Siempre, siempre en mi amigo
Publicado: Dom, 17 May 2015 7:09
Lirismos contenidos en el vapor etéreo de un discurso,
profanas brujas que silenciosas se diseccionan
entre la melodía de las palabras,
amigos que comparten, enseñan y ruedan
los motores que disipan la soledad de sus miedos,
entrelazando los ensueños que se proclaman libres
y confusos se denuncian.
Amistad que reina alternando bellezas con los hechizos
de las niñas malas.
Esas justicias de noblezas intercaladas, los valores
que abanderan las bondades,
sinceras honestidades que despiertan
el fluir de un equilibrio
perdido entre los besos y las caricias del alma.
Amistad que sonríe a los suspiros
y al color de los saberes que conocen y aun así aman
y armonizan el sentido que hermana
y salva las rarezas de sí mismas.
Y el corazón en dos almas,
para engendrar ganchos de acero y ternura
en el acomodado paseo que resplandece
recreando las duplicidades de la hermosura
divididas tan solo entre los guiños tristes
que se escogen en la lentitud de las esquinas
y ocurren mejorando a los yoes y a sus rastros,
regalando las caras de la luna
y hablando a sí mismos en la exquisita presencia
de la compañía que vuela para siempre entre nubes de verdades,
esperando solo el destello de una mirada
que se adormece sujetando las manos,
y confía constante en la misericordia,
la piedad y la plenitud de la vida.
profanas brujas que silenciosas se diseccionan
entre la melodía de las palabras,
amigos que comparten, enseñan y ruedan
los motores que disipan la soledad de sus miedos,
entrelazando los ensueños que se proclaman libres
y confusos se denuncian.
Amistad que reina alternando bellezas con los hechizos
de las niñas malas.
Esas justicias de noblezas intercaladas, los valores
que abanderan las bondades,
sinceras honestidades que despiertan
el fluir de un equilibrio
perdido entre los besos y las caricias del alma.
Amistad que sonríe a los suspiros
y al color de los saberes que conocen y aun así aman
y armonizan el sentido que hermana
y salva las rarezas de sí mismas.
Y el corazón en dos almas,
para engendrar ganchos de acero y ternura
en el acomodado paseo que resplandece
recreando las duplicidades de la hermosura
divididas tan solo entre los guiños tristes
que se escogen en la lentitud de las esquinas
y ocurren mejorando a los yoes y a sus rastros,
regalando las caras de la luna
y hablando a sí mismos en la exquisita presencia
de la compañía que vuela para siempre entre nubes de verdades,
esperando solo el destello de una mirada
que se adormece sujetando las manos,
y confía constante en la misericordia,
la piedad y la plenitud de la vida.