La tormenta

Cuentos, historias, relatos, novelas, reportajes y artículos de opinión que no tengan que ver con la poesía, todo dentro de una amplia libertad de expresión y, sobre todo, siempre observando un escrupuloso respeto hacia los intervinientes.

Moderador: Hallie Hernández Alfaro

Avatar de Usuario
Óscar Distéfano
Mensajes: 10508
Registrado: Mié, 04 Jun 2008 8:10
Ubicación: Barcelona - España
Contactar:

La tormenta

Mensaje sin leer por Óscar Distéfano »

La tormenta

La tarde campestre estaba en su esplendoroso apogeo cuando, repentinamente, la oscuridad se abatió sobre la tierra. Unas densas nubes cargadas de humedad se aproximaron imparables en el paraje. La visión del paisaje se hizo casi nula e, inesperadamente, un fortísimo viento llegó desde el norte. El tórrido calor del verano fue rápidamente vencido, y un agradable aunque incómodo frescor invadió el aire.

Luego, todo fue violencia y caos. La fuerza de la naturaleza en su desquiciada manifestación, como si los mismos demonios de la destrucción arrojaran su ira ante la vida beatífica que llevaban.

El enorme árbol que cayó muy próximo al rancho, hizo sobresaltar a sus habitantes. Los esposos, inquietos y temerosos, llevaron a sus hijos, quienes lloriqueaban de terror, a la pieza donde dormían ellos, y en la cama matrimonial se apretujaron todos para cubrirse unos a otros, esperando, de esa forma, sobrellevar el pavor que ya los dominaba. Afuera el viento huracanado seguía golpeando con furia, arrastrando todo cuanto a su paso encontraba. Hizo volar el techo del gallinero, y varias gallinas desprevenidas salieron volando hacia quien sabe qué lugares lejanos, de donde, lo más probable es que, si salían con vida, no podrían regresar jamás.
Los truenos retumbaban estruendosos, imparables uno tras otro, como en una bóveda que no permitía escapar el sonido, detenido ahí en el aire, sumiendo en desesperación a los habitantes del rancho, quienes padecían de impotencia total a merced de esa descomunal fuerza. Cayeron granizos gigantescos que perforaron en dos o tres partes el techo de paja de la pieza, mientras blanqueaban como la nieve la vastedad de la pradera. La luz de los relámpagos, como gigantescos reflectores intermitentes, a cada tanto, alumbraban el lugar, mostrando el doblegarse de la flora hasta el suelo y unas vacas tiradas a lo lejos en pleno campo traviesa.
La madre empezó a rezar e hizo señas a sus hijos para que la emularan. Al rato, con el padre incluido, empezaron a elevar sus ruegos al cielo, esperando la conmiseración y el fin de ese infierno de tempestad, de ira que creían sobrenatural.

La voluntad del hombre, vencida, se resignaba a una tensa espera. Humildes, humillados en su condición de reyes de la creación, perdidos en su ignorancia supersticiosa, siguieron, así, apretujados unos contra otros, esperando con verdadero espanto el fin de aquella incomprensible cólera.

Recién cerca del alba, la tormenta amainó, y el alivio regresó para distender la tensión extrema y hacer que la vida prosiguiera en su normalidad cotidiana. Ninguno de ellos olvidaría lo sucedido esa noche. Décadas después seguirían comentando esa prueba a la que Dios les había expuesto. Algo cambió radicalmente en la visión que tenían de la vida, principalmente en la de un niño, quien fue arrancado tan violentamente de la inocencia, al observar en toda su crudeza el rostro de la muerte.
Última edición por Óscar Distéfano el Vie, 25 Ene 2019 19:36, editado 1 vez en total.
La poesía es la única soga de la cual dispongo siempre que caigo en el pozo del todo sin sentido.



http://www.elbuscadordehumos.blogspot.com/
Avatar de Usuario
Ventura Morón
Mensajes: 5473
Registrado: Mar, 29 Oct 2013 0:40

Mensaje sin leer por Ventura Morón »

La fuerza de la naturaleza adquiere en su máxima expresión un rostro propio. Y en la historia existe esa tendencia a hablarle, a personalizarla, a pedirle, a mirar al cielo buscando un porqué, y abrazarse a supersticiones que doblegan la capacidad de respuesta. Se siente esa fuerza en este texto tan vivo, tan bien elaborado y contado. La familia, esa semilla que podría volarse ante esta tormenta colosal. La piel del paisaje, una capa frágil que puede volatilizarse y borrar nuestra memoria y las huellas.
Un placer leerte amigo, felicitaciones y un fuerte abrazo
Responder

Volver a “Foro de Prosa”