Editorial Alaire

Por muy mal que estén las cosas saco el índice, el ancla de metal con una pluma dentro;
quiero decir que cuesta elevarlo pero una vez está en movimiento sus trazos son ligeros
hasta que se detiene porque es difícil completar una figura
con un sola elevación y un solo descenso. Entonces hago un cuadrado en el aire,
en el aire oscuro y húmedo como el último de una pila de cristales,
de láminas inconscientes de su gradación, y cuando
rindo el índice a su peso y vuelve a mi mano, el cuadrado que trazó él, no yo,
va mermando o creciendo hacia el círculo, porque la naturaleza es una transparencia semoviente
y ahí tienes una ventana, uno ojo de buey, un anillo
para el índice dormido; una llama que recién se despierta. No es necesario un nombre,
yo sé que he cuarteado la distancia que va de un milímetro a otro,
aunque basta cualquier otra medida, otra capacidad, otra fuga de intersticio.
Entonces digo lo primero que se me ocurre, pero siempre con su foco. Por ejemplo,
un ejemplo de hoy, de ahora: Nada. Oh, era previsible, aquí estás, luz adversativa,
digo nada y nace la ceremonia de la oposición. Entonces dice:
esa manía tuya de abolir la personalidad, de ser un peregrino de personalidades,
va a acabar con el espacio, no va a existir un lugar desde el que manifestarme,
ninguna figura, ningún símbolo, ningún recuerdo.
Vas a hacer del vacío El Temperamento.
Entonces elevo otra vez el índice y lo acerco a sus labios,
me voy hacia lo oval, me dejo abducir,
con el sonido de fondo de un amuleto estallando contra el suelo,
liberando cuadrados y círculos liquidos; la descomposicion
de una estrella anegando la habitación hasta extrapolarla y ponerla a salvo
hasta la siguiente parusía del beso.
La promesa del beso descomponiendo la carne.
La recomposición de la carne mientras adviene el beso.
La memoria del índice.

¿ Qué es eso de que ya no tienes a penas Internet? no puede ser, eso lo tienes que arreglar.
Escritos como el que acabas de dejar son un placer de lectura, para mí como un feliz descubrimiento del lenguaje. Yo creo que la poesía debe ser por encima de todo placer. No dejes de publicar textos como este, yo te lo agradeceré.

Un fuerte abrazo.

Gracias Bruno, es como dice el amigo Manuel un placer.
Tiene imágenes realmente brillantes

La promesa del beso descomponiendo la carne.
La recomposición de la carne mientras adviene el beso.
La memoria del índice.

pero me quedo con su final

Gracias

Curra

Todo rumbo es hermoso por muy errático que parezca si al final acaba con el advenimiento de un beso. Interesante, intenso, buscando el más allá, como suele ser habitual en tu poesía.

Un abrazo.

La parusía del beso. Qué bien te ha quedado eso. Me ha gustado cómo has yuxtapuesto la geometría al amor y cómo tu dedo índice al final ha completado la figura que buscaba.

Saludos, Bruno.

Bruno me ha entusiasmado el lenguaje tan original que empleas en el poema, el ritmo, la calidad de los versos. me ha gsutado mucho, amigo, un abrazo.

No tan simple, Bruno, elevar el poema a gran altura y acabar con un final precioso. Un placer seguirte
Besos
Pilar

Qué reconfortado he salido de tu poema, amigo. Lo he leído absorto, dejándome llevar por la portentosa descripción que has hecho. Hay mil voces y mil silencios en esta obra magnífica que nos invita a releerla, a sacar más verdades, más belleza, más poesía que se encuentran en sus profundos corredores.

Un abrazo grande.
Óscar

Bruno, Felicidades.
Has creado una serie de sucesos de un simbolismo magnífico. La visión con la que has movido el aire alrededor la desconozco, y esto es lo que mueve el arte, lo desconocido que se transmite para proponer efectos que serán causas.

Un abrazo.
Ignacio

"la descomposicion
de una estrella anegando la habitación hasta extrapolarla y ponerla a salvo
hasta la siguiente parusía del beso."

El poema entero se da a la fuga con la eternidad en el pecho; es preciosísimo. Estos versos se me hacen la copa de un pino.

Ovación cerrada, Bruno.

Abrazos.

Manuel, que teclee lo que teclee me dice "no responde," así que a días, con la tablet de un amigo. Gracias siempre. Un fuerte abrazo para ti.

F.Enrique, te agradezco mucho. Se me ocurrió que el beso es el lugar donde dos se reúnen para deponer sus lenguajes. Es tan simple, tan instintivo, juntarse por la boca cuando se ama, juntarse por el lugar desde el que el sonido se hace visible que una beso parece una ventana a ése lenguaje telepático que un día, quizá, podremos alcanzar.
Se fundirá la poesía pero creo que merecerá la pena. Abrazos, amigo.

Óscar, te agradezco mucho, si una vez pasó, éso, la no necesidad de hablar para hacerse entender, seguro vuelve. Un placer tu presencia. Abrazos.

Manuel, gracias siempre por tu amabilidad y cercanía. Un abrazo para ti.

Pilar, te agradezco mucho tú cálida presencia y tu aliento. Besos para ti.

Gracias, Óscar, por tu generosa atención. Recibe un fuerte abrazo.

Ignacio, pues la desomposición o desestructuración de la idea de beso. Yo reconozco que son fallidos, pero me parece que ya no puedo hacer otra cosa. Por esto te agradezco enormemente tu presencia y tu lectura. Abrazo grande.

Gracias, Hallie, por muy pequeño que sea el mundo de cada uno, siempre querrá poder ponerlo a salvo, porque es suyo, le ha sido dado, por sí mismo, antes de venir al mundo. Abrazo grande, amiga.

Muy bello poema de Bruno.

Bruno Laja escribió:Por muy mal que estén las cosas saco el índice, el ancla de metal con una pluma dentro;
quiero decir que cuesta elevarlo pero una vez está en movimiento sus trazos son ligeros
hasta que se detiene porque es difícil completar una figura
con un sola elevación y un solo descenso. Entonces hago un cuadrado en el aire,
en el aire oscuro y húmedo como el último de una pila de cristales,
de láminas inconscientes de su gradación, y cuando
rindo el índice a su peso y vuelve a mi mano, el cuadrado que trazó él, no yo,
va mermando o creciendo hacia el círculo, porque la naturaleza es una transparencia semoviente
y ahí tienes una ventana, uno ojo de buey, un anillo
para el índice dormido; una llama que recién se despierta. No es necesario un nombre,
yo sé que he cuarteado la distancia que va de un milímetro a otro,
aunque basta cualquier otra medida, otra capacidad, otra fuga de intersticio.
Entonces digo lo primero que se me ocurre, pero siempre con su foco. Por ejemplo,
un ejemplo de hoy, de ahora: Nada. Oh, era previsible, aquí estás, luz adversativa,
digo nada y nace la ceremonia de la oposición. Entonces dice:
esa manía tuya de abolir la personalidad, de ser un peregrino de personalidades,
va a acabar con el espacio, no va a existir un lugar desde el que manifestarme,
ninguna figura, ningún símbolo, ningún recuerdo.
Vas a hacer del vacío El Temperamento.
Entonces elevo otra vez el índice y lo acerco a sus labios,
me voy hacia lo oval, me dejo abducir,
con el sonido de fondo de un amuleto estallando contra el suelo,
liberando cuadrados y círculos liquidos; la descomposicion
de una estrella anegando la habitación hasta extrapolarla y ponerla a salvo
hasta la siguiente parusía del beso.
La promesa del beso descomponiendo la carne.
La recomposición de la carne mientras adviene el beso.
La memoria del índice.

Bruno, cuanta preciosa imaginaria, que universos nos regalas! Un abrazo, ERA