Editorial Alaire

Mi voz que sube hasta el reloj ciego.

La memoria estuvo aquí
con otro pensamiento en tardes violetas
cuando la música era un trofeo de algarabías
y los pasos un círculo de aventuras
en cualquier estación sin patria.

Volver a los ojos oscuros de una calle rota,
oír la huída frenética de los gatos
mientras la techumbre extiende su armonía de abejas cansadas
como sombra inútil o lengua que sostiene el temblor
de las pieles que desafían un sol.

La ciudad existe en mí antes de ser luz
o atmósfera blanca.

Su vida fluye por territorios de carne
entre risas fútiles y perezosos árboles sin edad.

Veo al fin la estatua, su gesto de ángel clemente
resucita mi ternura, a contraluz sus alas
recogen el asombro de la desesperación
en un rizo amargo.

Sé que al fin hay una cadencia simple en el dolor,
sé que en la dicha los sueños
se ramifican como colores en el agua,
sé que hay una transición
que nunca llega a los labios
ni es palabra
ni es amor
ni es muerte.

Mis pisadas crujen y siento el frío cómo siembra mis manos.

Creo que estoy vivo.

Preciosos versos. Un poema excelente, Ramón. Mis felicitaciones, amigo.
Un abrazo.

Fascinante la dinámica de tu poética. Versos tan vivos como diestros.

Abrazos y felices pascuas, querido Ramón.

Es grato acompañarte en esta experiencia llena de sensaciones, en este viaje al corazón de este paisaje que nos acoge y en el que dejas las muestras del cariño con el que tratas a la poesía.

Un abrazo.

Precioso, Ramón. Muchas gracias por compartir. Un abrazo,

Judit

Incluso en tus poemas menos buenos (es un decir), siempre bordas un universo de colores y sensaciones capaz de reanimar la sensibilidad más adormecida. Es la tuya una poesía adversativa que hace de la oposición cuerpo entero, inseparable, indisoluble.

Un placer, como siempre. Saludos, Ramón.

Mensaje nuevoPublicado: Dom, 05 Abr 2015 6:34 Título del mensaje: La ciudad o yo Responder citando
Mi voz que sube hasta el reloj ciego.

La memoria estuvo aquí
con otro pensamiento en tardes violetas
cuando la música era un trofeo de algarabías
y los pasos un círculo de aventuras
en cualquier estación sin patria.

Volver a los ojos oscuros de una calle rota,
oír la huída frenética de los gatos
mientras la techumbre extiende su armonía de abejas cansadas
como sombra inútil o lengua que sostiene el temblor
de las pieles que desafían un sol.

La ciudad existe en mí antes de ser luz
o atmósfera blanca.

Su vida fluye por territorios de carne
entre risas fútiles y perezosos árboles sin edad.

Veo al fin la estatua, su gesto de ángel clemente
resucita mi ternura, a contraluz sus alas
recogen el asombro de la desesperación
en un rizo amargo.

Sé que al fin hay una cadencia simple en el dolor,
sé que en la dicha los sueños
se ramifican como colores en el agua,
sé que hay una transición
que nunca llega a los labios
ni es palabra
ni es amor
ni es muerte.

Mis pisadas crujen y siento el frío cómo siembra mis manos.

Creo que estoy vivo.'


Magistral! Como nadie has podido delinear ese instante de la duda existencial que, en algún momento, nos alcanza a todos y nos hace reencontrarnos con tu excelsa poesía. gracias compañero, por obsequiarnos con tu arte.

Mi abrazo sentido. Mitsy

Vivo y fresco, Ramón. Felicidades y un abrazo.

Ignacio

Luis M. Mariño escribió:Preciosos versos. Un poema excelente, Ramón. Mis felicitaciones, amigo.
Un abrazo.

Gracias, Luis, me alegra que te haya gustado el poema. Un abrazo.

Hallie Hernández Alfaro escribió:Fascinante la dinámica de tu poética. Versos tan vivos como diestros.

Abrazos y felices pascuas, querido Ramón.

Gracias, Hallie, por tu lectura y amable comentario. Un abrazo.

[I]Sé que al fin hay una cadencia simple en el dolor,
sé que en la dicha los sueños
se ramifican como colores en el agua,
sé que hay una transición
que nunca llega a los labios
ni es palabra
ni es amor
ni es muerte. [/I]


Bello, Ramón.
Un abrazo

Sé que al fin hay una cadencia simple en el dolor,
sé que en la dicha los sueños
se ramifican como colores en el agua,
sé que hay una transición
que nunca llega a los labios
ni es palabra
ni es amor
ni es muerte.

Mis pisadas crujen y siento el frío cómo siembra mis manos.


Muy muy bello y expresa sera la duda, el miedo .... muy interesante


gracias

Curra

F. Enrique escribió: Es grato acompañarte en esta experiencia llena de sensaciones, en este viaje al corazón de este paisaje que nos acoge y en el que dejas las muestras del cariño con el que tratas a la poesía.

Un abrazo.

Muchas gracias, Francisco, por leerme y comentar. Un abrazo.

J. Paz escribió:Precioso, Ramón. Muchas gracias por compartir. Un abrazo,

Judit

Gracias a ti, Judit, por tu lectura y amables palabras. Un abrazo.

Óscar Bartolomé Poy escribió:Incluso en tus poemas menos buenos (es un decir), siempre bordas un universo de colores y sensaciones capaz de reanimar la sensibilidad más adormecida. Es la tuya una poesía adversativa que hace de la oposición cuerpo entero, inseparable, indisoluble.

Un placer, como siempre. Saludos, Ramón.

Gracias, Óscar, por leerme y comentar. Un saludo cordial para ti.