Primera comunión
Publicado: Vie, 03 Abr 2015 23:57
Tengo que confesarlo:
La noche de mi comunión
me oriné en la cama.
Cuando vi a las niñas,
acariciando las velas,
no lo pude evitar.
Una bandada de pájaros
arremetieron contra la iglesia,
estrellándose en las vidrieras.
Hubo un estallido,
un tenebroso ruido
de niños crucificados.
Todos olvidamos el ritual,
no sabíamos qué hacer;
perdimos la memoria.
Al mirar de reojo,
olí el denso perfume
de una sombra.
Ella me llevó de la mano
al altar.
El cura, arrodillado,
se cubría la cabeza,
temiéndose lo peor.
En breves segundos
vi un rostro escuálido,
antes de fallecer.
A la velocidad de la luz
vi avanzar a mi padre,
con su pijama de rayas;
llevaba en sus manos
un ramo de pájaros.
La sombra fue testigo
de cómo mi padre
me pedía la mano.
Corrieron las niñas,
dejando caer las velas.
El color rojo de las heces,
y de la sangre,
se reflejaba en el rostro
de mi padre.
Y en el de mi madre,
colgada de las vidrieras.
El miedo se apoderó de mí,
clavándome su lastimosa daga.
Era densa la mañana,
cuando desperté
de aquel lúcido sueño.
Entonces lo tuve claro,
no quería hacerlo.
Y me vuelvo a confesar:
No hice la primera comunión.
La noche de mi comunión
me oriné en la cama.
Cuando vi a las niñas,
acariciando las velas,
no lo pude evitar.
Una bandada de pájaros
arremetieron contra la iglesia,
estrellándose en las vidrieras.
Hubo un estallido,
un tenebroso ruido
de niños crucificados.
Todos olvidamos el ritual,
no sabíamos qué hacer;
perdimos la memoria.
Al mirar de reojo,
olí el denso perfume
de una sombra.
Ella me llevó de la mano
al altar.
El cura, arrodillado,
se cubría la cabeza,
temiéndose lo peor.
En breves segundos
vi un rostro escuálido,
antes de fallecer.
A la velocidad de la luz
vi avanzar a mi padre,
con su pijama de rayas;
llevaba en sus manos
un ramo de pájaros.
La sombra fue testigo
de cómo mi padre
me pedía la mano.
Corrieron las niñas,
dejando caer las velas.
El color rojo de las heces,
y de la sangre,
se reflejaba en el rostro
de mi padre.
Y en el de mi madre,
colgada de las vidrieras.
El miedo se apoderó de mí,
clavándome su lastimosa daga.
Era densa la mañana,
cuando desperté
de aquel lúcido sueño.
Entonces lo tuve claro,
no quería hacerlo.
Y me vuelvo a confesar:
No hice la primera comunión.