con el justo silencio en la mochila,
con la justa medida en la palabra,
con la justa palabra entre los labios,
con los labios entreabiertos por si acaso,
por si acaso se me quiebran en los besos,
en los besos que mañana, cuando el Angelus,
nos consagre mosto y trigo en el cáliz
que mañana cuando llegue tan despacio
pondrá nombre al Amor tan revivido.
Y en ofrenda,
como faldas de amapolas crecidas en pleamares,
habrán danzas de delfines en la hora de los laudes.
Por tí, que me rebañas las sombras.
(Ya es dieciséis de Febrero en Alicante y de 2015, supongo que en otros lugares también, no sé, hay magias. Y seguimos)