-Elegía Ditirrámbica-
Publicado: Jue, 05 Mar 2015 18:33
Detento al dexo de mi esente ; un cisma plexo, vertiose a vivencia ausente;
¡So inocente! ...aquella hora, la derogada invocante dilección, a la alcoba de simiente estulticia,
...ahondó recia, he tirso ¡a una insignia en la frente! ¡otorgandose la dignidad de asir báculo del Rey,
...el prior portador de principados originarios, cuyos enjundiosos elementos en áulica deferencia colegida a la majestad Eros de un excelso cincelado plasmo dadivoso, otorgaron proemial cese al paso de alba celeste,
he fundamento, como así es en, Fanes, ese altero iniciador de ciclos en el cosmos.
¡Vaya una empresa procaz devenida a prosapia inducción en 'hibris' insigniada y su vil miriada indina,
consabida, a procesión de interventario impío; cuando irrumpe en dialecto entre los elementos,
¡en el veneno pocimal ominoso de su rúbrica! ¡al gendarme de razón prosapia, ora he suya ufana adalid falaz!,
¡emérita sin razón!;...¡maldita prodiga la espiración a dexa, mi tan recusada, otrora senda!;
¡cual así fue mi devoción!
Ofrenda en la sentencia ignota poso adusta, la efigie de urdiso viciado, la prosélita razón lampriña,
moraba, cual catre embutido d'escharcha paja y sin lana suave de allananzas duermevelas,
al entone hem permeso, señer hem paz al nicho de nodriza que acoga venios confortantes,
garantes, he aunen, los vespertinos néctares recogidos con galopantes fuerzas arrojadas,
en las bregas de las viandas diurnas; ¡no soliviantan los pesares que d'esta suerte,
no s'engastan, mas que en joyas sin brillo ya que refulgir!
Que a un acompasar truncado, ardid en la emergencia, lució a un espejismo lozano;
desolada, perecida en el más aciago de los diezmos; ¡el malditismo decretado d'estos tiempos,
se doxa incauto a troquel impreco; Estoicidad!.
Cual eremita y su Kairos ostentoso hem fragor recio al depose domeñoso, pliego a dehesa hem deceso igneo,
de vid hem vida, so emboxe a orbe de solapa inerme, cual agape a la secesión óusica;
el final de una gran elegía.
¡Oh, ...mi solaz desértico¡; ¡en no más llevo a mi eterna vicisitud, que la inquina anatema troquelada!;
recesión calada, hem receptáculo voraz a la catábasis.
¡Oh, ...mi helios se apaga demorándose a la nada!;
cayose su vigor fogoso, a la llamada irrupta hem proclama de edicto perentorio;
¡El sendo cerniose ocaso definitorio de luz!.
Y ahora solitario, temo que Tántalo acuda a mi regazo desangelado,
ataviado hem recobrizo de suya oronda terrible aureola,
pletórico de rasgados y henchidos visos borroxos y tonos, cual posada la mirada en el abismo, azabaches!;...
¡Enterradas las aureolas pizpiretas de mi juventud!;
¡cuan lejanas, en lontananza nubelosa quedan ya, las visiones délicas de la luz crepuscular,
que posaba uncida y aderezada sobre el lecho venerado de los campos Eliséos,
cual manto túpido de seda diáfana, eran latifundios solares, las praderas límpidas y alisadas,
cuya fuente de bonanza fractal que emana su temple a mi calado corazón allende, en ella,
la morada de cieno pletórico hem crisol so cautiverio coxunto al raso celeste,
yermo abasto solivianto al dexo amparo hem frenesí de cincel acrílico, goxoso de alegres colores irisáceos!
¡Emponzoñadas en procaz vilo suntuoso, al exordio sempitérmico hem conato de urdixo fenecido,
al son de epílogo existente;
hem los aventosos tangidos retumbantes que anuncian alzados sota,
auspicios a albores de tormentos mortecinos inexpugnables hem profesa!,
¡expelan importunas lagrimas romas en hema densa!;
¡las unidades, veloces qual áurigas montados en fieras equinas, esfuman sin notose al repunte delinear,
sus rocosos temibles cuerpos cual brezos, así abigarrados, de su tirso so gravedad fulgorosa,
a través de sus centellas, sus contornos al paso aledaño;
¡No gano, recusando el tomar de buena suerte resuelta, contarlas y denuedo atino, amarrarlas!;
¡ora desgaixado de las sendas y hospicios develados en, empero ya deixados de mi éter fenecido,
quepa, este cuño armigero a golpe de so premura rampante!;
Enhiesta senda honorable hem copada la figura sombría;
acusada al hospicio de conato donoso;
acerboso lisonjero a buena cuantía, anudando mi corazón a las hilanderas textiles de las moiras,
dados los cimientos en sedimento enrripiado,
cual cautivo devanado,
en espiral laberíntica al remiso topetado,
sin salida;
Aún no vaya mi ennegrecido foso cováceo a so dixo designio, ora de una suerte prosapia macilente,
cual este legado;
magisterio a un decrepito obsequio, goza, levantada la esfinge constituta,
dados los adventicios retozos hem hiel de marismas agitadas,
al jocose profanado de el que un día fue infátuo porte de mi innata venturosa yerma compostura;
¡Insurrecta la copa espuela de mi templario angélico!;
virtud cual partenón sacro, venerada en otrora vida, la senia de mi alma;
recolectora de las acrisoladas purezas hem mezcolanza rociera de los arroyos de la vid de mi corazón,
cual hiedra de los Dioses,
¡Despeñada xunto a toda ufana ilusión!;
he pos de formas mancilladas, las de aquella inocencia, y angosta la visa esente,
cual paso de riza hem fina brizna de luz,
¡Defenestrada, la alada insignia latente que entonaba cánticos a comparsa de laúd, que hubiere podido salvarme!
¡condena la de un maltrecho 'llamado' a las filas de los elegidos Estoicos!
¡infiel de los Dioses hospiciados a la luz de los Partenónes Siderales!
Trocose a ígnea deflagración volcánica, des da cayó mi luz;
aquel orbe profuso de pocimal mejunje en hema,
y lira sanadora al simiente,
¡oh, los eneldos doseles estatuidos en mi poso ignoto, cual fueron, exultáncia venturosa en la dicha de mi
éter, ...ya no más quede.
¡So inocente! ...aquella hora, la derogada invocante dilección, a la alcoba de simiente estulticia,
...ahondó recia, he tirso ¡a una insignia en la frente! ¡otorgandose la dignidad de asir báculo del Rey,
...el prior portador de principados originarios, cuyos enjundiosos elementos en áulica deferencia colegida a la majestad Eros de un excelso cincelado plasmo dadivoso, otorgaron proemial cese al paso de alba celeste,
he fundamento, como así es en, Fanes, ese altero iniciador de ciclos en el cosmos.
¡Vaya una empresa procaz devenida a prosapia inducción en 'hibris' insigniada y su vil miriada indina,
consabida, a procesión de interventario impío; cuando irrumpe en dialecto entre los elementos,
¡en el veneno pocimal ominoso de su rúbrica! ¡al gendarme de razón prosapia, ora he suya ufana adalid falaz!,
¡emérita sin razón!;...¡maldita prodiga la espiración a dexa, mi tan recusada, otrora senda!;
¡cual así fue mi devoción!
Ofrenda en la sentencia ignota poso adusta, la efigie de urdiso viciado, la prosélita razón lampriña,
moraba, cual catre embutido d'escharcha paja y sin lana suave de allananzas duermevelas,
al entone hem permeso, señer hem paz al nicho de nodriza que acoga venios confortantes,
garantes, he aunen, los vespertinos néctares recogidos con galopantes fuerzas arrojadas,
en las bregas de las viandas diurnas; ¡no soliviantan los pesares que d'esta suerte,
no s'engastan, mas que en joyas sin brillo ya que refulgir!
Que a un acompasar truncado, ardid en la emergencia, lució a un espejismo lozano;
desolada, perecida en el más aciago de los diezmos; ¡el malditismo decretado d'estos tiempos,
se doxa incauto a troquel impreco; Estoicidad!.
Cual eremita y su Kairos ostentoso hem fragor recio al depose domeñoso, pliego a dehesa hem deceso igneo,
de vid hem vida, so emboxe a orbe de solapa inerme, cual agape a la secesión óusica;
el final de una gran elegía.
¡Oh, ...mi solaz desértico¡; ¡en no más llevo a mi eterna vicisitud, que la inquina anatema troquelada!;
recesión calada, hem receptáculo voraz a la catábasis.
¡Oh, ...mi helios se apaga demorándose a la nada!;
cayose su vigor fogoso, a la llamada irrupta hem proclama de edicto perentorio;
¡El sendo cerniose ocaso definitorio de luz!.
Y ahora solitario, temo que Tántalo acuda a mi regazo desangelado,
ataviado hem recobrizo de suya oronda terrible aureola,
pletórico de rasgados y henchidos visos borroxos y tonos, cual posada la mirada en el abismo, azabaches!;...
¡Enterradas las aureolas pizpiretas de mi juventud!;
¡cuan lejanas, en lontananza nubelosa quedan ya, las visiones délicas de la luz crepuscular,
que posaba uncida y aderezada sobre el lecho venerado de los campos Eliséos,
cual manto túpido de seda diáfana, eran latifundios solares, las praderas límpidas y alisadas,
cuya fuente de bonanza fractal que emana su temple a mi calado corazón allende, en ella,
la morada de cieno pletórico hem crisol so cautiverio coxunto al raso celeste,
yermo abasto solivianto al dexo amparo hem frenesí de cincel acrílico, goxoso de alegres colores irisáceos!
¡Emponzoñadas en procaz vilo suntuoso, al exordio sempitérmico hem conato de urdixo fenecido,
al son de epílogo existente;
hem los aventosos tangidos retumbantes que anuncian alzados sota,
auspicios a albores de tormentos mortecinos inexpugnables hem profesa!,
¡expelan importunas lagrimas romas en hema densa!;
¡las unidades, veloces qual áurigas montados en fieras equinas, esfuman sin notose al repunte delinear,
sus rocosos temibles cuerpos cual brezos, así abigarrados, de su tirso so gravedad fulgorosa,
a través de sus centellas, sus contornos al paso aledaño;
¡No gano, recusando el tomar de buena suerte resuelta, contarlas y denuedo atino, amarrarlas!;
¡ora desgaixado de las sendas y hospicios develados en, empero ya deixados de mi éter fenecido,
quepa, este cuño armigero a golpe de so premura rampante!;
Enhiesta senda honorable hem copada la figura sombría;
acusada al hospicio de conato donoso;
acerboso lisonjero a buena cuantía, anudando mi corazón a las hilanderas textiles de las moiras,
dados los cimientos en sedimento enrripiado,
cual cautivo devanado,
en espiral laberíntica al remiso topetado,
sin salida;
Aún no vaya mi ennegrecido foso cováceo a so dixo designio, ora de una suerte prosapia macilente,
cual este legado;
magisterio a un decrepito obsequio, goza, levantada la esfinge constituta,
dados los adventicios retozos hem hiel de marismas agitadas,
al jocose profanado de el que un día fue infátuo porte de mi innata venturosa yerma compostura;
¡Insurrecta la copa espuela de mi templario angélico!;
virtud cual partenón sacro, venerada en otrora vida, la senia de mi alma;
recolectora de las acrisoladas purezas hem mezcolanza rociera de los arroyos de la vid de mi corazón,
cual hiedra de los Dioses,
¡Despeñada xunto a toda ufana ilusión!;
he pos de formas mancilladas, las de aquella inocencia, y angosta la visa esente,
cual paso de riza hem fina brizna de luz,
¡Defenestrada, la alada insignia latente que entonaba cánticos a comparsa de laúd, que hubiere podido salvarme!
¡condena la de un maltrecho 'llamado' a las filas de los elegidos Estoicos!
¡infiel de los Dioses hospiciados a la luz de los Partenónes Siderales!
Trocose a ígnea deflagración volcánica, des da cayó mi luz;
aquel orbe profuso de pocimal mejunje en hema,
y lira sanadora al simiente,
¡oh, los eneldos doseles estatuidos en mi poso ignoto, cual fueron, exultáncia venturosa en la dicha de mi
éter, ...ya no más quede.