Editorial Alaire

Habita el fantasma el cuarto antiguo,
es su hogar y nada podrá sacarlo
de la lobreguez.
Cuando llega la luz, se refugia
en el closet cargado de ropa, carteras,
zapatos, un árbol de Navidad
y cosas inservibles.
Comparte la habitación con los vivientes,
observa sus movimientos, escucha
las conversaciones y ríe del comportamiento
humano en privacidad.
Cada noche abandona su refugio, se sienta
en el borde de la cama y se deleita con
los ronquidos de los durmientes.
Flota sobre ellos, permanece inmóvil
hasta la conversación de los gallos.
Deja de levitar y se dirige
a recorrer la casa provocando el nerviosismo
del perro, el bufido del gato y la caída estruendosa
de cualquier objeto.
Otro amanecer lo sorprende.

Ernesto Ravelo escribió:Habita el fantasma el cuarto antiguo,
es su hogar y nada podrá sacarlo
de la lobreguez.
Cuando llega la luz, se refugia
en el closet cargado de ropa, carteras,
zapatos, un árbol de Navidad
y cosas inservibles.
Comparte la habitación con los vivientes,
observa sus movimientos, escucha
las conversaciones y ríe del comportamiento
humano en privacidad.
Cada noche abandona su refugio, se sienta
en el borde de la cama y se deleita con
los ronquidos de los durmientes.
Flota sobre ellos, permanece inmóvil
hasta la conversación de los gallos.
Deja de levitar y se dirige
a recorrer la casa provocando el nerviosismo
del perro, el bufido del gato y la caída estruendosa
de cualquier objeto.
Otro amanecer lo sorprende.

El fantasma vive en la vieja casa, pero dónde están los vivos? Tu poema me recordó muchos cuentos de mi niñez. Es una buena y fantástica descripción muy arraigada a la cultura popular, sobretodo en las islas ( no me preguntes por qué), y en las regiones de clima nebuloso. Quizá en la cultura global del mundo antiguo. Me gusta tu variedad de temas. ERA

Ernesto, placer de seguir ese recorrido fantasmal, de la mano de tu pluma prodigiosa.

Un gran abrazo. Mitsy

Interesante propuesta contra la costumbre, y cotidianidad que anquilosa nuestras vidas.

Todo un placer de lectura.

Un abrazo

Qué buen poema, Ernesto. Las imágenes ascienden pulcras, ingeniosas, certeras.
Celebro haberte leído.

Salud y felicidad.

E. R. Aristy escribió:

Ernesto Ravelo escribió:Habita el fantasma el cuarto antiguo,
es su hogar y nada podrá sacarlo
de la lobreguez.
Cuando llega la luz, se refugia
en el closet cargado de ropa, carteras,
zapatos, un árbol de Navidad
y cosas inservibles.
Comparte la habitación con los vivientes,
observa sus movimientos, escucha
las conversaciones y ríe del comportamiento
humano en privacidad.
Cada noche abandona su refugio, se sienta
en el borde de la cama y se deleita con
los ronquidos de los durmientes.
Flota sobre ellos, permanece inmóvil
hasta la conversación de los gallos.
Deja de levitar y se dirige
a recorrer la casa provocando el nerviosismo
del perro, el bufido del gato y la caída estruendosa
de cualquier objeto.
Otro amanecer lo sorprende.

El fantasma vive en la vieja casa, pero dónde están los vivos? Tu poema me recordó muchos cuentos de mi niñez. Es una buena y fantástica descripción muy arraigada a la cultura popular, sobretodo en las islas ( no me preguntes por qué), y en las regiones de clima nebuloso. Quizá en la cultura global del mundo antiguo. Me gusta tu variedad de temas. ERA

Gracias por tu siempre bello e inteligente comentario que aprecio mucho.
Te deseo lo mejor

Mitsy Grey escribió:Ernesto, placer de seguir ese recorrido fantasmal, de la mano de tu pluma prodigiosa.

Un gran abrazo. Mitsy

Gracias estimada Mitsy por recorrer el misterioso sendero de lo etéreo.
Te deseo lo mejor