CUANDO MUERE UNA MADRE (dedicado a Mª José Honquero)
Publicado: Lun, 02 Mar 2015 19:37
CUANDO MUERE UNA MADRE
Hubo un tiempo en el que me amaban
sin saber que me amaban. En ese tiempo
la mano de mi madre buscaba en su vientre un latido
de mi corazón.
Mamá,
ahora es otro tiempo, otro mundo y ya no puedo
sentir aquella mano al otro lado de ti misma, ni recordar
las nanas que cantabas para mí en un alarde
de amor hacia mi vida (sin verme ya sabías
que un hijo es algo más que sus latidos, y yo, sintiéndote
intuía que una madre es más, mucho más,
que sus entrañas).
Veo ahora tus brazos fatigados y me imagino
en ellos suspendido ante el abismo
cálido de tu pecho, como ese niño que vivía
pendiente de tu amparo.
Te prometí, que cuando tu vida dependiera de la fuerza
y el vigor de los míos, y en tu agonía no pudieras ver los rostros
de aquellos que te amaron, sería ese recuerdo
que encumbra mi pasado el que colmara
de calma tu presente, para decirte que una madre
es más que una caricia y un hijo es mucho más
que estar en lo profundo.
Para el alma
morir no es otra cosa que nacer en otro mundo. Por eso,
en ese espacio oscuro y silencioso como el umbral
de un vientre sosegado, un día, madre,
te amarán sin que sepas que te aman.
El amor y el cariño son esferas
que giran y dan vueltas en el tiempo
sin más afán, sin otro oficio, que encontrarse en un punto
allá por lo olvidado.
--oOo--
Hubo un tiempo en el que me amaban
sin saber que me amaban. En ese tiempo
la mano de mi madre buscaba en su vientre un latido
de mi corazón.
Mamá,
ahora es otro tiempo, otro mundo y ya no puedo
sentir aquella mano al otro lado de ti misma, ni recordar
las nanas que cantabas para mí en un alarde
de amor hacia mi vida (sin verme ya sabías
que un hijo es algo más que sus latidos, y yo, sintiéndote
intuía que una madre es más, mucho más,
que sus entrañas).
Veo ahora tus brazos fatigados y me imagino
en ellos suspendido ante el abismo
cálido de tu pecho, como ese niño que vivía
pendiente de tu amparo.
Te prometí, que cuando tu vida dependiera de la fuerza
y el vigor de los míos, y en tu agonía no pudieras ver los rostros
de aquellos que te amaron, sería ese recuerdo
que encumbra mi pasado el que colmara
de calma tu presente, para decirte que una madre
es más que una caricia y un hijo es mucho más
que estar en lo profundo.
Para el alma
morir no es otra cosa que nacer en otro mundo. Por eso,
en ese espacio oscuro y silencioso como el umbral
de un vientre sosegado, un día, madre,
te amarán sin que sepas que te aman.
El amor y el cariño son esferas
que giran y dan vueltas en el tiempo
sin más afán, sin otro oficio, que encontrarse en un punto
allá por lo olvidado.
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