Editorial Alaire

...

Las entradas están vendidas
para la acción de la palabra, para la muerte del héroe
confundido entre sus víctimas, sus dioses, sus amores,
en tanto naufragio de secano y rayos que parten torres.

En el olvido está el recuerdo. Y tú vas y vuelves.

Es propicio para la función el invierno,
se aquilatan más los pensamientos de los audaces.
El verano los hace erráticos, viajeros de vuelta al barrio,
odiseos de domingo con cesta de picnic y linterna.

Vienes y me conquistas enseguida, al parpadear.

Yo te leo, y las murallas son más altas, las praderas más verdes
junto a un río que no estaba y las voces tienen eco
y los silencios son larguísimos entre pisada y pisada.
Los bosques desproporcionados, las distancias colosales.

Te escucho respirar muy suave mientras Héctor se muere.

En verano resulta natural la presencia de los ídolos,
los reconocemos con esa familiaridad infantil
de quien conoce a los actores que están tras el telón,
sus novias, sus padres, sus pueblos, sus huérfanos.

Respiras más fuerte ante las lágrimas de Aquiles. Qué lástima.
Su corazón tan doliente, su boca tan seca, su voluntad tan otra.

Yo te leo
y en ti se agranda el hombre, le nacen universos bajo la frente.

Ya no me escuchas.
En invierno siempre te vas al sueño con los ojos húmedos.

...

Buen poema amigo, con un excelente final, amplio en ideas y en imágenes.
Ernesto C.

Un poema muy bello, con pasajes de exquisita complicidad. Admiro el planteo argumental, el juego entre el presente y el remoto pasado, la intemporalidad del sueño humano que se palpa en los versos. Es también motivo de emoción el tratamiento serio, culto, que se le da al poema. Me ha encantado beberme este valioso trabajo poético.

Un abrazo.
Óscar

Hermoso y trabajado poema, Ignacio.
Un placer de lectura.
Un abrazo fuerte.

Un poema precioso para leer despacio y beber cada verso. Me gustó leerte
besos
Pilar

Qué hermosura, Ignacio. Tus estaciones son amaranto inextinguible que velan la humedad y raspan la pena; la otra voz es pulsión diáfana que comete, a todas luces, Amor. La fuerza de la visión es sobrecogedora, nos hace estar allí: en los segundos débiles, en la historia del antes, en la acepción del después.

Excelentísimo trabajo poético, compañero.

De pie para los aplausos.

Hermoso poema amigo Ignacio y un cierre magnífico, un placer leerte, un abrazo.

Ernesto C escribió:Buen poema amigo, con un excelente final, amplio en ideas y en imágenes.
Ernesto C.

Saludos Ernesto. Muy amable por tu nota, te agradezco el comentario.

Saludos.
Ignacio

Comparto totalmente los comentarios de los compañeros. Un poema excelente,
Ignacio. Mis aplausos y sincera felicitación, compañero. Un abrazo.

Óscar Distéfano escribió:Un poema muy bello, con pasajes de exquisita complicidad. Admiro el planteo argumental, el juego entre el presente y el remoto pasado, la intemporalidad del sueño humano que se palpa en los versos. Es también motivo de emoción el tratamiento serio, culto, que se le da al poema. Me ha encantado beberme este valioso trabajo poético.

Un abrazo.
Óscar

Saludos Óscar. Aprecio tu nota y te agradezco los comentarios elogiosos que apuntas.

Gracias y un abrazo.
Ignacio

Miguel Ángel Martínez Góm escribió:Hermoso y trabajado poema, Ignacio.
Un placer de lectura.
Un abrazo fuerte.

Miguel Ángel, gracias por la nota que sin duda aprecio y agradezco.

Un abrazo.
Ignacio

Pilar Morte escribió:Un poema precioso para leer despacio y beber cada verso. Me gustó leerte
besos
Pilar

Muchas gracias Pilar. Siempre aprecio tus notas.

Un abrazo.
Ignacio

Hallie Hernández Alfaro escribió:Qué hermosura, Ignacio. Tus estaciones son amaranto inextinguible que velan la humedad y raspan la pena; la otra voz es pulsión diáfana que comete, a todas luces, Amor. La fuerza de la visión es sobrecogedora, nos hace estar allí: en los segundos débiles, en la historia del antes, en la acepción del después.

Excelentísimo trabajo poético, compañero.

De pie para los aplausos.

Hallie... qué decirte. Esta generosidad tuya en los comentarios me alegra tanto como aprecio tus notas.

Gracias y un abrazo.
Ignacio

Manuel Alonso escribió:Hermoso poema amigo Ignacio y un cierre magnífico, un placer leerte, un abrazo.

Gracias Manuel, siempre aprecio aprecio tus notas.

Un abrazo.
Ignacio

Ignacio Mincholed escribió:...

Las entradas están vendidas
para la acción de la palabra, para la muerte del héroe
confundido entre sus víctimas, sus dioses, sus amores,
en tanto naufragio de secano y rayos que parten torres.

En el olvido está el recuerdo. Y tú vas y vuelves.

Es propicio para la función el invierno,
se aquilatan más los pensamientos de los audaces.
El verano los hace erráticos, viajeros de vuelta al barrio,
odiseos de domingo con cesta de picnic y linterna.

Vienes y me conquistas enseguida, al parpadear.

Yo te leo, y las murallas son más altas, las praderas más verdes
junto a un río que no estaba y las voces tienen eco
y los silencios son larguísimos entre pisada y pisada.
Los bosques desproporcionados, las distancias colosales.

Te escucho respirar muy suave mientras Héctor se muere.

En verano resulta natural la presencia de los ídolos,
los reconocemos con esa familiaridad infantil
de quien conoce a los actores que están tras el telón,
sus novias, sus padres, sus pueblos, sus huérfanos.

Respiras más fuerte ante las lágrimas de Aquiles. Qué lástima.
Su corazón tan doliente, su boca tan seca, su voluntad tan otra.

Yo te leo
y en ti se agranda el hombre, le nacen universos bajo la frente.

Ya no me escuchas.
En invierno siempre te vas al sueño con los ojos húmedos.

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Un poema intrapsiquico, ambiguo y por lo mismo interesante, eso me ha sugerido Aquiles, Héctor que muere, y cuya muerte, al igual que el sufrimiento de Aquiles producen una especie de incredulidad al observador...todo es surreal, todos están distantes: novias, padres, pueblos, huérfanos...todo desproporcionado...es el olvido. Muy complejo, y por lo mismo, me es fascinante su acertijo. Claro que proporcionas la respuesta para el lector agudo y avieso.Recordemos, ERA