El barco del terror
Publicado: Mar, 03 Feb 2015 23:08
El barco del terror
- Las cosas que más tememos ya nos han ocurrido en la vida. -Robin Williams<o></o>
¡Oh! Desalmada sangre que hierves en el invierno,
Latido que se arrulló en la sombra dormida.
El barco del terror, va hacia las cuevas.
Existe la exaltación de la balada utópica
el río de Aqueronte y su barca monstruosa.
La muerte bebe de su cicuta mas pura,
alto alto viento en el profundo abismo.
Llamas queman la casa maldita, el barco, la sombra,
desde el infierno vienen las almas,
los dedos destrozados en el timón del barco.
¡ Oh! Piedad de rosas fulgorosas en el crepúsculo.,
La guerra arrasa con todos los cadáveres.
Perpetua espina que se clava en el fénix.
dormida paz de las catacumbas,
sonido que amenaza a la paz hambruna.
Desde el otro mundo vendrán a buscarme,
las rosas y el aullido mínimo de las momias.
El reloj de la vida pende en un abismo, tendiente,
la ciudad está llena de seres y de niebla.
Hoy la muerte viene a buscarme, a mi, al estallido,
dolientes pasos enumeran el cadalso y los números.
Altas, altas llamas y un horizonte ilimitado muere,
como mueren las lunas y los soles,
decrepitud que quema el llanto del niño dormido
allá en la sangre sedienta de las cosas.
- Las cosas que más tememos ya nos han ocurrido en la vida. -Robin Williams<o></o>
¡Oh! Desalmada sangre que hierves en el invierno,
Latido que se arrulló en la sombra dormida.
El barco del terror, va hacia las cuevas.
Existe la exaltación de la balada utópica
el río de Aqueronte y su barca monstruosa.
La muerte bebe de su cicuta mas pura,
alto alto viento en el profundo abismo.
Llamas queman la casa maldita, el barco, la sombra,
desde el infierno vienen las almas,
los dedos destrozados en el timón del barco.
¡ Oh! Piedad de rosas fulgorosas en el crepúsculo.,
La guerra arrasa con todos los cadáveres.
Perpetua espina que se clava en el fénix.
dormida paz de las catacumbas,
sonido que amenaza a la paz hambruna.
Desde el otro mundo vendrán a buscarme,
las rosas y el aullido mínimo de las momias.
El reloj de la vida pende en un abismo, tendiente,
la ciudad está llena de seres y de niebla.
Hoy la muerte viene a buscarme, a mi, al estallido,
dolientes pasos enumeran el cadalso y los números.
Altas, altas llamas y un horizonte ilimitado muere,
como mueren las lunas y los soles,
decrepitud que quema el llanto del niño dormido
allá en la sangre sedienta de las cosas.