El ocupante de la silla T.
Publicado: Mar, 20 May 2008 14:27
El ocupante de la silla T.
A la memoria del Dr. Manuel Alvar, uno de los grandes.
El ocupante de la silla T de la Real Academia,
el señor bajito y lleno vida,
con los ojos brillantes
y el cerebro maquinando palabras,
sí, ése, con su mujer, Elena, al lado,
alguien que yo conocí
en otra vida; se lo dije a mi esposa,
para que no fuera a tener celos.
Yo los vi, por primera vez,
en el largo pasillo de la Universidad de Albany
y fue instantáneo el ramalazo de calor,
como si fuéramos amigos de siempre.
Es algo extraño y difícil de explicar,
pero yo hubiera sido extrovertido
si hubiera sido su hijo.
Yo tengo momentos atrapados como fotografías,
él mostrando a Edenia como beber vino en bota,
y a mí hablándome de Cristóbal Colón,
como si estuviera sentado a nuestro lado.
¿Cómo es posible que gigantes no perduren?
Mi mujer y yo te traemos a la vida
de vez en cuando con dulzura,
y a Elena, no sé, pero ya nos encontraremos
por los recovecos del tiempo...
A la memoria del Dr. Manuel Alvar, uno de los grandes.
El ocupante de la silla T de la Real Academia,
el señor bajito y lleno vida,
con los ojos brillantes
y el cerebro maquinando palabras,
sí, ése, con su mujer, Elena, al lado,
alguien que yo conocí
en otra vida; se lo dije a mi esposa,
para que no fuera a tener celos.
Yo los vi, por primera vez,
en el largo pasillo de la Universidad de Albany
y fue instantáneo el ramalazo de calor,
como si fuéramos amigos de siempre.
Es algo extraño y difícil de explicar,
pero yo hubiera sido extrovertido
si hubiera sido su hijo.
Yo tengo momentos atrapados como fotografías,
él mostrando a Edenia como beber vino en bota,
y a mí hablándome de Cristóbal Colón,
como si estuviera sentado a nuestro lado.
¿Cómo es posible que gigantes no perduren?
Mi mujer y yo te traemos a la vida
de vez en cuando con dulzura,
y a Elena, no sé, pero ya nos encontraremos
por los recovecos del tiempo...