La levedad perpetua del silencio
Publicado: Mié, 13 May 2015 7:51
<font size="3[FONT=comic= sans= ms=]">
A lo leve, a lo tenue, a lo adscrito al silencio, a ese dulzor amargo de lo no sentido,
a lo nunca escrito, al etéreo patrocinio de las sonrisas,
a todo aquello que sin ser perfecto complace y lento anida,
a las noches sin puerta, sin ropa, donde solo te baña el viento,
y exento, casi ajeno, el placer es místico y brota ocupando su sombra,
y una y otra vez retuerce las entrañas, gritando la melodía de lo prohibido.
A los valles sin ríos, que entre los lomas de sus montañas, dibujan
el principado de los meses que transcurren,
a lo que no posee pero derrite,
a lo que no se cuenta y sin historia perdura,
al relato accidentado que borracho de excusas, no forma lagrimas.
Al sentimiento que carente de reglas, reivindica y se encuentra,
y entre los plumas de un ave se escenifica y sueña,
y ausente duerme abrazado a los soledades, del dolor errante
que sin extremos, pero en la margen de sus fronteras, asusta a la muerte
y escuda insensato el cálido valor de la vida,
e intimo repica y voluntariamente oculta la verdad que solo guiña
la magia de los silencios
que descargados de sus públicas presencias
escriben proverbios en las ventanas que no se marchan
y coquetean con las promesas sin garantía
para fluir en el rectángulo de la levedad perpetua.[/FONT]
Quería dedicar este poema, a un escritor que fue mi suegro y después mi padre,
que intento fomentar en mi la levedad, con poco éxito, y a un amor que levemente crece
y entre ternuras me acompaña.
A lo leve, a lo tenue, a lo adscrito al silencio, a ese dulzor amargo de lo no sentido,
a lo nunca escrito, al etéreo patrocinio de las sonrisas,
a todo aquello que sin ser perfecto complace y lento anida,
a las noches sin puerta, sin ropa, donde solo te baña el viento,
y exento, casi ajeno, el placer es místico y brota ocupando su sombra,
y una y otra vez retuerce las entrañas, gritando la melodía de lo prohibido.
A los valles sin ríos, que entre los lomas de sus montañas, dibujan
el principado de los meses que transcurren,
a lo que no posee pero derrite,
a lo que no se cuenta y sin historia perdura,
al relato accidentado que borracho de excusas, no forma lagrimas.
Al sentimiento que carente de reglas, reivindica y se encuentra,
y entre los plumas de un ave se escenifica y sueña,
y ausente duerme abrazado a los soledades, del dolor errante
que sin extremos, pero en la margen de sus fronteras, asusta a la muerte
y escuda insensato el cálido valor de la vida,
e intimo repica y voluntariamente oculta la verdad que solo guiña
la magia de los silencios
que descargados de sus públicas presencias
escriben proverbios en las ventanas que no se marchan
y coquetean con las promesas sin garantía
para fluir en el rectángulo de la levedad perpetua.[/FONT]
Quería dedicar este poema, a un escritor que fue mi suegro y después mi padre,
que intento fomentar en mi la levedad, con poco éxito, y a un amor que levemente crece
y entre ternuras me acompaña.