Retirado para un proyecto personal.
Publicado: Sab, 18 Abr 2015 23:27
Retirado para un proyecto personal.
Foro poético-literario, revista y tienda de libros de la Editorial Alaire. Poemas de todo tipo, relatos cortos, ensayos. Debates, discusiones y todo tipo de estudios sobre temas relacionados con el ámbito literario. Convocatorias de concursos de poesía.
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Gerardo Mont escribió:URBHUMANO (EB)
Y la urbe exuda. Transita el pecho piedra a piedra. Espulga las mentiras
de su ciclo interminable, se deja ver inmune al alcance de las manos,
y sin embargo se contagia de sueños con tarjeta, endeuda su fe por otro instante,
se rifa la vida por la verdad equívoca de un verbo – mejor sin ascendencia –,
que reniegue de los trillos que le restan.
Se resiste a la historia que hoy tiembla en sus cimientos,
incinera los huesos de todas las memorias
y de las cenizas reinventa – un poco más pequeño – al hombre.
La voluntad entonces, se doblega a la pantalla de 70, encalla en los pliegues del sofá,
en el cuero que alguna vez previno otro animal.
Y la cerveza viaja de la mano hasta la boca, mientras reza en su etiqueta:
cien por cien desinfección.
Repite – la ciudad – sus mantras de arquitecto, sus plegarias de hombre arrepentido.
Repite los mismos bares y viviendas, las viejas riñas de adoquines y de asfalto,
las mismas gárgolas en las calles polvorientas, ligadas a los malos después de tanto y tanto…
Repite la misma historia en muchos libros, recorriendo a los hombres a la inversa,
hasta que dicta el último segundo: “quizás habríamos tenido un continente,
si lo nuestro no hubiese sido andar sobre diluvios”.
Mientras se fabrican en serie las desgracias,
y todos los accesos solicitan nuevas claves para la ignición de los acuerdos o las guerras,
todo obliga a ver hacia atrás un par de veces.
Entonces se vierten los cuerpos en el sedentarismo de la sal,
a pesar de que añoran las piruetas en Sodoma, de otros cuerpos en el fuego.
Y siguen las palabras su trajín en las baldosas que quizás narre los siglos,
excluyendo a pobres y a escuálidos por raza,
con la infalible economía que supo de ellos prescindir, borrando su rastro de los censos .
Y ese plato desabrido que alimenta la memoria, blofea
en un buffet de esquinas de una gala paranoide. Un hombre socava sus principios
mirándose al espejo
mientras una mujer escapa con su imagen
y vestida de viuda con ligueros, pregunta a aquellos que la ven llorando:
“¿es acaso usted el hombre que he olvidado?”.
Y ante los sabores periféricos que amenazan el pan diario,
entona los consuelos, adereza nombres sin alguna jerarquía.
Mientras el hombre concluye siempre ante el espejo:
“…habremos muerto
cuando tú y yo se conjugue sin nosotros…Pero ausentes de nosotros,
podremos estar juntos y quizás hasta felices”.
Y sigue el hombre viviendo por la certera incertidumbre de la muerte,
o en su defecto, muriendo como cualquiera que está vivo.
La ciudad al final
suma y resta las mismas espirales, los mismos ciclos de amores confundidos,
definiendo a todos sin conocer a ciencia cierta subterfugios,
empadronando por las fechas de caducidad,
al hombre.
Ricardo Serna G escribió:Gerardo Mont escribió:URBHUMANO (EB)
Y la urbe exuda. Transita el pecho piedra a piedra. Espulga las mentiras
de su ciclo interminable, se deja ver inmune al alcance de las manos,
y sin embargo se contagia de sueños con tarjeta, endeuda su fe por otro instante,
se rifa la vida por la verdad equívoca de un verbo – mejor sin ascendencia –,
que reniegue de los trillos que le restan.
Se resiste a la historia que hoy tiembla en sus cimientos,
incinera los huesos de todas las memorias
y de las cenizas reinventa – un poco más pequeño – al hombre.
La voluntad entonces, se doblega a la pantalla de 70, encalla en los pliegues del sofá,
en el cuero que alguna vez previno otro animal.
Y la cerveza viaja de la mano hasta la boca, mientras reza en su etiqueta:
cien por cien desinfección.
Repite – la ciudad – sus mantras de arquitecto, sus plegarias de hombre arrepentido.
Repite los mismos bares y viviendas, las viejas riñas de adoquines y de asfalto,
las mismas gárgolas en las calles polvorientas, ligadas a los malos después de tanto y tanto…
Repite la misma historia en muchos libros, recorriendo a los hombres a la inversa,
hasta que dicta el último segundo: “quizás habríamos tenido un continente,
si lo nuestro no hubiese sido andar sobre diluvios”.
Mientras se fabrican en serie las desgracias,
y todos los accesos solicitan nuevas claves para la ignición de los acuerdos o las guerras,
todo obliga a ver hacia atrás un par de veces.
Entonces se vierten los cuerpos en el sedentarismo de la sal,
a pesar de que añoran las piruetas en Sodoma, de otros cuerpos en el fuego.
Y siguen las palabras su trajín en las baldosas que quizás narre los siglos,
excluyendo a pobres y a escuálidos por raza,
con la infalible economía que supo de ellos prescindir, borrando su rastro de los censos .
Y ese plato desabrido que alimenta la memoria, blofea
en un buffet de esquinas de una gala paranoide. Un hombre socava sus principios
mirándose al espejo
mientras una mujer escapa con su imagen
y vestida de viuda con ligueros, pregunta a aquellos que la ven llorando:
“¿es acaso usted el hombre que he olvidado?”.
Y ante los sabores periféricos que amenazan el pan diario,
entona los consuelos, adereza nombres sin alguna jerarquía.
Mientras el hombre concluye siempre ante el espejo:
“…habremos muerto
cuando tú y yo se conjugue sin nosotros…Pero ausentes de nosotros,
podremos estar juntos y quizás hasta felices”.
Y sigue el hombre viviendo por la certera incertidumbre de la muerte,
o en su defecto, muriendo como cualquiera que está vivo.
La ciudad al final
suma y resta las mismas espirales, los mismos ciclos de amores confundidos,
definiendo a todos sin conocer a ciencia cierta subterfugios,
empadronando por las fechas de caducidad,
al hombre.
Modernista, bien estructurado con calidad suprema
te felicito
un abrazo fuerte, querido amigo
curra anguiano escribió:Mientras el hombre concluye siempre ante el espejo:
“…habremos muerto
cuando tú y yo se conjugue sin nosotros…Pero ausentes de nosotros,
podremos estar juntos y quizás hasta felices”.
Te haces a ti mismo verso y hermosura ...
solo puedo darte las gracias, por dejarnos sentir contigo
besos
Curra
Hallie Hernández Alfaro escribió:La universal sintomatología de la ciudad, querido Gerardo. Sus pliegues vendidos al mejor postor, la fría resolución de sus parques en abandono; y el hombre desentrañando trastos de basura y restos de moral. Tu visión poética agudiza el brillo de las verdades in situ y nos golpea con belleza.
Qué alegría leer de nuevo un trabajo tuyo; un granito de oro para el EB, si señor.
Abrazo enorme y felicidad.