Editorial Alaire

Llueve.
Suena mi respiración.
El agua es una voz que reconcilia las nostalgias.
Insistente, cada gota se abre paso, queda,
se desvanece, como un vaho intermitente
en los cristales de mi alma.

Los pies de la mañana resbalan
sobre el insomnio de la noche,
y en el jardín zarandeado por el viento
el eco de las risas se escucha
con la arritmia de los años.

La hojarasca de las horas agudiza las canas en los ojos
y exprimen los recuerdos.
No pregunto el destino a la mano que me arrastra.
Sólo me dejo olvidar entre un batir de alas arrogantes
y rostros serios, sin luz, que esbozan su perfil
intermitente, como un vaho,
en los cristales de mi alma.

Es precioso, un millón de gracias
Curra

"El agua es una voz que reconcilia las nostalgias."

"Los pies de la mañana resbalan
sobre el insomnio de la noche"

"No pregunto el destino a la mano que me arrastra."

Me gustan esos versos a modo de sentencias breves, y esas descripciones veteadas de melancolía que juntas crean una atmósfera donde el recuerdo tiñe de amor al puro aljófar.

Un abrazo, Miguel Ángel.

Hermoso Miguel Angel, la lluvia y la belleza de tus versos, un placer, amigo y un fuerte abrazo.

Muchas gracias Curra por pasar a comentar el poema y tu amable comentario.
Un fuerte abrazo.

Gracias, Óscar, por tu amable comentario y tu tiempo.
Un fuerte abrazo.

Gracias, Manuel, por pasar a comentar y amables palabras.
Un fuerte abrazo.

Un hermoso poema de nostalgia y de mirada reflexiva. Me gustó leerte
Besos
Pilar

Muchas gracias, Pilar. Siempre es un honor escuchar tu sabia y amable opinión.
Un fuerte abrazo.

Hermoso poema de Miguel Ángel.

Un poema otoñalmente sofisticado al que le pesa el tiempo y le mueve la belleza.

un abrazo

Hermoso poema. Recorre las luces del sentimiento ante la lluvia. Contagia esa mirada poética. Ritmo impecable. Mis aplausos.

Un abrazo fuerte.
Óscar

Miguel Ángel Martínez Góm escribió:Llueve.
Suena mi respiración.
El agua es una voz que reconcilia las nostalgias.
Insistente, cada gota se abre paso, queda,
se desvanece, como un vaho intermitente
en los cristales de mi alma.

Los pies de la mañana resbalan
sobre el insomnio de la noche,
y en el jardín zarandeado por el viento
el eco de las risas se escucha
con la arritmia de los años.

La hojarasca de las horas agudiza las canas en los ojos
y exprimen los recuerdos.
No pregunto el destino a la mano que me arrastra.
Sólo me dejo olvidar entre un batir de alas arrogantes
y rostros serios, sin luz, que esbozan su perfil
intermitente, como un vaho,
en los cristales de mi alma.

Que belleza! Su melancolía me conmueve y su lluvia realmente reconcilia algo dentro, Miguel Ángel. Un abrazo, ERA