El estado de la nación
Publicado: Vie, 10 Abr 2015 9:09
Los diputados reunidos en sesión plenaria
son como liendres divagando alegrías,
y se ocultan entre la maleza de la moral.
Los ministros asoman los hocicos,
respirando pañuelos al aire de luz,
llorando por el emblema de una nación
donde los cerdos llevan corbatas de papel,
y los hombres se revuelcan por el barro,
lamentándose por las pérdidas económicas.
Un sol en pelotas aplaude con efusión,
hundiéndose en la fuente de divisas;
ardiendo por las acciones de papel mache,
que se despeñan en abismos de ensueños.
En los prostíbulos se agitan los patos,
tratando de dominarse a sí mismos,
discutiendo sobre el estado de la nación.
Todo hace aguas, no hay suficientes pañuelos,
ni suficientes cerdos para calmar la turbulencia del barro.
Tan rotundo es el crack, el certero puñetazo
dirigido al centro de la luna.
Si Yuri Gagarin no pudo enamorarla,
la convulsión bursátil rompe su corazón.
¡Pobre luna destrozada, pobre mujer destronada,
y pobre nación desdentada y sin leche!
Los patos mareados entran y salen de los biombos,
sin hallarse a sí mismos, se repiten los unos a los otros:
-Aquí en España, el que no llora no mama.
Una sola hormiga, con una sola antena,
derriba la estatua de la libertad,
y los ciudadanos
(los de categoría inferior a los cerdos)
portan el retrato de unos reyes de papel higiénico.
son como liendres divagando alegrías,
y se ocultan entre la maleza de la moral.
Los ministros asoman los hocicos,
respirando pañuelos al aire de luz,
llorando por el emblema de una nación
donde los cerdos llevan corbatas de papel,
y los hombres se revuelcan por el barro,
lamentándose por las pérdidas económicas.
Un sol en pelotas aplaude con efusión,
hundiéndose en la fuente de divisas;
ardiendo por las acciones de papel mache,
que se despeñan en abismos de ensueños.
En los prostíbulos se agitan los patos,
tratando de dominarse a sí mismos,
discutiendo sobre el estado de la nación.
Todo hace aguas, no hay suficientes pañuelos,
ni suficientes cerdos para calmar la turbulencia del barro.
Tan rotundo es el crack, el certero puñetazo
dirigido al centro de la luna.
Si Yuri Gagarin no pudo enamorarla,
la convulsión bursátil rompe su corazón.
¡Pobre luna destrozada, pobre mujer destronada,
y pobre nación desdentada y sin leche!
Los patos mareados entran y salen de los biombos,
sin hallarse a sí mismos, se repiten los unos a los otros:
-Aquí en España, el que no llora no mama.
Una sola hormiga, con una sola antena,
derriba la estatua de la libertad,
y los ciudadanos
(los de categoría inferior a los cerdos)
portan el retrato de unos reyes de papel higiénico.