Editorial Alaire

La Tramontana:




Dueña del mar en Menorca o l’Empordà;
hasta Josep Plà le concedió una oda.
Todo árbol tiene un gemido mágico,
si la veleta señala el ártico.
No nos deja pálidos la señora;
sin ella escuece la calma, y se añora.
Arde la sangre, colorea la aurora,
desde Los Alpes llega a cualquier hora.

Posee el temor -y amparo- de la verdad,
de noches sin luna, y la necesidad
de llegar a buen puerto sin tormento.
El ocaso dará paso a más viento
sin descanso. El eco del lamento
de nuestro vendaval sopla sin piedad.


¡Salud y buen viento!

Francesc.

Hermoso poema, la Tramontana, ese viento que conozco muy bien, pues tuve un apartamento de Gerona, en Estartit, y allí era muy frecuente que te envolviera con su túnica blanca del Mediterráneo. Me ha gustado mucho y la fotografía también. Un placer, amigo Alessandro y un abrazo.

La gran dama tiene hermosura en tu poema. Un placer
Besos
Pilar

Posee el temor -y amparo- de la verdad,
de noches sin luna, y la necesidad
de llegar a buen puerto sin tormento

hermoso gracias

Bello poema, Francesc. Me gustó disfrutarlo.

Un abrazo.

Manuel, Pilar, curra, Raul...:

Un placer compartir, como siempre.

Explicar que la Tramontana es un viento muy conocido en el Mediterráneo (la isla de Menorca, con sus enormes particularidades, la sufre y disfruta mucho), condicionando -sobretodo antaño- la vida de la gente. La población la tiene siempre presente, ya que los temporales son muy pronunciados y pueden ocasionar muchos problemas en los pueblos de pescadores costeros y su gente de mar.


Francesc.

Francesc, desde mi mediterráneo, saludos.
Sé qué siento cuando nombran mi mar.

Maravilloso poema, bien podría ser dedicado a la gran dama Concha. Te felicito Francesc. ERA