Editorial Alaire

Macedonio Tracel escribió:.

Intenciones

Es momento para mi optimismo programado.
Para sentir que el óxido no me exime aún de sembrar,
en mi caso, de ofrecer sed y clavos. Como se diga,
dispondré aquí algunas ligeras palpitaciones planetarias
que informarán que sigue mi interés sobre la casuística
del hábito que me precede. Todavía me ilusiona
conformarme, clausurar alguna vez este tamiz de mirar
pues mis bolsillos desde ello han sido irreparables,
y es verdad, no alcancé jamás a formar mis callos,
no pude conseguir nunca las cuotas donde atrapar,
tan solo sea, un viso del contagio donde la piel existe.
Al momento de insolarme, y la edad para eso es buena,
intenté salir por el riñón a un plexo de mis gestos.
En otro pliegue insistir hubiera sido como enmendarme
y ya no quiero para mí eso, mi método ya nunca dejará
de ser un charco. Podría, algo de estudio mediante,
empujar fuera hasta las últimas gotas y oler, hociquear,
como se diga, restaurar algo que me salió de atravesar
el cansancio, considerar que ayudé a recrear en el aire
el despliegue inmerecido de la ternura. La voz baja y las
buenas costumbres, las urgencias finales no me han servido.
Siempre llega el día de los parcos y es como los que van
de contramano, por ahí uno camina, las valijas rotas,
los jirones a cuestas. Nada que se deba a la tristeza.
Uno solo piensa en los gestos desoídos, en distancias
que nacieron ya arrasadas y entonces de nuevo, justo
antes de amanecer la ilusión asalta y arma su feroz desamparo,
una bandera sola ondea donde comenzar valía la pena y aguantar
y estremecer los ojos y arquearse y morirse del dolor que da subirse
fe a la espalda, brilla como la línea de la costa cuando abraza el río.





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Manuel Alonso escribió:Es muy bello Macedonio, y me ha entusiasmado el final. Un placer, amigo y un abrazo.