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Gracias a ti por leerme y comentar.curra anguiano escribió:Un montón de desperdicios
o las basuras de una calle,
ollas viejas, viejas botellas
y una lata rota,
querida amiga, yo instauraría un castigo especial a los que multiplicándose en si mismos,
solo viven para agredir y dañar
huraños y malnacidos que apedrean para mantenerse vivos
y la vida que en sus ascuas triunfa
gracias
curra
El placer es mío, Manuel, cada vez que me lees y dejas tu comentario.Manuel Alonso escribió:Querida amiga, un poema excelso, lleno de imágenes y versos magníficos, un verdadero placer, Tigana, un abrazo.
Gracias por tus palabras, Rafel.Rafel Calle escribió:Muy bello poema de Tigana.
Tigana Nelson escribió:Poderosas imágenes
sombras incompletas
creciendo en la mente más pura.
¿Cuál fue su origen?
Un montón de desperdicios
o las basuras de una calle,
ollas viejas, viejas botellas
y una lata rota,
hierros viejos, viejos huesos,
trapos viejos
o esa furcia enloquecida
que guarda la alcancía.
Ahora que ya no tengo la escalera
he de tenderme donde arrancan todas las víboras,
en la inmunda trapería que es el corazón.
La cobra muestra su escalera
tiene abiertas sus venas al aire.
Y las enseña como quien muestra su bandera.
Ella no tiene miedo a secar su sangre:
la naturaleza bombea la sangre de su cuerpo,
fresca y cristalina.
Ofrece sus costados como apoyo
a quien recorre su cuerpo
ofrece sus manos, ofrece su risa.
Y, en el recodo de su cámara
el agua juguetea salpicando
a quien se acerca.
Aquí, bajo este manto,
sin apenas girarme
me envuelven las espigas.
Allí, sin estrellas,
sólo se adivinan
cráneos,
cuerpos estirados,
vírgenes muertas.
Descanso, vibra mi cabeza,
viejas sombras, inquietas,
destruyen fortalezas.
E. R. Aristy escribió:Tigana Nelson escribió:Poderosas imágenes
sombras incompletas
creciendo en la mente más pura.
¿Cuál fue su origen?
Un montón de desperdicios
o las basuras de una calle,
ollas viejas, viejas botellas
y una lata rota,
hierros viejos, viejos huesos,
trapos viejos
o esa furcia enloquecida
que guarda la alcancía.
Ahora que ya no tengo la escalera
he de tenderme donde arrancan todas las víboras,
en la inmunda trapería que es el corazón.
La cobra muestra su escalera
tiene abiertas sus venas al aire.
Y las enseña como quien muestra su bandera.
Ella no tiene miedo a secar su sangre:
la naturaleza bombea la sangre de su cuerpo,
fresca y cristalina.
Ofrece sus costados como apoyo
a quien recorre su cuerpo
ofrece sus manos, ofrece su risa.
Y, en el recodo de su cámara
el agua juguetea salpicando
a quien se acerca.
Aquí, bajo este manto,
sin apenas girarme
me envuelven las espigas.
Allí, sin estrellas,
sólo se adivinan
cráneos,
cuerpos estirados,
vírgenes muertas.
Descanso, vibra mi cabeza,
viejas sombras, inquietas,
destruyen fortalezas.
En Aikido, la fuerza que se utiliza es la fuerza del opositor. Si nos odia y se avalancha a destruir, quien tendrá destrucción? Me gusta mucho el tratamiento de tus imágenes originales y llenas de poder poético, Tigana. E. R. Aristy