Dos poemas miraquelindos y uno burrosquiano
Publicado: Dom, 25 May 2008 1:06
.
Dos miraquelindos de LORETO MORILLO FABRA
I
No me quedan retales que me vuelvan
a las tierras atroces y felices:
ahora que soy tarde,
ahora que la piel rosa de marzo
no huele a siempreviva,
lamento mi pasado
de Loreto ausente de veleros.
Las flores son muy suyas:
se abren sólo a quien sabe desearlas,
a quienes, insensatas, no conceden
su mirada al azar.
Soñé con un destino
pleno de cinamomos,
pero hoy me paralizan las edades
fractales del palacio de invierno.
No quise darme cuenta
y partió mi belleza en balandro
hacia la voz que no era.
Dos
Quizá la vida sea la nostalgia
de otro tiempo pasado,
cuando fuimos serenamente libres,
me dijo en la estación del Casco Viejo.
Me marché sin mirarle
y ya no respondí a sus llamadas.
Me basta mi tristeza.
No quiero amantes locos
que intenten igualarme.
-------------------------------------------------------------
Un burrosquiano del BURRO BURROSQUI
Aquella puta cuarentona
que me calcé
por treinta y cinco euros
en Montera.
Aún la recuerdo.
Me dijo que
si pusiera una detrás de otra
todas las pollas
que se había tragado en su vida,
podría hacer una cadena
que cruzara el Atlántico.
No parecía bromear.
Aquel día
volví a casa muy jodido:
¿tantas pollas como para hacer
una cuerda hasta Tegucigalpa?
Desde entonces ya no escribo.
Por más que busque
el poema,
yo nunca podré hacer
algo tan grande.
http://neorrabioso.blogspot.com
.
Dos miraquelindos de LORETO MORILLO FABRA
I
No me quedan retales que me vuelvan
a las tierras atroces y felices:
ahora que soy tarde,
ahora que la piel rosa de marzo
no huele a siempreviva,
lamento mi pasado
de Loreto ausente de veleros.
Las flores son muy suyas:
se abren sólo a quien sabe desearlas,
a quienes, insensatas, no conceden
su mirada al azar.
Soñé con un destino
pleno de cinamomos,
pero hoy me paralizan las edades
fractales del palacio de invierno.
No quise darme cuenta
y partió mi belleza en balandro
hacia la voz que no era.
Dos
Quizá la vida sea la nostalgia
de otro tiempo pasado,
cuando fuimos serenamente libres,
me dijo en la estación del Casco Viejo.
Me marché sin mirarle
y ya no respondí a sus llamadas.
Me basta mi tristeza.
No quiero amantes locos
que intenten igualarme.
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Un burrosquiano del BURRO BURROSQUI
Aquella puta cuarentona
que me calcé
por treinta y cinco euros
en Montera.
Aún la recuerdo.
Me dijo que
si pusiera una detrás de otra
todas las pollas
que se había tragado en su vida,
podría hacer una cadena
que cruzara el Atlántico.
No parecía bromear.
Aquel día
volví a casa muy jodido:
¿tantas pollas como para hacer
una cuerda hasta Tegucigalpa?
Desde entonces ya no escribo.
Por más que busque
el poema,
yo nunca podré hacer
algo tan grande.
http://neorrabioso.blogspot.com
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