Editorial Alaire

Benjamín León escribió:Heráclito te aplaudiría, J. Manuel, y cómo no, si tratas de una forma romántica una de las cuestiones iniciales de la filosofía que habla sobre que uno no se baña dos veces en el mismo río. Y aunque tu poesía aborda, también, la pérdida de la inocencia y de lo que fuimos en un lugar determinado, invita a recordarse, a encontrarse a sí mismo, y a buscar, mediante la indagación del hablante, la verdad de nuestro propio pasar por la existencia. Un agrado. A propósito, bienvenido al foro.

Un saludo fraterno desde Chile, Benjamín.

Alonso de Molina escribió:leer tus letras nos llevan
desde los recuerdos llenos de nostalgia de la niñez
a la reflexión y al encuentro consigo mismo

un gusto la lectura querido poeta

.

Lila Manrique escribió:Un gusto estar presente en tu poesía,
escribes muy bien.

Ana Villalobos Carballo escribió:Recuerdos y nostalgias se entremezclan en esta búsqueda y en este renacer a nosotros mismos. Bello poema. He leído varios poemas tuyos y me encanta tu forma tan poéticamente sencilla de decir las cosas. Un placer leerte.

Un beso que te llegue al corazón

Ana V.

Rafel Calle escribió:Precioso trabajo, amigo Txopo, que ha sido un placer leerte.
TE MANDO UN CORDIAL ABRAZO.

María de la Cruz Díaz escribió:Por favor permítame vagar mi pluma bajo su poema, con todo respeto y admiración a sus letras...


"Un jilguero divisaré
llorando en mi ventana.
Cuando tú te vayas...
Él me avisará
de tu partida.

Te juro amigo
no quedare compungida.

Correré nuevamente al río
a desenterrar
tu corazón de niño,
aquel que dejaste bajo el pino.

Y a la orilla de ese río
limpiaré todo lo sombrío.

¡Óyeme!
Que tus letras han tatuado
en la memoria
de mil historias,
y eso poeta
será tu gloria".


Bendiciones

Maricruz

José Manuel Sáiz escribió:EL RÍO


El río…
parece que fuera el mismo,
pero ya no es el mismo.
Tampoco yo soy el de entonces:
aquel niño que pescaba en sus orillas
con una vida de ilusiones por delante.

Cuando era un chiquillo
me gustaba escuchar al río jugando entre los álamos;
su espuma era mi castillo, su murmullo
¡mi tesoro!, y cuántas veces sus peces de colores
fueron juguetes vivos saltando entre mis manos.

Yo pescaba y él reía.
Yo crecía y él me hablaba;
y sus aguas cristalinas fueron para mí
durante mucho tiempo, un mundo mágico y tranquilo.
La vida era pura y transparente a la orilla de aquel río.
Sentí tantas veces su cálida armonía
que el futuro llegaba a mi encuentro
como una ola de ternura; y la vida, agazapada,
colmaba de ilusiones mi presente

No siempre estuve solo. A veces
un amor me sonreía;
y entre besos y caricias
jugábamos a escribir nuestros nombres
en las ramas de los sauces.
.
Y hoy, de nuevo aquí,
a solas con mis recuerdos,
veo abrirse ante mis ojos la feliz historia de mi pasado;
y la vida sale al paso transparente como entonces.

Pero ya nada
tendrá de nuevo la magia de aquella luz.
.
Llegará un día esa aurora con el tiempo
que ponga fin a mi vida y entierre en esta orilla
mi memoria para siempre. Entonces, ya no habrá
más vida que mi ausencia en esta vida;
no habrá un futuro con el que soñar,
ni un amor que me sonría,
ni habrá un atisbo de esperanza ante mi suerte.

Mi espíritu romántico tomará otro rumbo
cuando yo me vaya.
El río seguirá su curso
y mi alma se perderá colina abajo
con los meandros de la tarde.
Cuando yo me haya ido anidará junto a mi aliento
un jilguero con mi nombre
y yo me habré marchado con el viento
para siempre de este mundo.

Permanecerá la huella de mi pasado
vagando libre por el valle; y yo me quedaré sólo,
sin álamos, sin amores, sin peces vivos de colores;
y el río se volverá como ausente, cuando yo me vaya.
Yo le perderé para siempre;
y él se perderá en el bosque
buscando en sus orillas
a otro niño que le escuche.


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