Editorial Alaire

En el batir de las lágrimas,
la mirada resurge, zozobrante, tras un iris de mármol.
Los pozos de la ausencia
traslucen los restos de un dios a la deriva.

Ay, amor,
¡cómo se prodigaban los sueños
en la cornucopia de un beso,
albriciando, la desnudez de los labios,
la fecundidad de la carne!

¡Y cómo aflora hoy el deseo en la sed de un recuerdo
mientras arrecian las voces suicidas
sin los cuerpos en la futilidad de una promesa!

Mis dedos atesoraban la verdad de tus manos apurando una caricia,
y, juntando sus palmas,
te atraía hasta mi pecho con la suavidad de un pretexto.
-¡Estás atrapada!-sonreíamos…, hasta fundirnos de nuevo en la tormenta de un beso.

¿Dónde nos desconocimos?
¿Dónde mudamos nuestra piel por estos poros de piedra?

Por el camino de vuelta al olvido,
la soledad de las manos
gotea
el aguijón de una pregunta:
¿Dime cuándo, amor, y cómo, y dónde
nos desconocimos?

Miguel Angel, me parece un poema muy interesante, amigo Miguel Angel, es un placer leerte, recibe un fuerte abrazo.

"Ay, amor,
¡cómo se prodigaban los sueños
en la cornucopia de un beso,
albriciando, la desnudez de los labios,
la fecundidad de la carne!"

Me ha encantado esta estrofa de albricias y cornucopias. Rezuma una pasión y un erotismo muy bien conjugados. El final también es de mi agrado, con las preguntas retóricas que lo preceden e invitan a una reflexión sobre la naturaleza del amor y de las relaciones sentimentales, y que nos lleva al adagio latino "Nosce te ipsum".

En los últimos poemas te he leído metáforas más elaboradas e imaginativas. Sólo tengo una apreciación que hacerte: quizás suene redundante emplear dos veces en un poema que tampoco es tan extenso el calificativo "de piedra". Sería fácil de subsanar.

Un fuerte abrazo, estimado Miguel Ángel.

Leo tu poema, Miguel Ángel, y puedo decirte que me ha gustado mucho, no es fácil hablar de un amor que se ha marchitado y lo haces de una forma que engancha, el poema no pierde el ritmo ni la fuerza, ni el interés de lo que dice y tiene versos destacables. Muy bueno.
Los pozos de la ausencia
traslucen los restos de un dios a la deriva.

Un abrazo.

Me gustó mucho el cierre del poema, aunque todo el poema es hermoso. Un gusto leerte
Besos
Pilar

¡Y cómo aflora hoy el deseo en la sed de un recuerdo
mientras arrecian las voces suicidas
sin los cuerpos, o la futilidad de las promesas!


Inmenso, lleno de alma y dolor ,,, y vida
gracias

Curra

Por el camino de vuelta al olvido,
la soledad de las manos
gotea
el aguijón de una pregunta:
¿Dime cuándo, amor, y cómo, y dónde
nos desconocimos?

Magnífico aguijón el de estos versos (aunque todo el poema es muy hermoso). Mi sincera felicitación, Miguel Ángel. Un abrazo.

Manuel, muchas gracias por pasar a comentar.
Un abrazo fuerte, amigo.

Óscar, antes que nada agradecerte tu tiempo y tu nutrido comentario.
Llevas razón en lo que apuntas. Repetir dos veces la palabra (piedra) en un poema tan corto y con el significado tan singular que poseen en cada contexto, resulta redundante. Gracias por hacerme la anotación. Ya lo subsané.
En cuanto a que las metáforas son más imaginativas, puede deberse a que ahora retengo un poco más los poemas antes de subirlo. Releyendo los poemas se me ocurren cosas nuevas.
Muchas gracias nuevamente, Óscar.
Fuerte abrazo.

Enrique, me alegro que te haya gustado el poema.
Aprecio y valoro tu opinión y criterio.
Un abrazo fuerte.

Curra, muchas gracias por tu ánimo y amabilidad.
Un abrazo fuerte.

Pilar, muchas gracias por dejar tu apreciada huella.
Me alegra saber que te gustó.
Un abrazo fuerte.

Muchas gracias, Rosa, por tu paso y amabilidad.
Un abrazo fuerte.

Ciertamente un buen poema bien elaborado en torno al desasosiego de la pregunta, ese terrible díme, amor, dónde y cuándo nos desconocimos. Me parece todo un acierto.
Salud.

Desconocerse... no es tan fácil con la finura y elegancia lírica con que has hecho tu excelente poema.
Te envío mis felicitaciones sinceras y un gran abrazo.

José Manuel F. Febles