Editorial Alaire

A veces recuerdo tus hombros,
esa muralla de azúcar deshecha en la boca
cuando me dabas la espalda al tercer sueño
y yo intentaba escalarte sin que despertaras
con mi piolet de besos,
tu olor a derrota entre mis piernas
y ese sonido que precede a la tormenta
y solamente escuchan los que tienen alas.

Me vienen al insomnio aquellas noches
donde abrazarse sin brazos
era simiente húmeda de una primavera eterna
acechando en la alfombra el primer paso,
ese tango mágico de nuestras lenguas
levantando aplausos en las sombras chinescas
de las manos que dejaron de pertenecernos.

Me llega tu sed, como una avalancha de temblores
recorriendo mi cuerpo
en busca de ese pozo donde apaciguarse,
donde armar la bravura de un océano
y navegar por él con las velas del suspiro
que se nos murió en los labios un instante
y nos nació, al mismo tiempo, entre los muslos.

Me sobrecogen esos juegos sin perdedor
donde nos adivinábamos desnudos
mientras la piel se nos perdía en horizontes
nunca pronunciados,
el vello de punta que precedía al grito más tierno
esculpido jamás en las gargantas,
esos párpados prietos bajo el tibio dolor
de los escalofríos
cuando las fuerzas, al fin,
se dormían con la paz de las revanchas.

A veces me miro en los espejos
y puedo ver tus huellas gangrenando el delirio,
recorriéndome entera
como un tatuaje inmenso que llevara tu nombre
y no dejara espacios para el fuego
de algún otro verano,
me sonrojo imaginándome tuya
sobre un lienzo cáustico
que no guardara en su envés las confidencias
de esta locura incierta.

A veces quisiera ser de plástico,
moldearme con la cálida silueta de tu cuerpo
para luego endurecerme sin conocer las lágrimas.

"A veces recuerdo tus hombros,
esa muralla de azúcar deshecha en la boca
cuando me dabas la espalda al tercer sueño
y yo intentaba escalarte sin que despertaras
con mi piolet de besos,
tu olor a derrota entre mis piernas
y ese sonido que precede a la tormenta
y solamente escuchan los que tienen alas."

Desde la "muralla de azúcar" hasta el "piolet de besos" (una metáfora de lo más original), esta primera estrofa me ha parecido muy buena, tan buena que, probablemente, el resto del poema no pueda mantenerle el pulso. Aun así, todas las imágenes delicadas y ubérrimas de sensualidad que dibujas son muy disfrutables.

Un abrazo, María José.

P.D.: En la palabra "cáustico" se te ha resbalado la tilde.

María José Honguero Lucas escribió:A veces recuerdo tus hombros,
esa muralla de azúcar deshecha en la boca
cuando me dabas la espalda al tercer sueño
y yo intentaba escalarte sin que despertaras
con mi piolet de besos,
tu olor a derrota entre mis piernas
y ese sonido que precede a la tormenta
y solamente escuchan los que tienen alas.

Me vienen al insomnio aquellas noches
donde abrazarse sin brazos
era simiente húmeda de una primavera eterna
acechando en la alfombra el primer paso,
ese tango mágico de nuestras lenguas
levantando aplausos en las sombras chinescas
de las manos que dejaron de pertenecernos.

Me llega tu sed, como una avalancha de temblores
recorriendo mi cuerpo
en busca de ese pozo donde apaciguarse,
donde armar la bravura de un océano
y navegar por él con las velas del suspiro
que se nos murió en los labios un instante
y nos nació, al mismo tiempo, entre los muslos.

Me sobrecogen esos juegos sin perdedor
donde nos adivinábamos desnudos
mientras la piel se nos perdía en horizontes
nunca pronunciados,
el vello de punta que precedía al grito más tierno
esculpido jamás en las gargantas,
esos párpados prietos bajo el tibio dolor
de los escalofríos
cuando las fuerzas, al fin,
se dormían con la paz de las revanchas.

A veces me miro en los espejos
y puedo ver tus huellas gangrenando el delirio,
recorriéndome entera
como un tatuaje inmenso que llevara tu nombre
y no dejara espacios para el fuego
de algún otro verano,
me sonrojo imaginándome tuya
sobre un lienzo caústico
que no guardara en su envés las confidencias
de esta locura incierta.

A veces quisiera ser de plástico,
moldearme con la cálida silueta de tu cuerpo
para luego endurecerme sin conocer las lágrimas.

Sin desmerecer la opinión de otros, todo el poema desde la primera estrofa hasta la última que remata el poema me parece magnífico.
Creo que todos hemos recordado eso perdido alguna vez, la cualidad aquí, aparte de unas metáforas originales, es un juego (hermosísimo) entre una sensualidad que se desborda en cada verso y ese dolor que duerme y recuerda sin pronunciar lágrimas, ese efecto es difícil de conseguir y transmitir en un poema.
El ser humano es un ser emocional, mucho más emocional que racional, recordar algo, como su etimología latina dice viene de recordari (re- de nuevo) y cordis (corazón) , osea, volver a pasar por el corazón y justamente así, lo has hecho, has vuelto a pasar esos recuerdos por tu corazón de una manera sensual, exquisita y plena.
Leerte es un premio para esta tarde de sábado.

Un abrazo, grande.

Carmen

el vello de punta que precedía al grito más tierno
esculpido jamás en las gargantas,
esos párpados prietos bajo el tibio dolor
de los escalofríos

Es entero una obra de arte !!!
pero este párrafo a mi me llega, mas dentro

Mil besos

y gracias


Curra

Óscar, pues llevas razón, en tu valoración y en la tilde ( luego la edito que estoy con el móvil y se me va a apagar yaa). Cuando escribes un poema, y sobre todo si es de noche, fíjate a mí me pasa, siempre acabas con una percepción distinta de la que despierta en ti a la mañana siguiente. Al mismo escribirlo todo encajaba, al releer me doy cuenta, sobre todo al final, que todo podía haber sido mejor.
Pero tengo un defecto antiguo, nunca repasé los exàmenes y casi nunca lo hago con mis poemas, siempre he creido que lo que sale espontáneamente es por algo y siempre se acerca más a la primera intención.
Evidentemente puedo estar equivocada, porque muchos poetas a los que admiro repasan sus escritos una y otr vez, pero todo puede arreglarse con la madurez poética que todavía no poseo ni de lejos.
Muy agradecida compañero. Un abrazo

María José,

me ha gustado mucho el poema, amiga. Destacaría el armazón de la composición toda, la manera cómo unas estrofas se van hilando con las otras para construir un todo. A menudo se encuentra uno poemas que tiene que esforzarse por terminar, buscar una hilazón donde tal vez no la haya, o donde no es lo suyo buscarla. Poemas que son una sucesión de imágenes, tal vez brillantes o muy brillantes, pero donde algunos aficionados nos quedamos un poco en suspenso al no conseguir enganchar un "fondo". A menudo me ocurre que no consigo gozar enteramente de imágenes que tienen muy buena pinta, precisamente porque no hago pie en un poema, no tengo un suelo claro desde donde mirar al cielo.


No es tu caso. Sin renunciar a metáforas complicadas, arriesgadas, brillantes, el tema que expones resulta claro. Lenguaje apasionado, con un retrogusto nostálgico muy bien conseguido, gramática y ortografía respetuosas con el cliente-lector, orden + riesgo = equilibrio.

A mí me gusta mucho.

Un abrazo.

Amiga Maria José, me ha entusiasmado el poema, lo encuentro bellísimo y con un final estremecedor. Un placer amiga y un abrazo.

He leído el poema varias veces, María José, y cada vez me ha gustado más, tienes un estilo muy definido que contiene una gran carga poética y te expresas con una claridad que sobrecoge cuando pulsas en los escenarios que duelen.

Un abrazo.

Muy hermoso poema, coherente, lírico y con imágenes seductoras como el azúcar. Felicidades por esta belleza
Besos
Pilar

Muchísimas gracias Carmen por el comentario que me dejas, siempre amable, siempre ahí.
Te mando un fuerte abrazo

Tus poemas siempre son muy bellos, María José.
Los disfruto mucho.
Un abrazo fuerte.

Que los versos van erigiendo una fortaleza que refleja el cuerpo amado es indudable. Muy hermosos, inspirados en una invocación que migra siempre hacia el amor, tan sumamente bello que parece una frontera imposible. Me gusta esa imagen inalcanzable que insufla una aspiración constante a remontar el querer, amándolo sin pretextos.
Un beso María José, un placer de lectura

Gracias Curra, eres un Sol, con mayúsculas.
Un abrazo enorme

Es evidente la carga de sensualidad que recorre todo el poema y la nostalgia que subyace en cada uno de los versos. Belleza y poesía en estado puro. Un lujo leerte.
Un abrazo.
Pepa