Editorial Alaire

El silencio sangra en la noche asustada,
temerosa de su faz, esquirla
de la aurora promiscua que atenaza sus pasos,
un mutismo quebrado donde pacen las voces
de los sueños fingidos.

Juego con mis dedos, en círculos,
sin permitir su roce, contando
los huesos de diamante del insomnio,
apretando los dientes,
aguardando
un chispazo que nunca llega a producirse,
una vida traspuesta, amueblada y caliente
donde desmembrar el frío.

A veces también lloro
e imagino mis lágrimas sembrando un epitafio
de amapolas dormidas,
me muero un instante y, de corrido,
escribo un poema sobre la eternidad del viento
que golpee mi cara
y se olvide en la mitad de la sonrisa.

Y me despierto, y vuelo
allí donde se pierde el rastro de las nubes,
y me duermo y soy
como nunca fui en consciencia ni futuro,
con las alas ingenuas
y un corazón secante a sus aurículas,
latiendo sin cercos,
sin esa espuma que atrapa los naufragios
y eyacula sus islas
en el mismo dolor.

El silencio agoniza
y yo no sé morirme con el ruido
de las calles vacías.

Un poema que resuena como un ligero temblor, con metáforas muy naturales. Saber morir, quizás de eso nos habla el silencio, y no siempre estamos preparados para escucharlo.

Un gran poema Mª José, mi enhorabuena.

Un abrazo, amiga.

Bello poema, el silencio es un tema que ha generado montones de poesía, puede ser la cosa más bella en ocasiones, y atronador cuando median las ausencias, bello poema, bella manera de decir y transmitir, muy bello.

Un abrazo.

Carmen

El silencio y sus dos caras que se hace sangrante cuando cuando es de ausencia y olvido. Bellísimo poema, Mª José, con hermosas imágenes. Me gustó.
Besos
Pilar

Me ha enganchado tu forma de entender la poesía, María José, de dividir los versos, casi siempre afortunada y de enlazar las ideas. Me detengo con especial atención en la última estrofa, pensaba que poco se podía añadir a lo que dijo Paul Simon cuando diseccionaba el silencio, afortunadamente nos demuestras que hay temas que son eternos, que siempre nos dejan campo para ensanchar nuestra expresión, para ahondar en nuestros sentimientos.

El silencio agoniza
y yo no sé morirme con el ruido
de las calles vacías.

Un abrazo.

Gracias por dejarme un comentario tan bello, tal vez sí que sea cierto que no estamos preparados para escucharlo, a pesar de saberlo necesario.
Un abrazo Raúl

Es un poema de una sensibilidad, un sentimiento y una belleza realmente notables y dignas de alabanza, y el cierre lo borda de manera fantástica. Mi sincera felicitación, María José. Un abrazo, compañera.

Soberbia! Ma. José. En ti, no hay silencio que pueda agonizar tranquilo, tú, le pones sobradas palabras y hasta le haces arrepentirse de su existencia. Versos cadenciosos, bien enlazados y con
su dogma de misterio que te arrebata hasta el final. Bravo, mis aplausos.

Mirsy

Este final creo que vale por un poema entero. Ha sido un placer su lectura.

Un fuerte abrazo.

Y me despierto, y vuelo
allí donde se pierde el rastro de las nubes,
y me duermo y soy
como nunca fui en consciencia ni futuro,
con las alas ingenuas
y un corazón secante a sus aurículas,
latiendo sin cercos,
sin esa espuma que atrapa los naufragios
y eyacula sus islas
en el mismo dolor.

Silencio, amante tórrido de la noche y novio de la verdad


Q maravillosamente bien escribes

Mil besos y mil gracias

Es un poema muy hermoso Mª José, me gustan las imágenes que se despliegan por él, un abrazo.

El silencio agoniza con la musicalidad de tus versos amiga María José, me ha gustado mucho, un beso.

Versos de sabroso elixir poético de ida y vuelta que leí con tiento.

un abrazo

Realmente un poema fascinante, redondo y sobrecogedor en su inmensa intensidad.
Llevas la Poesía en las entrañas.

Mi abrazo estremecido.

Hermoso e interesante poema de María José.