Rigor mortis
Publicado: Mié, 04 Mar 2015 18:01
Buenas tardes a todos. Después de algún tiempo sin dejarme caer por aquí, os dejo un pequeño poema en verso libre, muy libre.
RIGOR MORTIS
El amor vago,
perdido en las inclemencias de corrientes de cables,
nunca estuvo tan sobrepasado. Tan cansado.
Hoy,
nuestra naturaleza distraída,
se ha perdido, como él, entre los edificios ataviados de
pantallas relucientes,
entre las religiones cibernéticas,
entre la calma del tecleo, el chasquido de sus sonidos.
Nuestra pobre naturaleza está desorientada entre ríos de silicona,
volcanes de plástico, torrentes de pelo casi natural, explosiones de
sonidos embotellados,
futuros llenos de ceniza picante, que humedece los ojos y
lo emborrona todo.
La infeliz no sabe cómo volver a casa.
A las casas de barro,
a los amaneceres húmedos y verdes,
a la tierra bajo las uñas,
a los bosques sin domesticar.
No sabe volver por las carreteras tan bien iluminadas.
Se le ha olvidado.
Cuando levanta la cabeza llena de mensajes entrantes,
cree estar asomándose a un pozo, esta vez
a las profundidades del futuro de los hombres,
agrio, correoso, ahuecado.
"La muñeca no dice me haces daño o para, por favor".
La revolución tecnológica lleva la muerte escrita en sus pulgadas.
RIGOR MORTIS
El amor vago,
perdido en las inclemencias de corrientes de cables,
nunca estuvo tan sobrepasado. Tan cansado.
Hoy,
nuestra naturaleza distraída,
se ha perdido, como él, entre los edificios ataviados de
pantallas relucientes,
entre las religiones cibernéticas,
entre la calma del tecleo, el chasquido de sus sonidos.
Nuestra pobre naturaleza está desorientada entre ríos de silicona,
volcanes de plástico, torrentes de pelo casi natural, explosiones de
sonidos embotellados,
futuros llenos de ceniza picante, que humedece los ojos y
lo emborrona todo.
La infeliz no sabe cómo volver a casa.
A las casas de barro,
a los amaneceres húmedos y verdes,
a la tierra bajo las uñas,
a los bosques sin domesticar.
No sabe volver por las carreteras tan bien iluminadas.
Se le ha olvidado.
Cuando levanta la cabeza llena de mensajes entrantes,
cree estar asomándose a un pozo, esta vez
a las profundidades del futuro de los hombres,
agrio, correoso, ahuecado.
"La muñeca no dice me haces daño o para, por favor".
La revolución tecnológica lleva la muerte escrita en sus pulgadas.