Editorial Alaire

No esperaba encontrar
un eco de palomas alzándose
entre las sombras;
la fragilidad de una piedra
derritiéndose en la memoria,
como un rayo de luz
que arrebata la monotonía de un cristal opaco.
La vida se revela contra el vacío del aire
descubriendo
un último aliento desafiante
cuando se encienden los recuerdos
en el horizonte.
Una herida encubierta descose la razón.
Es un reloj que desafina entre los labios.
La desnudez del silencio recorre la piel.
Hay risas que devoran los segundos,
horas sin afanes, y un cielo entreabierto
sujetándonos las manos.
También hubo lágrimas que secaron los rostros,
pero ya no las recuerdo.
No esperaba encontrarme,
palpitándote,
como una inquietud de llama
que suspira
antes de apagarse.

Le quito inmediatamente el cero a este precioso poema, porque las llamas que suspiran no pueden apagarse. Muy bello, Miguel Ángel, lo pongo a circular para que se disfrute.

Abrazo grande.

Carmen

Hermoso poema con logradas imágenes. Me gustó leerte
Besos
Pilar

Muchas gracias por quitarle el cero, Carmen.
Me alegro que te haya gustado.
Un fuerte abrazo, amiga.

Pilar, agradezco tu paso y tu amabilidad.
Te mando un fuerte abrazo.

Miguel Ángel Martínez Góm, te acompañaron bien las musas en este preciso poema, AMIGO! Congratulaciones!

Hermoso poema de Miguel Ángel.

Muy hermoso ...
Besos
Curra

Muchas gracias, Carlos, por tu cercanía y amable huella.
Un fuerte abrazo.

Muchas gracias, Rafael, por tu amable paso.
Te mando un fuerte abrazo.

Gracias, Curra, por tu apreciada huella.
Fuerte abrazo.

Este poema es un ejemplo de cómo, cuando el fondo está a la altura de la forma, el poema se convierte, simplemente, en un gran poema.
Un fuerte abrazo Miguel Ángel
J. Manuel

Hermoso poema Miguel Angel lleno de imágenes y versos bellos, un placer, amigo y un abrazo.

Miguel Ángel Martínez Góm escribió:No esperaba encontrar
un eco de palomas alzándose
entre las sombras;
la fragilidad de una piedra
derritiéndose en la memoria,
como un rayo de luz
que arrebata la monotonía de un cristal opaco.
La vida se revela contra el vacío del aire
descubriendo
un último aliento desafiante
cuando se encienden los recuerdos
en el horizonte.
Una herida encubierta descose la razón.
Es un reloj que desafina entre los labios.
La desnudez del silencio recorre la piel.
Hay risas que devoran los segundos,
horas sin afanes, y un cielo entreabierto
sujetándonos las manos.
También hubo lágrimas que secaron los rostros,
pero ya no las recuerdo.
No esperaba encontrarme,
palpitándote,
como una inquietud de llama
que suspira
antes de apagarse.

He disfrutado mucho del recorrido metafórico que despliegas en este poema y de esa atmósfera tan flébil y mortecina que has creado. Creo no equivocarme si digo que es el mejor poema que te he leído, o al menos el que más me ha transmitido.

Un abrazo, Miguel Ángel.

Muy hermoso y conseguido poema, plenos de imágenes transmisoras y sugerentes. Un placer la lectura.
Un abrazo.
Pepa