No es amor
Publicado: Jue, 28 May 2015 0:14
Te hablo de amor,
más bien devano palabras sin músculo
cuando la noche estalla,
te recuerdo ese instante en que las voces
se nos hicieron piedra
sin ser consciente
que no es el amor el que te engendra,
que no es la caricia, ni los plazos,
ni tan siquiera el cuerpo nunca dado
el que acerca mi puño a tu portal,
lo hago así porque quisiera
ponerle un nombre a esta oquedad
que se prendió en las ansias invertidas.
Imagino tus labios
y en mis labios se instalan los océanos,
tu desnudez de musgo
vistiéndose en mi orilla erosionada,
tu quejido cerámico
cuando se parte el corazón por el contorno
de la sal compartida,
me figuro tu risa,
tu baile de marioneta intacta
bajo el halo de mi prisa encubierta,
tus gestos acolchados
para no dar de bruces con un daño
que se antoja lejano
como sueño y almohada,
como latido y sangre.
Me contemplo entregada,
dejándome arrastrar por la corriente
de un glaciar muy antiguo,
con trilobites enredados en el pelo,
luchando
por arrebatar del ámbar ese trozo de cielo
donde aguarda el pincel de los intrépidos,
me acelera ese fuego
de arrasar los principios del anhelo invidente
cuando la oscuridad es tan densa
que te presta el candil de las estrellas.
Mas no es amor,
es solo el acertijo de un relámpago,
la raíz de esa nieve
que se hizo párpado de estatua
bajo la sed de los pájaros,
la levedad silenciada de un escalofrío,
la nostalgia de un paso nunca dado
hacia el espejo.
Por eso te hablo todavía,
por si escucharas mi himno de cristales rotos
o fuéramos en el envés de los minutos,
en la espalda del tiempo
que nos discurre incierto,
por si estuvieras ahí, tras el espejo,
y a pesar de este juego de amarnos que perdimos
sintiéramos, de veras,
el beso abandonado.
más bien devano palabras sin músculo
cuando la noche estalla,
te recuerdo ese instante en que las voces
se nos hicieron piedra
sin ser consciente
que no es el amor el que te engendra,
que no es la caricia, ni los plazos,
ni tan siquiera el cuerpo nunca dado
el que acerca mi puño a tu portal,
lo hago así porque quisiera
ponerle un nombre a esta oquedad
que se prendió en las ansias invertidas.
Imagino tus labios
y en mis labios se instalan los océanos,
tu desnudez de musgo
vistiéndose en mi orilla erosionada,
tu quejido cerámico
cuando se parte el corazón por el contorno
de la sal compartida,
me figuro tu risa,
tu baile de marioneta intacta
bajo el halo de mi prisa encubierta,
tus gestos acolchados
para no dar de bruces con un daño
que se antoja lejano
como sueño y almohada,
como latido y sangre.
Me contemplo entregada,
dejándome arrastrar por la corriente
de un glaciar muy antiguo,
con trilobites enredados en el pelo,
luchando
por arrebatar del ámbar ese trozo de cielo
donde aguarda el pincel de los intrépidos,
me acelera ese fuego
de arrasar los principios del anhelo invidente
cuando la oscuridad es tan densa
que te presta el candil de las estrellas.
Mas no es amor,
es solo el acertijo de un relámpago,
la raíz de esa nieve
que se hizo párpado de estatua
bajo la sed de los pájaros,
la levedad silenciada de un escalofrío,
la nostalgia de un paso nunca dado
hacia el espejo.
Por eso te hablo todavía,
por si escucharas mi himno de cristales rotos
o fuéramos en el envés de los minutos,
en la espalda del tiempo
que nos discurre incierto,
por si estuvieras ahí, tras el espejo,
y a pesar de este juego de amarnos que perdimos
sintiéramos, de veras,
el beso abandonado.