, o sea, puede sobrevivir por sí solo (esticomitia), sin necesidad del antecesor o del siguiente aunque el encadenamiento pueda completar el significado, en fin, cada uno de los versos se convierte en un poema dentro del poema.
Trascribo parte del comentario de Julio Bonal:
Nada podría añadir a los comentarios de Rafel en cuanto a lo formal, me supera en mucho. Aun así, me atreveré a discrepar de puntillas en lo referente a la pausa versal y la necesidad (absoluta?) de signos de puntuación. Sí, es cierto (lo es?) que pueden facilitar la lectura, pero también la comprensión? Lo grande de la mejor poesía, en mi más que simple opinión, es justamente esa polisemia inscrita en el mismo corazón de la lengua, irreductible e insoslayable. La pausa versal "y nada más" podría, puede, incrementar esa potencialidad innata. Depende, por supuesto, del lector. En cualquier caso, ejemplos de autores conocidos, haylos.
Trascribo la respuesta de Rafel Calle a Julio Bonal:
Mi estimado amigo y admirado colega Julio, lo primero, Feliz Año Nuevo para ti y los tuyos. Es un privilegio que Alaire cuente con tus poemas y opiniones y lo único que podemos sentir es que no te veamos más a menudo.
¿Sabes?, creo que es mucho más importante de lo que parece, el hecho de que el poeta no quiera cambiar las reglas gramaticales. A mi juicio, el poeta no está facultado para cambiar las reglas de la escritura, para tal menester, existen otros especialistas.
Veamos, quizá valdría la pena que a la hora de valorar la importancia de escribir correctamente, tal y como nos han enseñado desde muy temprana edad y tal y como hemos insistido en aprender (perfeccionar) durante toda nuestra vida, tal vez sería conveniente que nos pusiéramos en la piel de los supuestos receptores de nuestra poesía. O salir del ámbito de los poetas y situarnos en el lugar del lector.
Los lectores, ay, qué pena de lectores, enfrentados a los vaivenes supuestamente ornamentales de los escritores de poemas, por lo demás y en mi opinión, casi siempre tremendamente perniciosos para la propia poesía. ¿A quién le puede extrañar que la poesía sea consumida casi exclusivamente por los propios poetas? Es así y, desde luego, embrollar la escritura a base de suprimir un elemento crucial para la comprensión de lo escrito (signos de puntuación), no parece la solución ideal para ganar lectores de nuestra causa (poesía&cultura escrita). Después, hay un asunto que también me parece importantísimo, esta vez, de cara a la técnica rítmico-literaria, y es la supresión, de lo que sea, pero supresión que significa restar, es decir, no utilizar signos de puntuación significa empobrecer el poema. La técnica literaria necesita a la gramática, pero la técnica rítmico-literaria aún la necesita más, porque es más compleja que aquella.
Los grandes avanzados de la supresión de las signos de puntuación, fueron los surrealistas de la escritura automática, luego algunos negaron el automatismo, pero se nombraron igualmente surrealistas, puesto que utilizaban el caos sintáctico-literario, aunque no automático y sí intelectualizado, amén de excluir los signos de puntuación, en parte o en su totalidad, negando la puntuación pero añadiendo detalles de sus propias cosechas; por ejemplo, Aleixandre en Espadas como labios, no puntúa pero añade una mayúscula para avisar de que debería haber un punto, con lo cual consigue un conflicto semántico para los lectores, precisamente, en una obra de importancia capital; qué lástima que un autor como Aleixandre sea tan poco conocido y mucho menos comprendido, pero es así y sus experimentos pseudosurrealistas no le ayudaron mucho en este sentido.
Ahora, vayamos al germen de la poesía, a la sementera que no es otra cosa que la infancia y las juventudes estudiantes. ¿Cómo pueden enseñar poesía los profesores a los niños, si a la hora de leer los poemas, no los entienden ni unos ni otros? Unos se afanan por enseñar las reglas de la escritura, otros por aprenderlas. Y todos deben desentrañar un misterio gramatical a la hora de leer un poema. No basta con la complejidad, polisemia…, tenemos que poner más trabas.
Amigo mío, tú sabes que son muchos los escritores que tienen dificultades a la hora de puntuar. Y yo me pregunto, ¿por qué algunos poetas cambian a su antojo las reglas gramaticales que son tan trabajosas de enseñar y tan difíciles de aprender? Y, bueno, a un poeta le da por empezar todos los versos con mayúscula; a otro poeta le da por suprimir las comas; al siguiente le da por quitar los puntos; llega otro poeta y sigue con minúscula después de un punto, en fin, un montón de ocurrencias que no tienen nada de positivo y que son una losa muy pesada, un enorme obstáculo para la evolución rítmica, estética y literaria, porque evita su pleno desarrollo. Es curioso que, probablemente al amparo de los grandes autores que alguna vez no puntuaron, surja una gran cantidad de poetas que suprimen los signos de puntuación porque puntúan deficientemente o no tienen clara la forma correcta de puntuar.
En fin, el poema de Hallie no se puede tomar de ejemplo para hallar la importancia crucial de los signos de puntuación en el ritmo, la estética o la semántica, porque nuestra querida colega, está empezando a inmiscuirse en la estructura versal que predicamos en Alaire, es decir, su estructura versal no tiene la suficiente complejidad como para necesitar imperiosamente de los signos de puntuación, a la vista está que los signos que faltan están en el lugar de la pausa versal, lo cual es el instrumento de supresión más básico, más racional y, no por ello, menos perjudicial que los restantes.
Querido amigo Julio, en el proceso evolutivo de Alaire, en este momento, cada autor está en un nivel determinado. No es fácil sugerir las pautas, porque cada forista precisa de unas muy concretas. Por ejemplo, si uno escribe endecasílabos decimonónicos (contradicciones métricas y rítmicas, etc.), pues, se trata de que los modernice. Si un autor no tiene conocimientos métricos, lo primero que hacemos es tratar de que trabaje una estética versal que debe significar algo, debe significar un porqué, es decir, el verso tiene un sentido determinado y además es un eslabón, pertenece a la cadena versal del poema. De ahí, pasamos al ritmo del verso, lo buscamos aprovechando para desarrollar el lenguaje, en este caso, literario; los tropos seguirán estando pero semánticamente bien hallados y, además, aparecerán otras figuras retóricas; precisamente, Hallie está en este proceso.
Una vez que se han conseguido todos estos factores rítmico-literarios que deben ir acompañados de un buen dominio de la gramática, empezamos a sugerir, dependiendo de los casos, incursiones en la métrica, pero siempre proponiendo estructuras más complejas en el verso multimétrico (encabalgamiento en dos versos con sentido propio, o sea, sin negar la pausa versal, etc.), donde se buscará la musicalidad y el máximo desarrollo del lenguaje literario. Y de ahí, a perfeccionar detalles, pequeños detalles que serán el pan nuestro de cada día, entre otras cosas, porque la perfección solo la encontraremos cuando alguien la invente. Rafel, dixit
Saludos fraternos.
Óscar
En este posteo, con el permiso de Hallie, ruego al compañero Calle ahondar un poco más en sus ideas sobre las diferencias fundamentales entre el versículo y el verso multimétrico. También invito a quien desee participar a exponer su punto de vista. La idea de este posteo nace a partir de unos comentarios que se hicieran en las páginas del bello poema de nuestra compañera Hallie. A continuación, trascribo el poema, las partes concernientes de los comentarios, y mis inquietudes que no han sido apaciguadas por el tiempo:
De nosotros (Hallie Hernández Alfaro)
.
Soñé contigo,
con la agonía de la tierra
y el quinto nivel.
Podríamos volver al punto de los que han llegado por apuro, sed o aventura,
condicionar sus motivos al hambre de existencia, a la carga de sus instintos;
o reconocer que en mitad de camino encontramos la verdad nuestra,
el signo que nutre el vuelco más íntimo,
los brazos escampados de diluvio,
la vorágine de un templo que resguarda y confirma todas las hipótesis.
Implícame -amado- en los señuelos;
consagra los días y el vino,
el anticiclón,
la niebla desobediente,
la increada paz de los aciertos,
el vagón lúdico,
las aras del hogar abrevado.
No repliques, no accedas
al brote corrosivo de los extraños;
avócame al cartílago de dos,
rasga el preludio,
desviste la penumbra
y libera las ondas para el acto sideral.
Dentro de la música,
en sus notas marginales,
a orillas del éter,
la tierra susurra el perdón
y nos confina a la unidad.
Ya hemos sido inclusión dármica;
seremos gesto de amor
en la titánica barbarie del universo.
Aquí trascribo, parte del comentario mío al poema, en el cual incluyo el fragmento donde he considerado como prosa los versos del poema.
“Me sorprendió, además, agradablemente, la forma, los versos cortos bien ajustados, y en combinación feliz con el texto en prosa”. (Óscar, dixit)
Fragmento del poema en cuestión:
Podríamos volver al punto de los que han llegado por apuro, sed o aventura,
condicionar sus motivos al hambre de existencia, a la carga de sus instintos;
o reconocer que en mitad de camino encontramos la verdad nuestra
el signo que nutre el vuelco más íntimo
los brazos escampados de diluvio
la vorágine de un templo que resguarda y confirma todas las hipótesis.
Aquí trascribo parte de la respuesta de Rafel Calle, la parte que viene al caso:
"Hablando de tu poema, no hay prosa, es un multimétrico que mezcla verso corto, medio y largo, con un ritmo y con una estética versal sobresalientes. Muy bien." (Rafel, dixit)
"Sugerencias:
La pausa versal no sustituye, en ningún caso, los signos de puntuación, son cosas diferentes. Si sustituyes los signos por la pausa, constriñes las posibilidades técnicas (encabalgamiento, etc.) y embrollas, dificultas al lector el significado real (sintaxis). El problema de comprensión se agrava cuando unas estrofas tienen signos de puntuación y otras no las tienen." (Rafel, dixit)
Obs: he decidido incluir este párrafo de sugerencias, pues podría ser de utilidad en el desarrollo de este intercambio propuesto.
Trascribo mi intervención:
Gracias a la aclaración del compañero Calle, pude reconocer mi error de apreciación cuando dije que había un trozo de prosa dentro de este poema. Podríamos verlo, también, como versículos, ya que no me queda claro, todavía, los límites formales del multimétrico, desconocimiento que trataré de enmendar. Tengo entendido que el término 'multimétrico' ha sido acuñado en este foro, por cuya causa es muy importante que comprendamos bien su estructura, con el fin de adoptar su riqueza versal para nuestros propósitos creativos.
Trascribo la respuesta de Rafel Calle a Óscar Distéfano:
Estimado colega Óscar, trataré de abundar sobre el multimétrico. Sí, lo hemos acuñado en Alaire y se quiere referir al verso que comunmente se llama libre. Es una combinación versal que no se premedita. El poema de Hallie es un brillante ejemplo. Hallie no cuenta las sílabas, sin embargo, si desmenuzamos el poema, tendremos una combinación de versos muy parecida a lo que tú sueles llamar, y con razón, combinación imparisílaba. La razón es sencilla, el idioma es el responsable de que en el poema de Hallie los versos circunden el octosílabo y el endecasílabo, así, no es extraño que aparezcan pentasílabos, heptasílabos, eneasílabos, decasílabos, dodecasílabos…, a pesar de no haber premeditado la combinación métrica.
Podríamos volver al punto de los que han llegado por apuro, sed o aventura,
condicionar sus motivos al hambre de existencia, a la carga de sus instintos;
o reconocer que en mitad de camino encontramos la verdad nuestra
el signo que nutre el vuelco más íntimo
los brazos escampados de diluvio
la vorágine de un templo que resguarda y confirma todas las hipótesis.
En esta estrofa y las dos siguientes, podemos saber que se trata de versos, porque Hallie sustituye los signos de puntuación por la pausa versal. Si fueran versículos, sin la pausa final, se perdería el sentido de las frases, es decir, para hallar el sentido, la pausa versal es obligada, todo eso, aunque yo no sea partidario de tal circunstancia.
Una gran diferencia entre verso y versículo está en que el versículo, sin signo de puntuación, no termina el significado, es decir, para hallarle el sentido, depende del anterior o del siguiente y, en todo caso, depende del signo de puntuación, mientras que el verso puede utilizar el encabalgamiento para alargar o completar el sentido y, sin embargo, encabalgante y encabalgado sobreviven sintáctica y semánticamente por sí mismos. He ahí una de las aportaciones de Alaire a la renovación del verso: el encabalgamiento no es tratado como un rompimiento, sino como una figura retórica de altísimo rango y con un tratamiento exclusivo de Alaire. Pero, ojo, en el verso, si hay signo de puntuación, no hay encabalgamiento, una cosa anula a la otra.
Por otra parte, la longitud del verso viene determinada por una cuestión estética que busca la plenitud semántica a base de acotar la sintaxis en campos rítmico-literarios. Fijémonos en que cada verso tiene vida propia, o sea, puede sobrevivir por sí solo (esticomitia), sin necesidad del antecesor o del siguiente aunque el encadenamiento pueda completar el significado, en fin, cada uno de los versos se convierte en un poema dentro del poema.
Trascribo parte del comentario de Julio Bonal:
Nada podría añadir a los comentarios de Rafel en cuanto a lo formal, me supera en mucho. Aun así, me atreveré a discrepar de puntillas en lo referente a la pausa versal y la necesidad (absoluta?) de signos de puntuación. Sí, es cierto (lo es?) que pueden facilitar la lectura, pero también la comprensión? Lo grande de la mejor poesía, en mi más que simple opinión, es justamente esa polisemia inscrita en el mismo corazón de la lengua, irreductible e insoslayable. La pausa versal "y nada más" podría, puede, incrementar esa potencialidad innata. Depende, por supuesto, del lector. En cualquier caso, ejemplos de autores conocidos, haylos.
Trascribo la respuesta de Rafel Calle a Julio Bonal:
Mi estimado amigo y admirado colega Julio, lo primero, Feliz Año Nuevo para ti y los tuyos. Es un privilegio que Alaire cuente con tus poemas y opiniones y lo único que podemos sentir es que no te veamos más a menudo.
¿Sabes?, creo que es mucho más importante de lo que parece, el hecho de que el poeta no quiera cambiar las reglas gramaticales. A mi juicio, el poeta no está facultado para cambiar las reglas de la escritura, para tal menester, existen otros especialistas.
Veamos, quizá valdría la pena que a la hora de valorar la importancia de escribir correctamente, tal y como nos han enseñado desde muy temprana edad y tal y como hemos insistido en aprender (perfeccionar) durante toda nuestra vida, tal vez sería conveniente que nos pusiéramos en la piel de los supuestos receptores de nuestra poesía. O salir del ámbito de los poetas y situarnos en el lugar del lector.
Los lectores, ay, qué pena de lectores, enfrentados a los vaivenes supuestamente ornamentales de los escritores de poemas, por lo demás y en mi opinión, casi siempre tremendamente perniciosos para la propia poesía. ¿A quién le puede extrañar que la poesía sea consumida casi exclusivamente por los propios poetas? Es así y, desde luego, embrollar la escritura a base de suprimir un elemento crucial para la comprensión de lo escrito (signos de puntuación), no parece la solución ideal para ganar lectores de nuestra causa (poesía&cultura escrita). Después, hay un asunto que también me parece importantísimo, esta vez, de cara a la técnica rítmico-literaria, y es la supresión, de lo que sea, pero supresión que significa restar, es decir, no utilizar signos de puntuación significa empobrecer el poema. La técnica literaria necesita a la gramática, pero la técnica rítmico-literaria aún la necesita más, porque es más compleja que aquella.
Los grandes avanzados de la supresión de las signos de puntuación, fueron los surrealistas de la escritura automática, luego algunos negaron el automatismo, pero se nombraron igualmente surrealistas, puesto que utilizaban el caos sintáctico-literario, aunque no automático y sí intelectualizado, amén de excluir los signos de puntuación, en parte o en su totalidad, negando la puntuación pero añadiendo detalles de sus propias cosechas; por ejemplo, Aleixandre en Espadas como labios, no puntúa pero añade una mayúscula para avisar de que debería haber un punto, con lo cual consigue un conflicto semántico para los lectores, precisamente, en una obra de importancia capital; qué lástima que un autor como Aleixandre sea tan poco conocido y mucho menos comprendido, pero es así y sus experimentos pseudosurrealistas no le ayudaron mucho en este sentido.
Ahora, vayamos al germen de la poesía, a la sementera que no es otra cosa que la infancia y las juventudes estudiantes. ¿Cómo pueden enseñar poesía los profesores a los niños, si a la hora de leer los poemas, no los entienden ni unos ni otros? Unos se afanan por enseñar las reglas de la escritura, otros por aprenderlas. Y todos deben desentrañar un misterio gramatical a la hora de leer un poema. No basta con la complejidad, polisemia…, tenemos que poner más trabas.
Amigo mío, tú sabes que son muchos los escritores que tienen dificultades a la hora de puntuar. Y yo me pregunto, ¿por qué algunos poetas cambian a su antojo las reglas gramaticales que son tan trabajosas de enseñar y tan difíciles de aprender? Y, bueno, a un poeta le da por empezar todos los versos con mayúscula; a otro poeta le da por suprimir las comas; al siguiente le da por quitar los puntos; llega otro poeta y sigue con minúscula después de un punto, en fin, un montón de ocurrencias que no tienen nada de positivo y que son una losa muy pesada, un enorme obstáculo para la evolución rítmica, estética y literaria, porque evita su pleno desarrollo. Es curioso que, probablemente al amparo de los grandes autores que alguna vez no puntuaron, surja una gran cantidad de poetas que suprimen los signos de puntuación porque puntúan deficientemente o no tienen clara la forma correcta de puntuar.
En fin, el poema de Hallie no se puede tomar de ejemplo para hallar la importancia crucial de los signos de puntuación en el ritmo, la estética o la semántica, porque nuestra querida colega, está empezando a inmiscuirse en la estructura versal que predicamos en Alaire, es decir, su estructura versal no tiene la suficiente complejidad como para necesitar imperiosamente de los signos de puntuación, a la vista está que los signos que faltan están en el lugar de la pausa versal, lo cual es el instrumento de supresión más básico, más racional y, no por ello, menos perjudicial que los restantes.
Querido amigo Julio, en el proceso evolutivo de Alaire, en este momento, cada autor está en un nivel determinado. No es fácil sugerir las pautas, porque cada forista precisa de unas muy concretas. Por ejemplo, si uno escribe endecasílabos decimonónicos (contradicciones métricas y rítmicas, etc.), pues, se trata de que los modernice. Si un autor no tiene conocimientos métricos, lo primero que hacemos es tratar de que trabaje una estética versal que debe significar algo, debe significar un porqué, es decir, el verso tiene un sentido determinado y además es un eslabón, pertenece a la cadena versal del poema. De ahí, pasamos al ritmo del verso, lo buscamos aprovechando para desarrollar el lenguaje, en este caso, literario; los tropos seguirán estando pero semánticamente bien hallados y, además, aparecerán otras figuras retóricas; precisamente, Hallie está en este proceso.
Una vez que se han conseguido todos estos factores rítmico-literarios que deben ir acompañados de un buen dominio de la gramática, empezamos a sugerir, dependiendo de los casos, incursiones en la métrica, pero siempre proponiendo estructuras más complejas en el verso multimétrico (encabalgamiento en dos versos con sentido propio, o sea, sin negar la pausa versal, etc.), donde se buscará la musicalidad y el máximo desarrollo del lenguaje literario. Y de ahí, a perfeccionar detalles, pequeños detalles que serán el pan nuestro de cada día, entre otras cosas, porque la perfección solo la encontraremos cuando alguien la invente. Rafel, dixit
Saludos fraternos.
Óscar