Editorial Alaire

El olvido es una travesía para la que no existe cartografía.

Cuando recorres la distancia a pie descalzo, descubres el ataúd oscuro de un ángel decapitado y sin alas. Al entierro asisten longitudes de memoria, se comprende entonces -serenamente- que el tiempo sólo es abstracción. Un ojo mentiroso sale de tu rostro y temeroso de tu ira se da a la fuga,
los otros dos que aún te quedan se siente huérfanos y padecen presbicia, sólo entonces recuerdas
que olvidaste tus anteojos antes de salir, en la mesilla de casa.

Maravilloso Carmen, amiga. El plano físico de la memoria toma una dimensión somática, se siente como un elemento que nace del propio cuerpo, y que orbita alrededor conformando satélites que nos nombran, y nombran nuestros recuerdos.
Un placer encontrar estas letras armoniosas y profundas, que placer tenerte por aquí, gracias siempre por compartir, querida compañera.
Besos

Me gusta Carmen la idea de ese tercer ojo. Sugerente para reflexionar sobre el concepto de la divinidad y del tiempo.

Un interesante breve.

Un abrazo.