El silencio
Publicado: Mié, 21 May 2008 21:34
El silencio nos conmueve, nos debilita.
Esa fragancia uniforme que el viento deja.
Las luces, reflejando las figuras del mar,
en su hechizo viviente y perpetuo sobre la tierra.
Cuando nos abrimos a esa luz, una gota de alma
se cuela entre estas paredes erógenas de piel.
Nuestro enigma se transfigura, se convierte en
la sombra ardiente de una palabra de amor.
El pozo duerme en su quietud perpetua;
gota a gota emerge un sueño de sus aguas violetas.
El embriagante brillo de esta laguna de sueños
emerge ante nuestros ojos despiertos.
Es fuego, es fuerza terrenal crepitando en la llanura.
Una energía que, constante y sólida, nos llama
a descubrir la belleza y la templanza.
Un rayo de virtud que en ondas nos abarca.
Las tonalidades ya han completado sus enigmas,
y solo quedan estas horas sagradas de alma,
de furia y de sensaciones.
La calle se estrecha para que nuestros ojos se encuentren.
La savia espesa cae de tus ojos.
El agua ha llenado la cuenca de colores y formas.
El conjuro de las hojas conmueve
las más grata profundidad de nuestros sentimientos.
Esa fragancia uniforme que el viento deja.
Las luces, reflejando las figuras del mar,
en su hechizo viviente y perpetuo sobre la tierra.
Cuando nos abrimos a esa luz, una gota de alma
se cuela entre estas paredes erógenas de piel.
Nuestro enigma se transfigura, se convierte en
la sombra ardiente de una palabra de amor.
El pozo duerme en su quietud perpetua;
gota a gota emerge un sueño de sus aguas violetas.
El embriagante brillo de esta laguna de sueños
emerge ante nuestros ojos despiertos.
Es fuego, es fuerza terrenal crepitando en la llanura.
Una energía que, constante y sólida, nos llama
a descubrir la belleza y la templanza.
Un rayo de virtud que en ondas nos abarca.
Las tonalidades ya han completado sus enigmas,
y solo quedan estas horas sagradas de alma,
de furia y de sensaciones.
La calle se estrecha para que nuestros ojos se encuentren.
La savia espesa cae de tus ojos.
El agua ha llenado la cuenca de colores y formas.
El conjuro de las hojas conmueve
las más grata profundidad de nuestros sentimientos.