Editorial Alaire

...

Va transcurriendo el invierno
despacio, con la pausa que las noches dictan
entre los sueños que quedan en el buzón
a falta de certificado de llegada, en orden.

Celebro que la luz es tibia, amable,
de mañana que apunta ser otra sin diferencia
en la estable dimensión en que me decanto.

Tu dormir ha sido tranquilo. Apenas te moviste.

Las noticias alertan de una urgencia temerosa,
traspasada la piel del dinosaurio por el alfiler
de las conciencias que desean otro paraíso.

Ha nevado con desgana, sin convencimiento.

Las voces me resultan pastosas en su decir obtuso,
como las letras que se amontonan pegajosas
en páginas que apenas soportan el peso del papel.

Me ha parecido escucharte removiendo el café.

Predican los nuevos profetas, nacidos en la noche
como champiñones, pálidos, junto a los rancios
apocalípticos de túnica, miserables con el hombre.

He visto como te ibas, después del beso
sobre el sonido de tus tacones, rápida y dorada.

Se cristaliza la sal sobre las aceras sin hielo.
Cruje bajo las suelas de goma tan silenciosas,
esas que acompasan el vaivén de las cabezas.

Son tiempos equívocos. Qué lejos queda Marte.

...

Ignacio Mincholed escribió:...

Va transcurriendo el invierno
despacio, con la pausa que las noches dictan
entre los sueños que quedan en el buzón
a falta de certificado de llegada, en orden.

Celebro que la luz es tibia, amable,
de mañana que apunta ser otra sin diferencia
en la estable dimensión en que me decanto.

Tu dormir ha sido tranquilo. Apenas te moviste.

Las noticias alertan de una urgencia temerosa,
traspasada la piel del dinosaurio por el alfiler
de las conciencias que desean otro paraíso.

Ha nevado con desgana, sin convencimiento.

Las voces me resultan pastosas en su decir obtuso,
como las letras que se amontonan pegajosas
en páginas que apenas soportan el peso del papel.

Me ha parecido escucharte removiendo el café.

Predican los nuevos profetas, nacidos en la noche
como champiñones, pálidos, junto a los rancios
apocalípticos de túnica, miserables con el hombre.

He visto como te ibas, después del beso
sobre el sonido de tus tacones, rápida y dorada.

Se cristaliza la sal sobre las aceras sin hielo.
Cruje bajo las suelas de goma tan silenciosas,
esas que acompasan el vaivén de las cabezas.

Son tiempos equívocos. Qué lejos queda Marte.

...

Ah señor Mincholed parece este poema sacado de la galera de un mago, produce ese efecto hipnótico y provocador que hace que el lector divague, especialmente con las dos palabras finales.
Un placer renovado llegar cada vez, un abrazo Luna.-

Las voces me resultan pastosas en su decir obtuso,
como las letras que se amontonan pegajosas
en páginas que apenas soportan el peso del papel.

Muy hermoso, gracias

Has descrito un momento con pensamientos íntimos y ha resultado un poema agradable y hermoso.
Me gustó leerte
Besos
Pilar

Ignacio Mincholed escribió:...

Va transcurriendo el invierno
despacio, con la pausa que las noches dictan
entre los sueños que quedan en el buzón
a falta de certificado de llegada, en orden.

Celebro que la luz es tibia, amable,
de mañana que apunta ser otra sin diferencia
en la estable dimensión en que me decanto.

Tu dormir ha sido tranquilo. Apenas te moviste.

Las noticias alertan de una urgencia temerosa,
traspasada la piel del dinosaurio por el alfiler
de las conciencias que desean otro paraíso.

Ha nevado con desgana, sin convencimiento.

Las voces me resultan pastosas en su decir obtuso,
como las letras que se amontonan pegajosas
en páginas que apenas soportan el peso del papel.

Me ha parecido escucharte removiendo el café.

Predican los nuevos profetas, nacidos en la noche
como champiñones, pálidos, junto a los rancios
apocalípticos de túnica, miserables con el hombre.

He visto como te ibas, después del beso
sobre el sonido de tus tacones, rápida y dorada.

Se cristaliza la sal sobre las aceras sin hielo.
Cruje bajo las suelas de goma tan silenciosas,
esas que acompasan el vaivén de las cabezas.

Son tiempos equívocos. Qué lejos queda Marte.

...

Estupendo final, que reverbera como un suspiro en la noche, mientras siguen cayendo los copos de nieve. Los primeros versos también son muy bellos.

Saludos, Ignacio.

Luna de Nos escribió:

Ignacio Mincholed escribió:...

Va transcurriendo el invierno
despacio, con la pausa que las noches dictan
entre los sueños que quedan en el buzón
a falta de certificado de llegada, en orden.

Celebro que la luz es tibia, amable,
de mañana que apunta ser otra sin diferencia
en la estable dimensión en que me decanto.

Tu dormir ha sido tranquilo. Apenas te moviste.

Las noticias alertan de una urgencia temerosa,
traspasada la piel del dinosaurio por el alfiler
de las conciencias que desean otro paraíso.

Ha nevado con desgana, sin convencimiento.

Las voces me resultan pastosas en su decir obtuso,
como las letras que se amontonan pegajosas
en páginas que apenas soportan el peso del papel.

Me ha parecido escucharte removiendo el café.

Predican los nuevos profetas, nacidos en la noche
como champiñones, pálidos, junto a los rancios
apocalípticos de túnica, miserables con el hombre.

He visto como te ibas, después del beso
sobre el sonido de tus tacones, rápida y dorada.

Se cristaliza la sal sobre las aceras sin hielo.
Cruje bajo las suelas de goma tan silenciosas,
esas que acompasan el vaivén de las cabezas.

Son tiempos equívocos. Qué lejos queda Marte.

...

Ah señor Mincholed parece este poema sacado de la galera de un mago, produce ese efecto hipnótico y provocador que hace que el lector divague, especialmente con las dos palabras finales.
Un placer renovado llegar cada vez, un abrazo Luna.-

Luna, tu nota con muñequito y todo, me alegra y me hace sonreír. Gracias y un abrazo.
Ignacio

Un poema hermoso Ignacio, cotidiano, directo, rápido, como la vida y verdaderamente hermoso, es un placer amigo, un abrazo, me ha gustado mucho.

curra anguiano escribió:Las voces me resultan pastosas en su decir obtuso,
como las letras que se amontonan pegajosas
en páginas que apenas soportan el peso del papel.

Muy hermoso, gracias

Agradezco tu nota Curra, muchas gracias.

Un abrazo.
Ignacio

Dos poemas infinitamente juntos, Ignacio. La elegancia , la belleza y la pulcritud se extrapolan en cada instante versal.

Un lujo celebrar tus buenas letras; gracias por compartir.

Tu poesía está, definitivamente, en otro plano. Vengas del planeta que vengas, es un placer que aterrices por aquí, con versos como estos.
Un abrazo.
Pepa

Pilar Morte escribió:Has descrito un momento con pensamientos íntimos y ha resultado un poema agradable y hermoso.
Me gustó leerte
Besos
Pilar

Muchas gracias Pilar, siempre aprecio tus notas.

Un abrazo.
Ignacio

Excelente poema, Ignacio. Me ha gustado mucho la elegancia y exquisitez de los versos.
Un fuerte abrazo y enhorabuena.

Óscar Bartolomé Poy escribió:

Ignacio Mincholed escribió:...

Va transcurriendo el invierno
despacio, con la pausa que las noches dictan
entre los sueños que quedan en el buzón
a falta de certificado de llegada, en orden.

Celebro que la luz es tibia, amable,
de mañana que apunta ser otra sin diferencia
en la estable dimensión en que me decanto.

Tu dormir ha sido tranquilo. Apenas te moviste.

Las noticias alertan de una urgencia temerosa,
traspasada la piel del dinosaurio por el alfiler
de las conciencias que desean otro paraíso.

Ha nevado con desgana, sin convencimiento.

Las voces me resultan pastosas en su decir obtuso,
como las letras que se amontonan pegajosas
en páginas que apenas soportan el peso del papel.

Me ha parecido escucharte removiendo el café.

Predican los nuevos profetas, nacidos en la noche
como champiñones, pálidos, junto a los rancios
apocalípticos de túnica, miserables con el hombre.

He visto como te ibas, después del beso
sobre el sonido de tus tacones, rápida y dorada.

Se cristaliza la sal sobre las aceras sin hielo.
Cruje bajo las suelas de goma tan silenciosas,
esas que acompasan el vaivén de las cabezas.

Son tiempos equívocos. Qué lejos queda Marte.

...

Estupendo final, que reverbera como un suspiro en la noche, mientras siguen cayendo los copos de nieve. Los primeros versos también son muy bellos.

Saludos, Ignacio.

Óscar muy amable por la nota, te gradezco el comentario.

Saludos.
Ignacio

Manuel Alonso escribió:Un poema hermoso Ignacio, cotidiano, directo, rápido, como la vida y verdaderamente hermoso, es un placer amigo, un abrazo, me ha gustado mucho.

Gracias Manuel, siempre aprecio tus notas.

Un abrazo.
Ignacio

Hallie Hernández Alfaro escribió:Dos poemas infinitamente juntos, Ignacio. La elegancia , la belleza y la pulcritud se extrapolan en cada instante versal.

Un lujo celebrar tus buenas letras; gracias por compartir.

Gracias Hallie, aprecio tu nota y la agradezco.

Un abrazo.
Ignacio